El cementerio municipal de Vila Formosa, el mayor de Latinoamérica, extremó las medidas de precaución para evitar la propagación del coronavirus durante los entierros, los cuales aumentan a medida que avanza la pandemia en Brasil.
Al igual que en el resto de cementerios de Sao Paulo, principal foco de coronavirus en Brasil, los entierros de las víctimas de COVID-19 han sido reducidos a un máximo de 10 minutos, mientras que la presencia de familiares ha sido limitada para evitar los contagios.
Según constató Efe, tan solo en las primeras horas de la mañana del jueves, los trabajadores del servicio funerario del camposanto de Vila Formosa, protegidos con trajes especiales, máscaras y guantes, sepultaron a tres víctimas de coronavirus y a otras tres personas con sospecha, pero cuyo diagnóstico todavía no ha sido divulgado.
Centenares de fosas han sido cavadas sobre la tierra rojiza mientras el número de muertos por COVID-19 aumenta cada día en Brasil, principalmente en Sao Paulo, el estado más poblado del país con 46 millones de personas.
El número oficial de muertos en Brasil se elevó este miércoles a 240, de los cuales 164 han sido registrados en Sao Paulo, en tanto que el número de casos confirmados ascendió a 6,836.
Las cifras, sin embargo, podrían ser mucho más altas. Tan solo en la región sureste de Brasil, existen 295 muertes sospechosas por coronavirus, un número mayor que el total de fallecimientos confirmados hasta el momento en todo el país.
“Tenemos una demanda reprimida de diagnósticos. No será una sorpresa que ocurra un aumento de confirmación en los próximos días. Estamos iniciando una subida”, resaltó el viceministro brasileño de Salud, João Gabbardo dos Reis.
La idea es que la gente que no puede salir a las calles disfrute de un espectáculo musical desde las ventanas de los edificios próximos.
Ante la proyección de un aumento de víctimas mortales por el patógeno, los cementerios del municipio de Sao Paulo han contratado a nuevos funcionarios, ya que el 60% de sus 257 enterradores ha sido suspendido de sus funciones por pertenecer al llamado grupo de riesgo, explicó la Alcaldía en un comunicado.
También aumentó la flota de vehículos para trasladar los féretros durante la crisis sanitaria, mientras que han sido redobladas las medidas de higiene y desinfección después de cada entierro.
Antes del inicio de la pandemia, el servicio funerario de Sao Paulo realizaba una media de 250 entierros por día, una cifra que podía llegar a 340 durante el invierno debido al aumento de las enfermedades y las complicaciones respiratorias.
La soprano y su marido barítono están cumpliendo cuarentena en su casa desde el 13 de marzo.
Las autoridades ya han alertado sobre el aumento de muertos en las próximas semanas y el populoso estado de Sao Paulo ha decretado una cuarentena para evitar la propagación de la pandemia, pese a las reiteradas críticas a ese tipo de medidas por parte del presidente del país, Jair Bolsonaro, quien en los últimos días ha rebajado levemente el tono de su discurso negacionista.
“La muerte no escoge bolsonarista o petista (simpatizante del socialista Partido de los Trabajadores) y no esperen de mí que haga política en velorios. Yo tengo el deber, como gobernador del estado de Sao Paulo, de proteger vidas”, resaltó este jueves el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, en su rueda de prensa diaria para analizar la situación del coronavirus.