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Es la pareja de baile de la Liga. Vinicius y Benzema, Benzema y Vinicius. Se buscan y se encuentran hasta cuando parecen no estar, como en Vallecas. Pero les basta un resquicio para emparentar. Así fue cuando el partido ya se cerraba con empate y el capitán madridista mandó a la lona al Rayo, firme y bizarro hasta entonces, bien sostenido por el ágil Luca Zidane y amenazante ante el sólido Courtois. Al líder le brillan más los resultados que el juego, pero vuela en la Liga, donde se las apaña en Chamartín o en Vallecas, sea por la vía que sea hasta dar con Vinicius o Benzema.
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Luca Zidane, Fran Garcia, Balliu, Catena, Mario Suárez, Álvaro García (Mamadou, min. 84), Trejo (Nteka, min. 84), Comesaña, Óscar Valentín (Pathé Ciss, min. 64), Bebé (Isi, min. 72) y Sergi Guardiola (Falcao, min. 72)
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Courtois, Dani Carvajal, Eder Militao, Ferland Mendy, Nacho, Kroos, Casemiro (Federico Valverde, min. 60), Modric (Dani Ceballos, min. 87), Marco Asensio (Rodrygo, min. 79), Vinicius Junior (Camavinga, min. 87) y Benzema
Goles 0-1 min. 82: Benzema.
Árbitro Isidro Díaz de Mera Escuderos
Tarjetas amarillas Óscar Valentín (min. 41), Trejo (min. 55), Casemiro (min. 57), Ferland Mendy (min. 62), Balliu (min. 64), Bebé (min. 71), Catena (min. 78) y Dani Ceballos (min. 95)
Vallecas es un escenario minado, siempre en combustión, ya sea en el desafío constante entre la hinchada y la dirigencia del club como en el reto meramente futbolero. El orgullo barrial, donde ni siquiera hay quien se achante si el rival es el vecino creso de la capital, el líder. Pronto le hizo saber el Rayo al Madrid que la tarde le resultaría ulcerosa. Así fue. Cada disputa, un asalto. Cada asalto, una disputa. No era un partido para los archivos del tesoro del fútbol, pero en Vallecas todo era vértigo, unos y otros iban en patines. En este admirable Rayo, todos se imponen por encima de lo que valen. Lo mismo da que el equipo se haya gripado en las últimas semanas. No especula el cuadro de Iraola, que ni siquiera aceptó negociar un empate con el líder en estos tiempos de zozobra. El pequeño gran Rayo se honra a sí mismo.
De entrada, nadie espabiló más que Asensio, futbolista cada vez con más remangue. Enfrente, Luca Zidane, para que para. Avisaba Asensio y amenazaba Sergi Guardiola, pletórico en el juego aéreo. Pero nadie tenía un respiro, un partido a toda pastilla, lo que a veces llevaba a todos a jugar a una marcha superior. Como consecuencia, muchas pifias en los pases, mucho descontrol. A toda mecha resultaba errático Casemiro, relevado a la hora por Valverde. Y lo pagaba Vinicius, fuera de foco, muy gripado hasta la traca final. Esta vez, sin cintura para el desborde, sin piernas para el regate. Y tampoco fue la tarde de Trejo, pieza orbital para los de Iraola, un jugador ilustrado que encuentra refugio en la pelota, pero al que no le van las prisas.
Muchos arrebatos
Ya las tiene Asensio, que hace unas jornadas que dio un golpe de pecho. Hoy se activa como nunca, se ofrece, pide paso y remata. Un disparo de su marca, con su especializada comba, lo desvió Zidane con un estupendo vuelo. Tan raudo iba todo que Vallecas se le quedaba más que pequeño a gente como Modric y Kroos, muchas veces espectadores como si de un partido de tenis se tratase. Con todo, nunca se arrugó el croata, que hasta en retos pedestres se muestra con un entusiasmo juvenil.
Con más volumen que juego, el encuentro siempre estuvo abierto de par en par. Se esforzaba Zidane y era intimidado Courtois, como en un cabezazo de Mario Suárez y tras un doble remate de Trejo y Álvaro García. Un duelo con más arrebatos que luces, con el jabato Militão de lanzadera visitante en un campo en el que tanto cuesta ser ancho como profundo. Un escenario que requiere clínica precisión. Como la Benzema, que encontró una ranura en la zaga local. Vinicius, en su único solo de la jornada, le devolvió la gracia y embocó el francés. Es la sociedad de la Liga, incluso en partidos sombríos como el de ambos en Vallecas. Su puntualidad dispara al líder, en las buenas y en las malas.
El Rayo, por su parte, no encontró consuelo en el eterno Falcao. Su muchachada ya estaba sin depósito cuando irrumpió el colombiano. El choque exigió de lo lindo a todos. Cumplió el Rayo y el Madrid supo tirar de pico y pala. Hay jornadas que no dan para más y a los campeones también se les mide en partidos con tanto hueso.
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