Una bala perdida salida de un arma fantasma -aquellas sin número de serie, ensambladas a partir de elementos a veces comprados en Internet- acabó el viernes pasado con la vida de una chica de 16 años que volvía a casa desde el instituto. Sucedió en el Bronx, en Nueva York, pero la circulación de este tipo de armamento ha aumentado de tal manera en las calles de EE UU que este lunes el presidente Joe Biden ha anunciado medidas para restringir el acceso a las mismas.
En nombre del “sentido común”, subrayó el mandatario en un acto en la Casa Blanca ante un grupo de familiares de víctimas de armas de fuego, se impone una regulación más estricta de este tipo de armamento, cuyo uso se ha multiplicado por diez en los últimos cinco años. En parecidos términos se ha manifestado Eric Adams, alcalde de Nueva York, que vive una oleada de violencia armada en las calles desde la pandemia y que se recrudeció especialmente el pasado enero. Adams y Biden tuvieron oportunidad de compartir su estrategia para poner freno a la sangría a finales de ese mes, cuando el presidente de EE UU visitó la Gran Manzana para alentar un plan de acción contra la inseguridad callejera.
Biden, que en todo momento se ha mostrado partidario de la Segunda Enmienda -la que consagra el derecho a portar armas-, criticó no obstante el radicalismo del lobby armamentista, encarnado en la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que ha calificado el intento de regulación de “extremo”. “¿Es extremo proteger a la policía? ¿Proteger a nuestros hijos?… No es extremo, es sentido común”, dijo el mandatario, que manipuló ante las cámaras las piezas de una de estas armas para demostrar lo fácil que es montarla. “Miren, la idea de que alguien en una lista de terroristas pueda comprar una de estas armas, ¿es extrema? No, es puro sentido común”, concluyó.
La respuesta a la inseguridad ciudadana va camino de convertirse en otra baza -la principal es el combate de la inflación- de cara a las elecciones de medio mandato, el próximo noviembre. Los republicanos reprochan a Biden su falta de firmeza en la represión de la delincuencia, aunque el presidente lleva semanas haciendo guiños a las fuerzas del orden (el primero es su apoyo explícito al aumento de la financiación de la policía, en contra de la tendencia del ala más radical del partido demócrata, partidaria de retirarle fondos).
El decreto anunciado este lunes por Biden consiste en someter a los mismos requisitos que a las convencionales a las armas fuego ensambladas a partir de piezas sueltas. Quienes revendan los kits de componentes deben verificar los antecedentes de los potenciales comprados o incluir un número de serie en las piezas, incluidas aquellas que pueden imprimirse en 3D, una técnica cada vez más común en este tipo de arsenales. La nueva norma, no obstante, no prevé prohibir los kits de piezas ni aumentar las penas para los delincuentes que utilicen este tipo de armamento.
Entre enero de 2016 y diciembre de 2021, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, en sus siglas inglesas) solo pudo rastrear al propietario de un arma fantasma en el 0,98% de los casos, sobre todo en investigaciones sobre asesinatos e intentos de homicidio. Según la organización Gun Violence Archive, más de 11.700 personas han muerto por arma de fuego desde principios de año en el país, suicidios incluidos. En 2021 fueron 45.000, de ahí que la Casa Blanca califique este fenómeno de epidemia.
El año pasado las fuerzas del orden recuperaron algo más de 20.000 armas fantasma durante la investigación de delitos, según datos de la ATF, diez veces más que en 2016.
Biden ha reiterado su llamamiento al Congreso para que prohíba la venta de rifles de asalto o adopte un sistema universal de verificación de antecedentes penales y psiquiátricos de los potenciales compradores, pero los poderes del Ejecutivo son limitados al margen del recurso a los decretos. Los republicanos se oponen a cualquier regulación.
Coincidiendo con el anuncio, la Administración de Biden anunció hoy la nominación del exfiscal Steve Dettelbach como director de la ATF, “nuestra agencia federal encargada de hacer cumplir la ley y de implementar una legislación de sentido común”, según explica el comunicado de la Casa Blanca. Dettelbach, partidario de prohibir las armas de asalto y por ello blanco de las críticas de la NRA, es el segundo candidato propuesto por Biden para el puesto, después de que el rechazo de los republicanos tumbase al primer candidato en septiembre. Si es confirmado por el Congreso, Dettelbach, que compareción en la Casa Blanca junto a Biden, será el primer director permanente de la agencia en siete años. Solo ha habido un director confirmado por el Senado en los últimos 16 años.
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