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Biden tiene en sus manos dar un giro al conflicto venezolano


Jill Biden ya tiene la lista de cursos que enseñará a partir de enero. Tal vez tenga que pedirse un día libre el próximo 20 de enero cuando su esposo, Joe Biden, jure el cargo como nuevo presidente de Estados Unidos. Ella deberá sostener frente al Capitolio en Washington la Biblia en la que Biden jurará el cargo. La profesora, de 69 años, da clases de inglés en la universidad comunitaria de Virginia, tiene un doctorado y dos másteres en Educación, y nunca se ha planteado abandonar su carrera profesional. Cuando fue segunda dama, durante el Gobierno de Barack Obama, solía pedir permisos para los actos importantes de la vicepresidencia, pero siempre volvía a las aulas, como ha hecho desde que comenzó su carrera hace 36 años.

La nueva primera dama sentará un precedente tan histórico como usual en un hogar promedio estadounidense: será la primera esposa de un presidente de EE UU que mantenga un trabajo remunerado. “Soy una mujer trabajadora. Enseñar es mi pasión, es lo que amo hacer. Ha sido mi carrera y el mayor foco de mi vida, así que siento que puedo manejarlo y hacer todo lo que las primeras damas quieren hacer”, comentó en una entrevista con la revista Vogue. Jill Jacobs creció en los suburbios de Filadelfia, siendo la mayor de cuatro hermanos. Con 15 años obtuvo su primer trabajo para intentar independizarse de su familia. “Quería mi propio dinero, mi propia identidad, mi propia carrera”, contó a The New York Times en 2008.

Conoció a Joe Biden en una cita a ciegas en 1975. Había salido de un matrimonio corto con su novio del instituto y estaba a punto de dejar las citas cuando Biden la llamó. Pero el político se había fijado en ella en un anuncio en el periódico local en el que Jill anunciaba la marca de un supermercado y su hermano le consiguió el teléfono. Biden había vivido un drama un par de años antes: su primera esposa Neilia y su hija Naomi, de 13 meses, fallecieron en un accidente de coche. El nuevo senador de Delaware se había quedado viudo al cuidado de sus dos hijos pequeños: Hunter y Beau. La pareja ha contado en varias entrevistas que hubo cinco propuestas de matrimonio, y que Jill aceptó tras despejar sus dudas sobre convertirse también en la madre de los dos niños.

La familia estableció el hogar familiar en Wilmington (Delaware), por lo que Joe Biden pasó buena parte de sus años en el Congreso viajando diariamente en tren desde Washington. La profesora decidió mantener un perfil bajo a pesar de la carrera política de su esposo. Trabajó en institutos y universidades comunitarias, siempre alejada de los centros educativos de gran renombre. Escribió su tesis doctoral sobre cómo disminuir el abandono escolar y lograr retener a los estudiantes en la educación superior.

“Todo el tiempo está revisando exámenes”, contaba la ex primera dama Michelle Obama sobre lo importante que ha sido para Jill Biden su trabajo como profesora. Solo dejó su empleo en las aulas en dos ocasiones: en 1981, cuando nació Ashley, la hija de ambos; y este año, cuando comenzó la campaña electoral y tenía planeada una serie de viajes. Cuando comenzó la pandemia, se convirtió en la persona más cercana al candidato y, aunque alejada de las aulas, se dedicó a dar apoyo a sus colegas a través de conferencias en Zoom.

Jill Biden tomó un papel significativo durante la campaña. Atrajo los focos durante las primarias cuando protegió a su esposo de una manifestante que se subió intempestivamente al podio, pero tras su intervención en la Convención Demócrata, en agosto, se convirtió en un miembro fundamental para el equipo de campaña de los demócratas. Su influencia fue crucial para elegir a Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia. Durante la campaña defendió no solo al candidato, sino que también habló con franqueza de las polémicas alrededor de su hijo y le defendió con elegancia ante los ataques de Donald Trump.

Su agenda, ha explicado, está relacionada con su historia y la de Joe Biden: promoverá la educación gratuita en las universidades comunitarias, porque trabaja en una; apoyará a las familias de los militares, ya que los dos hijos varones de Biden sirvieron en el Ejército, y respaldará la investigación sobre el cáncer, ya que Beau Biden falleció en 2015 de un tumor cerebral. Todo, sin dejar de atender puntualmente a sus clases en la universidad comunitaria de Virginia.

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