Confucio fue uno de los filósofos más influyentes de la historia. Nacido en el año 551 a.C en el distrito de Zou, nació en el seno de una familia de terratenientes, aunque su padre murió cuando él era solo un niño, y quedó sumida en la pobreza. Recibió su educación en escuelas para plebeyos, donde se formó en las Seis Artes: caligrafía, matemáticas, conducción, música, ritos y arquería.
Trabajó durante su juventud en la administración del estado de Lu, y terminó siendo Ministro de Justicia. Estaba dispuesto a erradicar el crimen y quería crear un Gobierno centralizado. Lo que buscaba era erradicar el Gobierno que estaba organizado en torno al poder de tres familias, lo que llevó a colaborar con distintos líderes de la época. Sin embargo, no logró su objetivo, y fue condenado al exilio en el año 497 a.C.
Una vez exiliado de China, se dedicó a viajar y enseñar a sus discípulos. Iba en contra de las costumbres tradicionales y defendía firmemente la importancia de seguir una buena conducta en el camino en la vida.
Quería un Gobierno basado en la caridad, la justicia y el respeto a la jerarquía. A nivel individual, creía en la tolerancia y la bondad, y creía que uno de los principales pilares de la sociedad era el respeto a los mayores.
Sus ideas tuvieron una gran influencia en la filosofía y en la historia de China ya que un gran número de gobernantes y emperadores se inspiraron en su obra. Además, el confucianismo sirvió como fuente de inspiración a otras corrientes de pensamiento, como el taoísmo.
Las mejores frases de Confucio
- Tenemos que estar en paz con nosotros mismos, si no no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.
- Nunca hagas apuestas. Si sabes que has de ganar, eres un pícaro; y si no lo sabes, eres tonto.
- Los únicos que no cambian son los sabios de primer orden y los completamente idiotas.
- Los hombres se distinguen menos por sus cualidades naturales que por la cultura que ellos mismos se proporcionan.
- Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.
- La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
- No debes quejarte de la nieve en el tejado de tu vecino cuando también cubre el umbral de tu casa.
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