El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, nunca se han visto cara a cara, pero acordaron una incómoda y apresurada reunión en Los Ángeles el jueves, cada uno por sus propios motivos.
Biden se acercó a Bolsonaro, un populista de extrema derecha, en un último intento por salvar una cumbre hemisférica, mientras que Bolsonaro aprovechará una reunión con el hombre más poderoso del mundo para mejorar su imagen mientras se dirige a una dura campaña de reelección.
Biden es el anfitrión de la Cumbre de las Américas esta semana, en un esfuerzo por reparar el daño de la era Trump a los lazos con América Latina y reafirmar la posición de Estados Unidos sobre la creciente influencia de China en la región.
En un momento de conflicto con Rusia y China, Biden necesita demostrar que América está unida con una reunión muy concurrida, dijo Celso Amorim, quien participó en tres cumbres como ministro de Relaciones Exteriores de dos presidentes brasileños, incluido el rival de izquierda de Bolsonaro, Luis Inácio Lula da Silva.
“Pero hay un precio que Biden tiene que pagar: aceptar invitar a un presidente brasileño que ha dicho que hubo fraude en las elecciones de 2020 en Estados Unidos“, dijo Amorim.
Bolsonaro elogió nuevamente al expresidente Donald Trump el martes, un día antes de su viaje, y dijo en una entrevista televisiva que la victoria electoral de Biden era “sospechosa“.
El mandatario brasileño ha hecho poco para enmendar los lazos en el periodo previo, quejándose de un desaire del G20 y refiriéndose a un “congelamiento” en las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, que eran más cálidas bajo la presidencia de Trump. Bolsonaro enfatizó que se necesitó un enviado personal de Biden a Brasilia para convencerlo de asistir.
El excapitán del ejército se ha hecho eco de las acusaciones infundadas de fraude en la votación de 2020. Bolsonaro ha planteado dudas similares sobre el sistema de votación de Brasil, calificándolo de fraude, sin proporcionar pruebas.
Sus intentos por desacreditar las elecciones de octubre han generado temores de que no acepte la derrota y que sus seguidores puedan emular el asalto del 6 de enero al Capitolio de Estados Unidos. Altos funcionarios de la administración de Biden han instado a Bolsonaro a no socavar la confianza en el proceso electoral.
Un alto funcionario de la administración de Biden dijo que espera una “conversación sincera” entre los dos. “Obviamente también tenemos algunos desacuerdos con el presidente y el gobierno de Brasil”, señaló.
La presencia del brasileño en Los Ángeles ha cobrado mayor relevancia desde que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que no asistiría porque los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua no estaban invitados.
Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Pedro Miguel da Costa e Silva, dijo que espera que Bolsonaro y Biden discutan sobre comercio, cooperación en defensa y desarrollo sostenible, junto con inversiones en energía y minería.
No obstante, varios observadores han planteado dudas de que los presidentes puedan lograr avances sustanciales en su conversación de 30 minutos.
“La relación es irreparable. Washington y Brasilia básicamente no están de acuerdo en los grandes asuntos del día, desde el cambio climático y la deforestación del Amazonas hasta la democracia y la invasión rusa de Ucrania”, dijo Oliver Stuenkel, profesor del centro de estudios FGV en Sao Paulo.
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