KABUL, Afganistán – Sohail Ahmadi tenía escasamente 40 días cuando se separó de sus padres en medio del caos de las evacuaciones en el aeropuerto de Kabul, pero una campaña en las redes sociales logró que casi cinco meses después el pequeño haya podido regresar a casa, trasladando ahora la pena a la pareja que lo acogió.
Cuando el pasado 15 de agosto los talibanes tomaron de nuevo el control de Afganistán tras dos décadas de guerra, una multitud corrió desesperada al aeropuerto de Kabul para tratar de huir del país, temerosos de las posibles represalias de los fundamentalistas.
Con Sohail en brazos, sus padres formaban parte de esas miles de personas que abarrotaron el aeropuerto, tratando de subirse a uno de los aviones habilitados por la comunidad internacional para evacuar a sus nacionales y colaboradores en el país.
EL PEQUEÑO FUE DEJADO EN LOS BRAZOS DE UN SOLDADO DE EEUU EN EL AEROPUERTO
Se produjeron estampidas, forcejeos, días de espera en colas interminables bajo altas temperaturas para poder atravesar los estrechos y atascados accesos a la zona militar del aeropuerto, donde se encontraban las aeronaves.
Incapaces de avanzar, los padres entregaron a Sohail a un soldado extranjero al otro lado muro, seguros de que se reunirían con él en cuanto lograran entrar, pero no fue así. El que encontró al bebé, perdido y con signos de insolación, fue el taxista Hamid Safi.
“El niño estaba tirado en el suelo en muy malas condiciones”, narró a Efe Safi, que había acudido ese mismo día al aeropuerto con su hermano, empleado en la embajada estadounidense, pero que decidió finalmente volver a casa con el pequeño en vez de abandonar el país.
“Traté de encontrar a sus padres o a algún familiar, pero no pude, así que como padre no podía dejar a un niño con ese calor y en esa situación, me negué a ir a Estados Unidos a pesar de que mi hermano insistió”, relató.
Durante los últimos meses, el niño se convirtió en uno más de sus hijos, cuenta el joven taxista, que recuerda haber hallado al pequeño enfermo y débil después de horas de llanto.
“Cuidé al bebé durante cinco meses mejor que a mis propios hijos y varias veces lo llevé al médico para chequeos”, continuó.
Tiene una sola pista y miles quieren huir de los talibanes en medio de ataques y amenazas.
Una foto del pequeño en su cuenta de Facebook era su mejor plan para encontrar a los padres o parientes de Sohail, una idea que tardó en dar sus frutos, lo suficiente para que Safi y su familia se encariñaran con el bebé.
Hasta que un día recibió finalmente un mensaje con el número del padre de Sohail, iniciándose el proceso de despedida. Aunque cuando el joven taxista pudo hablar al fin con los padres del niño, refugiados en Estados Unidos, ya habían pasado tres meses.
Tras la mediación de un funcionario del gobierno talibán, el pequeño de ahora casi siete meses se encuentra con los abuelos del niño en Kabul, a la espera de reunirse con sus padres.
Al momento se desconoce si hay lesionados o las circunstancias que rodearon la explosión.
“Para mí fue difícil porque suponía perder al niño, pero había una realidad muy distinta, tenía padre y madre, tenía que estar con ellos”, explicó el taxista, que ya ha visitado al pequeño en tres ocasiones desde que lo entregó a sus abuelos.
“Lo quiero tanto (…) dejar al niño con su abuelo fue uno de los momentos más difíciles de mi vida, ni siquiera cuando murió mi madre lloré tanto como por este niño”, agregó Safi.
Mirza Mohammad Qasim Razawi, el abuelo de Sohail, rememoró a Efe aquel día fatídico en el aeropuerto en el que su nieto desapareció.
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“Le dieron el niño a un soldado estadounidense pero al entrar al aeropuerto no lo encontraron. Mi hijo buscó allí durante tres días, pero no pudo encontrar a su bebé”, por lo que pensaron que quizá había partido ya en uno de los vuelos, contó Razawi.
Los padres se embarcaron entonces hacia Estados Unidos, con la esperanza de que al llegar encontrarían al pequeño, pero ni rastro.
“Mi hijo y mi nuera partieron a Estados Unidos con el corazón roto”, aseguró.
El reencuentro parece ahora más próximo. El abuelo está a la espera de que su nieto, con la mediación del Departamento de Estado y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), pueda abandonar Kabul y reunirse al fin con sus padres en Estados Unidos.
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