Biden ve su primer viaje a Europa como una oportunidad para reforzar las democracias ante China y Rusia


“Mi viaje a Europa va de que Estados Unidos reanime las democracias del mundo”. Bajo este título, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, publicó este domingo un artículo en The Washington Post sobre su primera gira internacional, que comienza el miércoles en Reino Unido, prosigue con la cumbre de la OTAN en Bruselas y termina el 16 de junio en Ginebra con la reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin, en un momento de alta tensión entre ambos países. El periplo -escribe- servirá para reforzar el “renovado compromiso” de Estados Unidos con sus aliados y para “demostrar la capacidad de las democracias par afrontar los retos y neutralizar las amenazas de nuestra era”. Ante estos desafíos, ya se trate de la pandemia, la crisis climática o “las actividades dañinas de los Gobiernos de China y Rusia”, Estados Unidos “debe liderar el mundo desde una posición de fortaleza”, resalta.

El viaje plasmará en carne y hueso el giro de la política exterior de la primera potencia mundial y un retorno a la diplomacia tradicional, o a la diplomacia a secas. Europa y el mundo se encuentran ya cara a cara con el nuevo presidente de Estados Unidos después de años de cumbres tormentosas con su predecesor, Donald Trump, que podía reventar una cumbre del G-7 con insulto de último minuto al presidente anfitrión, Justin Trudeau -como hizo en el verano de 2018 en Quebec- o, por esas mismas fechas, desafiar en público a sus aliados de la OTAN exhortándoles a duplicar el objetivo de gasto militar (hasta el 4%), cuando la meta de entonces (2%) ya era difícil de alcanzar.

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Si el republicano Donald Trump amagó con desentenderse de la cláusula de defensa colectiva de la OTAN, que establece el deber de asistencia mutua entre aliados, Biden avanza en su texto de este domingo que reafirmará el compromiso de Washington, recogido en el artículo 5 (y que solo ha sido activado una vez, cuando Estados Unidos sufrió los atentados del 11-S).

Al llegar a la Presidencia, Biden lanzó un mensaje a los aliados que Trump había despreciado en Europa y a las organizaciones multilaterales de las que se había distanciado: “Estados Unidos ha vuelto a la mesa”. Y en esa mesa, Biden va a pedir mano dura contra China. “Nos centramos en asegurar que las democracias de mercado, no China ni nadie más, escriben las reglas del siglo XXI sobre comercio y tecnología”, escribe en su artículo respecto a las reuniones que mantendrá con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. A Putin, con quien le enfrentan las hostilidades en Ucrania y los ciberataques informáticos, entre otros conflictos, recalcará lo que otras veces le ha dicho por teléfono, que no busca conflicto, pero que responderá a las agresiones.

En la primera parada, Reino Unido, se reunirá con el primer ministro, Boris Johnson, para después participar en la cumbre presidencial del G-7. Este sábado, los miembros del grupo formado por siete de las mayores potencias (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá, Italia y Japón) firmaron un histórico acuerdo para frenar la competencia fiscal y establecer un impuesto de sociedades de “al menos el 15%”. Fue la muestra de un cambio de ciclo en el mundo, pero sobre todo en Estados Unidos.

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