El diputado socialista brasileño que se zambulló en el apartado de compras de las Fuerzas Armadas en el portal oficial de transparencia de Brasil buscaba algo muy concreto. Tecleó sildenafil, el nombre genérico de uno de los medicamentos más famosos del mundo, la Viagra, y descubrió que los militares habían adquirido 35.000 comprimidos de la fórmula para tratar la disfunción eréctil, informa France Presse. La revelación causó el lunes un cierto revuelo, pero el asunto adquirió nuevos bríos el martes al desvelar su señoría, Elias Vaz, que los uniformados también compraron prótesis de pene. Este miércoles el presidente Jair Bolsonaro, un capitán del ejército retirado, ha quitado importancia al asunto durante una reunión con dirigentes evangélicos, horas antes de que el Gobierno decidiera, a seis meses de las elecciones, subir el salario un 5% a todos los funcionarios.
Bolsonaro ha aclarado que las cifras son algo mayores. “Fueron treinta y poco mil comprimidos para el Ejército, 10.000 para la Marina, y un número que no recuerdo para la Aeronáutica, pero debe sumar un total de 50.000 comprimidos”, ha detallado en su residencia oficial. “Con todo respeto, eso no es nada”, ha comentado.
El presidente brasileño también ha hecho dos puntualizaciones. Primero, es una cantidad pequeña “para los efectivos de las tres fuerzas, obviamente, mucho más usado por los inactivos y pensionistas”. Las Fuerzas Armadas Brasileñas suman 360.000 uniformados, según el CIA Factbook. Y segunda, “las Fuerzas Armadas compran el Viagra para combatir la hipertensión arterial y también las enfermedades reumáticas”.
El dato obtenido en el portal de la transparencia por el diputado Vaz sobre las prótesis era la compra de 60 unidades de entre 10 y 15 centímetros por más de 700.000 dólares. Pero el Ministerio de Defensa puntualizó que fueron tres prótesis adquiridas en procesos de licitación que cumplieron todos los requisitos legales.
Bolsonaro ha recibido en su residencia oficial a importantes líderes evangélicos porque garantizarse el apoyo de este colectivo es vital para lograr la reelección dentro de seis meses. El presidente sigue acortando distancias respecto al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que le saca ventaja desde hace meses. Por la tarde, el Gobierno ha anunciado un aumento salarial del 5% para todos los funcionarios federales, lo que supondrá recortar de otras partidas. Tampoco es seguro que el incremento logre calmar a los empleados públicos, que llevan semanas movilizados para exigir mayores incrementos porque la inflación supera el 10%. Bolsonaro se siente perseguido por los periodistas: “Somos criticados todos los días por una prensa que tiene mucha mala fe y es ignorante sobre muchos asuntos”, ha dicho, informa la agencia Efe.
En cuanto a las compras de los militares y otras instituciones brasileñas, no es la primera vez que causan revuelo. Esta vez ha sido por la Viagra. El año pasado, los titulares fueron para los 15,6 millones de reales (3,3 millones de dólares) que el Gobierno gastó en leche condensada, los 16 millones en bolsas de patatas fritas, los 32 millones en pizzas y refrescos… Los datos se conocieron, gracias a las leyes de transparencia en las que Brasil fue pionera, en plena pandemia, cuando la falta de oxígeno mataba en hospitales de Manaos y las autoridades federales no tenían prisa por conseguir vacunas.
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