El expresidente brasileño Jair Bolsonaro mantiene un discurso ambiguo frente a sus seguidores, los cuales irrumpieron violentamente en las sedes de los tres poderes en Brasil. De acuerdo con el profesor-investigador de la Universidad de Brasilia, Fidel Pérez, Bolsonaro no condena las acciones golpistas directamente y al mismo tiempo se intenta proteger de alguna responsabilidad jurídica que pudiera caer sobre él.
De acuerdo con Pérez, Bolsonaro mantuvo simpatía y mostró su apoyo a las personas que montaron, desde el triunfo de Lula da Silva, campamentos frente a cuarteles del Ejército, mismos que después sirvieron de base para los manifestantes que invadieron las sedes de los poderes brasileños y fue el lugar al que regresaron tras su fracasado intento de forzar un golpe de Estado.
El académico señaló en entrevista para Aristegui Noticias que Jair Bolsonaro, a pesar de deslindarse del intento golpista, no repudia de manera directa el intento de golpe de Estado. Más bien rechaza los señalamientos de la responsabilidad política que le toca.
La responsabilidad política de Bolsonaro tiene varios momentos, por ejemplo, cuando no aceptó su derrota electoral, explicó Pérez.
Además, el movimiento bolsonarista cuenta con “un contingente importante de apoyo en segmentos de las fuerzas de seguridad del Estado”. Para el académico de la Universidad de Brasilia, lo anterior podría explicar la relativa facilidad con la que los golpistas pudieron avanzar hacia la sede de los tres poderes, señala Fidel Pérez.
“El dispositivo de protección del área fue insuficiente para contener a las personas que se sabía tenían propósitos de este tipo”, afirmó.
Según Fidel Pérez, el movimiento a favor de Jair Bolsonaro se inspira en Donald Trump y el trumpismo. Sin embargo, ambos movimientos tienen claras diferencias. Un ejemplo es el apoyo de las Fuerzas Armadas al expresidente brasileño, respaldo con el que no contó Trump.
“Las policías estatales tienen entre sus cuadros a muchos simpatizantes de Bolsonaro y que a veces son verdaderos activistas“, apuntó el investigador.
Otra diferencia es que el intento de golpe de Estado en Brasil ocurrió cuando Lula da Silva ya se encontraba en funciones, mientras que el ataque al Capitolio estadounidense se llevó a cabo cuando los resultados electorales seguían por resolverse.
La entrevista completa la puedes consultar aquí:
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