Barcelona ha celebrado este martes el acto de homenaje a las víctimas del atentado yihadista de la Rambla coincidiendo con el cuarto aniversario. El acto, breve, sobrio y sin parlamentos, ha comenzado con el Cant dels Ocells y un minuto de silencio en el Pla de l’Os, donde la tarde del 17 de agosto de 2017 se detuvo la furgoneta tras el atropello masivo, que causó la muerte a 15 personas. La misma célula terrorista provocó una decimosexta víctima esa misma noche en Cambrils (Tarragona).
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Las familias de las víctimas han sido las protagonistas de la ceremonia, depositando claveles blancos y ramos de flores en tres cilindros. A continuación lo han hecho las autoridades, con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, al frente.
También han asistido la presidenta del Parlament, Laura Borràs; la del Congreso, Meritxell Batet, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y la Delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera. Entre los asistentes, también concejales de los grupos municipales del consistorio, consejeros de la Generalitat (los titulares de Interior y Salud, Joan Ignasi Helena y Josep Maria Argimon), representantes de los partidos políticos, y de los cuerpos de seguridad y emergencias.
A primera hora, la alcaldesa ha cuestionado la atención que el Gobierno español y la Generalitat han prestado a las víctimas y ha manifestado que “la administración debe hacer autocrítica, porque podría hacer mucho más”. La crítica llega tras la alerta realizada ayer por la Unidad de Atención y Valoración de Afectados por Terrorismo (UAVAT), que reveló que el 80% de las víctimas del 17-A no ha recibido atención. “Las víctimas explican situación de atención poco humana, muchas cosas se podrían hacer mejor”, ha declarado la edil en RAC1.
El padre de una de las víctimas, Javier Martínez, ha lamentado tras el acto que para las familias de las víctimas el aniversario “cada año es más duro, porque la investigación no ha terminado y la atención a las familias en los atentados deja mucho que desear”. “Las víctimas de los atentados compartimos el dolor, una cosa muy dura que la gente no quiere, tampoco lo queríamos nosotros, por esto hay que investigar bien para que no vuelva a ocurrir, y no se trata de dinero sino de dolor”, ha asegurado.
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