En un escenario de cambios constantes del cuadro sanitario, hacer previsiones se ha convertido en un agotador ejercicio de adaptación. El último retoque ha llegado este miércoles, con los expertos de BBVA Research imbuidos de un optimismo mayor al de hace tres meses. En la nueva edición de su informe Situación España elevan la previsión de crecimiento para España un punto del PIB este año, hasta el 6,5%, y la mantienen en el 7% el próximo, exactamente las mismas métricas que maneja el Gobierno. Ambos rebasan así las expectativas de Bruselas, más conservadora en su análisis, que cifra los avances en el 6,2% en 2021 y el 6,3% en 2022.
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Según el texto, sin embargo, los riesgos no han desaparecido: la recuperación del turismo extranjero es clave, y está en entredicho por las restricciones asociadas a la nueva variante delta, la inflación aumenta por la subida del precio de la energía, forzando a los bancos centrales a replantearse su política de estímulos —aunque el documento cree que la subida de precios es temporal—, el déficit y la deuda seguirán altos, y las reformas a emprender son difusas. “Sin reformas ambiciosas, que permanezcan en el tiempo, la mayor parte del crecimiento será temporal”, alerta.
El servicio de estudios del segundo mayor banco español auguraba para el primer trimestre una caída de nueve décimas del PIB, pero al final la economía resistió mejor de lo esperado, y fueron solo cuatro. Ese desfase es el primer factor que explica la revisión de los pronósticos. Y lo asocian sobre todo a la sorpresa al alza de las exportaciones en febrero y marzo, aunque también se comportó mejor el consumo de las familias y la inversión en maquinaria y bienes de equipo. Al otro lado de la balanza, los datos más negativos en la construcción, el estancamiento del consumo público y la menor llegada de turistas extranjeros no fue suficiente para contrarrestarlo.
Otro punto con el que BBVA Research justifica un 2021 más favorable para España es la evolución del segundo trimestre, cuando por fin debería haber arrancado la ansiada recuperación, tantas veces pospuesta. Aunque los datos oficiales para este periodo no se conocerán hasta el 30 de julio, los economistas de la entidad ven ahora más motivos para creer en un mayor repunte, que sitúan en una franja de entre el 2,3% y el 3,3%. Basan su razonamiento en varios argumentos: la cuarta ola tuvo un pico más bajo y duró menos; la tasa de ahorro no descendió como se esperaba, con lo que queda dinero guardado por desembalsar; el consumo privado creció particularmente en los servicios gracias a la flexibilización de las restricciones y la recuperación fue intensa en la restauración y el turismo nacional. Para Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, la campaña de vacunación y las lecciones interiorizadas han cambiado el panorama. “El impacto de las distintas olas ha ido reduciéndose a medida que las sociedades hemos aprendido a convivir con el virus”, sostiene.
Más gasto con tarjeta
El aumento en el consumo y la mejora del empleo ya se están dejando notar en los datos de gasto con tarjeta de crédito españolas que maneja el BBVA, lo que ha beneficiado particularmente a bares y restaurantes, hoteles, servicios de transporte y ocio. En el caso de las tarjetas extranjeras, los números no son tan boyantes, y en el segundo trimestre su gasto todavía representaba la mitad que en ese mismo periodo de 2019, aunque ha aumentado. Otro de los componentes que está tirando del carro es la inversión en maquinaria y bienes de equipo, que puede ser uno de los primeros en recuperar sus niveles precrisis, por la mejora del contexto internacional, las expectativas de expansión y la matriculación de vehículos.
Con el ecuador de 2021 ya superado, las miradas no solo se dirigen hacia una mejora este año, sino a una recuperación sostenida. Y en 2022, el impulso de España debería ser aún mayor si las predicciones de BBVA Research se cumplen. Con la pandemia ya supuestamente controlada, será el momento de que el ahorro embalsado por las familias fluya al consumo con fuerza —calculan que hay una bolsa acumulada de 68.000 millones de euros—, un entorno internacional más favorable alimente las exportaciones —el PIB global crecerá el 6,3% en 2021 y el 4,7% en 2022— y la llegada de los fondos europeos, superados ya los trámites burocráticos y políticos para su entrega, inyecte miles de millones a empresas y trabajadores. Aunque el servicio de estudios advierte: la rapidez y eficacia en la ejecución del dinero comunitario puede marcar la diferencia. Y hay nubarrones en ese ámbito: “Las metas de implementación parecen poco creíbles y no se dispone de un calendario claro, detallado y accesible que dé certidumbre sobre cómo aprovechar el Plan. Lo que más preocupa es la imprecisión e incertidumbre respecto a las reformas a acometer en los próximos años”.
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