En vistas de la fuerte caída de los precios del combustible, tarifas aéreas y menos presión sobre los precios de los alimentos, Brasil experimentó en mayo una deflación del 0,38%, que representa el esultado más bajo del mes en 40 años, desde que el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) empezó a calcular la inflación.
Los precios al consumidor calculados en el índice IPCA bajaron un 0,38% en mayo, que aunque es menos que el declive de 0,46% estimado en un sondeo de Reuters, de todas formas es la mayor tasa de deflación mensual en casi 22 años.
En lo que va del año, Brasil tiene una deflación del 0,16%. En los 12 meses acumulados, el índice es del 1,88%, muy por debajo del piso del objetivo establecido por el gobierno para 2020 de un 4%, incluso considerando el margen de 1,5 puntos porcentuales para cada extremo del objetivo.
La más reciente evidencia de debilidad en los precios podría alimentar los argumentos para que el Banco Central recorte sus tasas de interés en su reunión de la próxima semana.
“El detalle del reporte mostró que el retroceso de la inflación fue generalizado. Está claro que la inflación no será una preocupación para las autoridades del Banco Central cuando se reúnan el miércoles (próximo)”, dijo William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics.
La tasa de interés de referencia del Banco Central, Selic, ya se encuentra en un mínimo récord de 3%. La única gran duda ahora recae en si las autoridades del organismo la reducirán en 50 o 75 puntos base, dijeron economistas.
De acuerdo al IBGE, entre los principales factores tras la deflación de mayo fueron un declive de 4,35% en los precios de la nafta y una caída de 27,1% en los boletos de viajes aéreos, los cuales arrastraron la variación de los costos del transporte a -1,9%.
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