Después de tres días completos de esperar pacientemente a que se resolviera la lenta marcha del recuento de votos, el candidato presidencial demócrata Joe Biden finalmente tomó la delantera en los campos de batalla de Pensilvania y Georgia el viernes por la mañana, acercándose a la Casa Blanca, que continúa girando en un puñado de concursos increíblemente apretados.
La campaña de Biden cree que ha cruzado el desafío de Pensilvania y es “alegre”, según los reporteros en el terreno en Delaware, la sede de Biden.
Biden lidera a Trump por casi 6.000 votos en Pensilvania y más de 1.000 en Georgia de color rojo oscuro.
Aún quedan por contar millones de votos, pero incluso antes de que tengamos el recuento final, Biden ya tiene 73 millones de votos a nivel nacional, la mayor cantidad en la historia política estadounidense. Quedan por contarse unos 130.000 votos en Pensilvania.
Trump está furioso, permanece desafiante y continúa alegando “fraude” en Pensilvania y otros campos de batalla. Sus hijos han intervenido en el colapso general de la Casa Blanca, en términos que generalmente ocupan el amplio arco entre lo “legal” y lo “ilegal”.
Biden lleva a Trump de 253 a 214 en el recuento de votos electorales. Una victoria en Pensilvania significa que se acabó el juego para Trump, quien realizó una campaña salvaje en 2016 y ha transformado la Casa Blanca de la manera más extraña en los últimos cuatro años.
Biden es un fuerte contraste con Trump, tanto en el ámbito personal como político. Los últimos tres días han mostrado a los estadounidenses atisbos de esa misma diferencia.
Biden pasó todos los días desde el 3 de noviembre tratando de aliviar las tensiones y entregando sus mensajes con pocas muestras de ansiedad. “Les pido a todos que mantengan la calma. El proceso está funcionando ”, ha dicho Biden repetidamente. “Es la voluntad de los votantes. Nadie, nadie más que elija al presidente de los Estados Unidos de América “.