Una boda íntima, pero por todo lo alto, para su primogénita en los terrenos de la granja familiar en el exclusivo condado de Wetchester (Nueva York), el octavo con la renta más alta de Estados Unidos, ha sido el escenario del reencuentro de Bill y Melinda Gates tras divorciarse en agosto. La que fuese pareja durante 27 años, los cuartos más ricos del mundo con una fortuna estimada de 11.000 millones de euros, anunciaron su separación el pasado mayo y, desde entonces, no se los había vuelto a ver juntos.
Bill y Melinda tienen tres hijos, todos ellos ya mayores de edad. Jennifer, de 25 años (amazona y estudiante de Medicina); Rory, de 22; y Phoebe, de 19. El enlace de Jennifer con el jinete egipcio Nayel Nassar ha propiciado el reencuentro de la expareja, que lleva desde el jueves reunida en la granja que el matrimonio Gates compró a su hija hace unos años. El viernes se organizó una cena en los establos de los terrenos, que ocupan una superficie de 57.000 metros cuadrados en North Salem y el sábado la ceremonia, que, según ha desvelado la revista People, contó con “estrictas medidas de seguridad debido a su lista de invitados famosos”.
Para el evento, estimado en unos dos millones de euros, se construyeron durante las últimas dos semanas unos pabellones acristalados para sentar a los invitados. En la boda, según desveló The New York Post, Coldplay ofreció un concierto a los cientos de asistentes, entre los que figuraba Georgina Bloomberg, hija del también millonario Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York que, como la primogénita de los Gates, también es amazona y aficionada a la hípica.
Si bien llegaron por separado –Melinda, de 57 años, fue vista de compras por Nueva York los días previos con su hija Jennifer y Bill, de 65, llegó en helicóptero acompañado de familiares y amigos–, la expareja acompañó a su hija Jennifer en su camino hacia el altar, hasta donde llegó vestida por Vera Wang.
Con casi medio millón de seguidores en su cuenta de Instagram –donde comparte la vida de jet set que disfruta y sus múltiples viajes cuando no está estudiando o a lomos de un caballo–, la heredera de los Gates se graduó de la Universidad de Stanford en 2018 con una licenciatura en biología humana y mantiene un perfil mucho más público que el de sus padres. Tras tomarse un año libre para concentrarse en su carrera ecuestre, se matriculó la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai en Nueva York. Para apoyar su pasión por la equitación, sus padres filántropos multimillonarios desembolsaron más de 10 millones de euros en una serie de propiedades en uno de los puntos neurálgicos de la equitación en Estados Unidos, en Wellington, Florida. Allí, además de una vivienda de más de 600 metros cuadrados, construyeron 20 establos y un espacio de arena para entrenar con los caballos.
Comprometidos desde 2020, Jennifer Gates y Nayel Nassar mantienen una relación desde 2017. Además de fortuna, el egipcio comparte con ella su afición por los caballos. Nassar, que se crio en Kuwait, se trasladó a California para estudiar Administración y Economía también en la universidad de Stanford, donde se conocieron. El joven es un jinete profesional que ha sido galardonado con el primer premio en la sub-Liga Occidental de Longines FEI World Cup, entre otras competiciones, y combina la hípica con un negocio propio de entrenamiento y venta ecuestre que tiene en San Diego.
Tras el anuncio del divorcio de sus padres, Jennifer Gates hizo una declaración desde su cuenta personal: “Este ha sido un gran desafío para toda nuestra familia. Personalmente, no comentaré más sobre nada relacionado con la separación, pero quiero que sepáis que vuestras amables palabras y apoyo significan mucho para mí. Gracias por comprender nuestro deseo de privacidad mientras navegamos por las próximas fases de nuestras vidas”, escribió.