El aceite de abedul es uno de los grandes descubrimientos a nivel de cosmética. De venta en grandes superficies es un básico que no debemos dejar escapar. Lidl o Mercadona lo tienen entre sus productos estrella y no es para menos a juzgar por sus propiedades asombrosas. El abedul o el ‘árbol de la vida’ es un ingrediente natural que puedes incluir en tus rutinas de belleza diarias. Digno de los dioses que le dieron forma y objeto de grandes leyendas, es capaz de conseguir buenos resultados en un tiempo récord.
El aceite de abedul es un básico indispensable
- Hidrata y calma la piel de una forma extraordinaria. Muchas marcas de cosmética sustituyen el agua por el aceite de abedul. Además de sus propiedades naturales ofrece una manera de calmar la piel y de hidratarla. En esos periodos en los que no tenemos acceso a un buen hidratante o notamos la piel seca por efecto del sol o del frío, será un buen aliado.
- La celulitis tiene los días contados. Gracias a este aceite de abedul aplicado con movimientos circulares conseguiremos unas piernas perfectas. Es importante ser muy constante en su aplicación y no dejar de utilizarlo siempre que se pueda. Aplicarlo de forma directa después de una exfoliación natural supondrá el final de la celulitis.
- Combate la caída del cabello. En esos momentos en los que sufrimos una caída excesiva de cabello, el estrés y los nervios pueden hace de las suyas, el aceite de abedul lo reforzará. Aplicarlo después de un buen lavado puede acabar siendo esencial. De esta manera podremos emplear un producto natural que se ha usado durante décadas.
- Los eccemas o las heridas se curarán más rápidamente. Los baños que aceite de abedul se vienen realizando como remedio natural a problemas de la piel, como eccemas o heridas. Una forma de usar este aceite reforzando la cicatrización de la dermis. Un relajante baño no nos irá nada mal de vez en cuando. Es un ingrediente que elimina bacterias y hongos, evitando posibles infecciones.
También se usa de forma medicinal, en algunos dolores o infecciones. Como todo complemento en este caso es mejor consultar a un especialista. Más allá de la parte externa, la interna necesitará una supervisión distinta.