En su cuarta llamada telefónica desde el inicio de la ofensiva en Gaza, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha elevado este miércoles el tono ante el primer ministro Benjamín Netanyahu, a quien ha reclamado “una desescalada bélica significativa hoy mismo” entre Israel y las milicias de la Franja palestina, con vistas a alcanzar un alto el fuego tras 10 días de hostilidades. Al emplazamiento del mensaje de la Casa Blanca de la Casa Blanca, Netanyahu ha respondido sin inmutarse que está “determinado a continuar la operación hasta culminar el objetivo de restaurar la calma y la seguridad”.
Después de haber tratado de no involucrarse en un conflicto que pretendía dejar en segundo plano, Biden ha puesto límites a la campaña de bombardeos israelíes sobre Gaza en medio de nuevos esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional en favor de un cese de hostilidades. El presidente de EE UU ya trasladó este lunes a Netanyahu que era partidario de un alto el fuego entre las fuerzas israelíes y Hamás, sin exigir claramente que fuera inmediato.
En un comunicado difundido tras la conversación telefónica de este miércoles con Biden, el primer ministro israelí ha dicho agradecer el apoyo internacional recibido, y en particular el de Estados Unidos, “a favor del derecho a la autodefensa de Israel”, antes de insistir en que la ofensiva seguirá adelante. Tras una reunión con la cúpula militar en Tel Aviv, ha insistido en que las operaciones no se detendrán hasta que se recupere la estabilidad en la zona de Gaza. La ofensiva ha costado la vida hasta ahora al menos a 227 palestinos, entre ellos 64 niños, y a otras 12 personas, incluidos dos menores, en Israel.
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Netanyahu ya había descartado un alto el fuego inmediato en una comparecencia previa ante representantes diplomáticos en Tel Aviv. La ofensiva contra las milicias islamistas, reiteró el primer ministro, tiene como objetivo lograr un periodo de calma prolongado para la población israelí, aunque sin intensificarla hasta llegar a una “conflagración” en forma de intervención terrestre en Gaza, según revelaron fuentes diplomáticas occidentales presentes en la reunión. “Otras operaciones anteriores duraron más, así que ahora no podemos poner un plazo”, alegó el primer ministro.
La estrategia marcada por Israel en la denominada Operación Guardián de los Muros estriba en “golpear y disuadir” a Hamás —pero no en “destruir” al movimiento islamista que gobierna de facto en la Franja desde 2007— para degradar al máximo su capacidad militar, aseveró Netanyahu ante los diplomáticos. También se mostró confiado en que se pueda alcanzar un cese de hostilidades duradero “en los términos apropiados”, al margen de consideraciones meramente tácticas, destacan las fuentes consultadas.
Por su parte, Hazem Qasem, portavoz de Hamás, ha reclamado a la comunidad internacional que presione a Israel “para que ponga fin a su agresión contra el pueblo de Jerusalén y los bombardeos en Gaza” antes de negociar un alto el fuego.
Las iniciativas diplomáticas se han amplificado este miércoles en torno a una propuesta de alto el fuego presentada por Francia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, si bien EE UU no se ha mostrado dispuesto a secundarla. Egipto, mientras tanto, ha sostenido que su mediación está empezado a dar fruto y que Israel y Hamás se aproximan a un principio de acuerdo a falta de cerrar los detalles, según una fuente diplomática citada por la agencia de noticias Reuters en El Cairo.
El Gobierno israelí exige que los islamistas de Gaza declaren oficialmente un alto el fuego en primer lugar y detengan el lanzamiento de cohetes con varias horas de antelación. Hamás reclama, a su vez, un compromiso israelí de no enviar a sus fuerzas de seguridad a la Explanada de las mezquitas de Jerusalén y no desalojar de sus casas a las familias del distrito de Sheij Yarrah de la Ciudad Santa amenazadas de expulsión por una organización de colonos judíos. Las conversaciones para una tregua se mantienen en secreto mientras Hamás sigue sin detener el lanzamiento de cohetes e Israel insiste en los bombardeos de su aviación.
Tras unas cuatro horas de tregua aparente durante la madrugada, las Fuerzas Armadas prosiguieron durante esta jornada los ataques a infraestructuras militares de Hamás y de la Yihad Islámica. Una oleada de 52 cazas han lanzado 120 misiles guiados contra 40 posiciones de la red subterránea de las milicias en el sur de la Franja. Frente a las prolongadas operaciones de la guerra de 2014, que duró dos meses, en la actual ofensiva los bombardeos concentran toda su intensidad en unos 30 o 40 minutos diarios.
El Ejército israelí se ha preparado para “más días” de operaciones si lo considera necesario, a la espera de que llegue “el momento adecuado para un alto el fuego”, han precisado fuentes militares a la agencia France Presse. “Hamás debe entender el mensaje de que sus oleadas de cohetes tienen que cesar”, han puntualizado. Los disparos de decenas de proyectiles desde Gaza –cuyo balance ya supera los 4.000 desde el pasado día 10– se han sucedido con regularidad, aunque con un alcance limitado a la zona de Israel contigua al enclave costero, y a algunas áreas del centro del país, donde las alarmas antiaéreas han marcado el ritmo de la vida cotidiana. Frente a las presiones internacionales para favorecer un cese de hostilidades, Israel prefiere “no fijar un calendario” para el fin de sus operaciones militares en la mayor ofensiva lanzada sobre el enclave de Gaza en los últimos siete años.
Además, en un nuevo incidente armado en el norte de Israel, cuatro cohetes lanzados desde Líbano amenazaron este miércoles con abrir un nuevo frente. Uno de los proyectiles fue interceptado por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro y los otros tres cayeron en zona abierta sin causar años. El Ejército respondió con disparos de artillería hacia puntos de Líbano desde donde procedieron los cohetes. Ningún grupo se atribuyó el ataque, aunque los analistas de defensa de la prensa hebrea señalan como responsables a milicias palestinas en el vecino país árabe, sin implicar por ahora a Hezbolá. En Haifa, tercera ciudad de Israel, se abrieron los refugios antiaéreos al público al activarse las sirenas de alarma por primera vez en la actual escalada.
Mientras, en Cisjordania, las tropas israelíes abatieron a tiros a una mujer que, según el Ejército había abierto fuego contra soldados y civiles israelíes cerca de Hebrón. Al menos 21 palestinos han muerto en choques con militares en Cisjordania. Entre las últimas víctimas figura también un periodista de la emisora de radio Al Aqsa, afiliada a Hamás.
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