“Soy flores que se convierten en jardines. Puedo ser una montaña bajo el agua, o un bosque (…) Soy necesario. Soy la fuente de vida de la selva que hay sobre mí”. La voz en off de Camila Jaber —que en 2020 logró el récord nacional en apnea sin aletas con una marca de 58 metros— describe durante poco más de dos minutos la belleza y fragilidad de varios de los miles de cenotes de la península de Yucatán y Riviera Maya mientras bucea. A sus 25 años, esta joven criada en Quintana Roo ha hecho de esta disciplina deportiva una forma de vida y de expresión artística para advertir de las amenazas a las que se enfrenta el medio acuático, que ahora la ha valido el primer premio en la segunda edición del certamen #CreateCOP26, por la pieza audiovisual I am Cenote (Soy Cenote). Una distinción que está dotada con un premio de 10.000 dólares, unos 8.600 euros. “El arte se presenta como una manera de cuestionarnos cómo vivimos en el mundo”, reflexiona al otro lado del teléfono. Despertar conciencias, introducir a jóvenes creadores en el circuito artístico y alertar sobre la la emergencia climática son los principales objetivos del certamen impulsado por la agencia creativa Art Partner con apoyo de la UNESCO. Un galardón con convocatoria abierta a cualquier creativo, entre los 14 y 30 años, que presente trabajos que creen conversaciones alrededor de la urgencia de la acción climática y que tiene lugar casi en paralelo a la Cumbre del Clima, que este año se celebrará en Glasgow a partir del 31 de octubre.
En el caso de los pozos naturales en los que bucea Jaber, las sustancias químicas y los fertilizantes constituyen los principales contaminantes, pero también la presión turística de la zona y la basura. Una degradación a la que ha asistido personalmente. “Es un secreto a voces. Cenotes donde yo podía bucear y ahora te metes y te da una infección terrible porque están llenos de aguas residuales”, sostiene. Por este motivo, su intención con el vídeo, grabado en 2019 y en el que luce un vestido mexicano bordado que le regaló su abuela, es compartir el encanto de estos espacios “especiales, sagrados”, pero sin que en la parte estética “se pierda el mensaje de que el agua es algo más que un recurso y debemos replantearnos nuestra relación con ella”. “Si le damos prioridad, enfrentaremos el problema y evitaremos las consecuencias del estrés hídrico en el futuro”.
Empujada por la fuerza del movimiento Fridays for future y con la inquietud de ayudar a entrar en el circuito artístico a jóvenes creadores de cualquier parte del mundo y condición, Amber Olson Testino, esposa de Giovanni Testino, impulsó en 2019 #CreateCOP25, la primera edición del certamen. “Veíamos a nuestra hijas que venían de las manifestaciones y pensé que era erróneo que lo hicieran solas”, explica Olson Testino, al frente, junto con su marido Giovanni Testino —hermano del fotógrafo Mario Testino— de Art Partner, una de las agencias creativas más relevantes del sector de la moda. Al hilo de la conversación, Giovanni Testino apunta que, en lo que respecta a dicha industria se ha hecho mucho “en el último año y medio porque el consumidor ha entendido que esto es una necesidad”. “Es necesario hacer presión de forma individual, eso será lo que realmente va a impulsar el cambio”, señala.
#CreateCOP26 se abre a todo tipo de expresiones artísticas, desde el lenguaje audiovisual, la palabra hablada y la performance hasta los diseños de moda. El proyecto textil sostenible Pure water de Hikima Mahamuda, una diseñadora autodidacta de 30 años, ha sido galardonado con un segundo premio. En Ghana, el agua envasada constituye la principal fuente contaminación con plástico, por lo que Mahamuda ha desarrollado impermeables fabricados con este tipo de envase con un doble fin: por un lado, “compartir su propia forma de reducir el consumo de plástico” en su ciudad, Tamale. Por otro, “despertar conciencias” frente al cambio climático. Haberse hecho con el segundo puesto —valorado en 5.000 dólares, unos 4.300 euros— le ayudará a conseguir su sueño de cursar una “educación superior en diseño de moda”, y expandir su trabajo y la marca de moda que fundó en 2018.
Con la industria de la moda una de las más contaminantes del planeta, según datos de la ONU, iniciativas como la de Mahamuda son imprescindibles para abrir caminos hacia modelos de producción más respetuosos y pasar de un sistema lineal como el actual, a uno circular. Así lo cree Marina Testino, modelo, activista medioambiental vinculada al sector y miembro del jurado. “Tomar un producto de desecho y darle una nueva vida significa mantener los materiales en uso por más tiempo, pero también evita generar más huella”, apunta, en referencia a la iniciativa de la ghanesa. Aunque piensa, como su padre, Giovanni Testino, que en los últimos años ha habido grandes avances en la industria, cree que urge una mayor transparencia. “Así como la industria alimentaria tiene la obligación de compartir lo que hay en los alimentos porque puede afectar a nuestros cuerpos, otras industrias deberían tener la obligación de compartir el impacto que nuestra ropa, automóviles o de cualquier otra cosa, porque todo que consumimos tiene un efecto, una huella”, defiende.
“Personalmente, valoro la originalidad para interpelar la realidad. Cómo de fuertes son los mensajes sobre la emergencia climática y qué recursos artísticos se utilizan para comunicarla y, sobre todo, también valoro mucho si la obra de arte guarda reservado un lugar para la esperanza. Considero que, si bien vivimos una crisis climática, aún estamos a tiempo de corregir lo que hemos roto y ese apartado de optimismo me gusta verlo contemplado en las obras”, explica Lidia Arthur Brito, directora de la oficina regional de Ciencia la UNESCO para América Latina y el Caribe y miembro del jurado. Los trabajos, también los de otros 20 candidatos que han logrado una mención de honor, se expondrán en la galería virtual de Art Partner hasta el 12 de noviembre y en su cuenta de Instagram.
Además de otro segundo galardón para la pieza de cine experimental sobre el endurecimiento de las condiciones climáticas, Should We Start Fixing Now?, del filipino Breech Asher Harani, el jurado ha otorgado otros seis terceros premios —valorados en 2.000 dólares (alrededor de 1.700 euros)— a propuestas tan diversas como piezas textiles creadas a partir de técnicas ancestrales (From de ground up, de Oscar Crabb) y un proyecto fotográfico sobre los estragos en ríos y lagos de Irán de décadas de sequía (Hope in the rain, de Mehrdad Vahed Yousefabad).
Desde que se abrió la convocatoria el pasado 20 de julio de este año, y a lo largo de dos meses, la agencia —entre cuyos clientes se encuentran firmas como Gucci, Apple y Valentino y que representa a fotógrafos como Mert & Marcus o Mario Sorrenti— ha recibido miles de propuestas de candidatos de 54 países y de todos los continentes. Han sido valoradas por un jurado en el que además de Lidia Brito estaban el fotógrafo estadounidense Tyler Mitchell, la artista china Han Feng o el comisario de arte Matt Williams. La heterogeneidad del palmarés y los candidatos da cuenta de la dimensión global de un problema que amenaza a todas las latitudes, pero que no afecta por igual a todos.