La Justicia brasileña aprobó la privatización de Eletrobras, la mayor compañía eléctrica de América latina, que va camino a convertirse en la primera gran empresa estatal en ser vendida por el gobierno de Jair Bolsonaro.
La privatización, que ya fue aprobada a mediados de 2021 por el Congreso brasileño, se realizará vía capitalización, a través de la emisión de nuevas acciones, con el objetivo de reducir la participación estatal en el capital de Eletrobras del 72% al 45%, según analistas.
Sin embargo, el estado conservará un poder de veto (‘golden share’) en decisiones estratégicas sobre la compañía. Eletrobras es dueña de las principales empresas generadoras de energía hidroeléctrica y posee 40% de las líneas de transmisión.
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El Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) aprobó la venta de Eletrobras por 7 votos a 1, cuando reanudó las deliberaciones tras retrasar su decisión final 20 días para dar a uno de sus miembros más tiempo para evaluar el proceso. Uno de los miembros del tribunal, Vital do Rego, consideró el precio demasiado bajo y votó en contra de la venta.
La luz verde del TCU, que fiscaliza las cuentas del Estado brasileño, significa una buena noticia para Bolsonaro, a poco más de cuatro meses de las elecciones presidenciales. La promesa de achicar el Estado y sanear las cuentas públicas fue uno de sus principales ejes de campaña en 2018 pero, sobre el fin de su mandato, esa agenda tuvo un avance limitado.
Ahora, la privatización de las empresas públicas se vuelve a colar en la campaña presidencial, en el contexto de los aumentos de la energía y los combustibles, lo que llevó a Bolsonaro a impulsar también la privatización de Petrobras, la mayor empresa de América latina.
Tras el aval del TCU, las acciones de Eletrobras -que genera el 30% de la electricidad de Brasil-, se ubicaron entre las de mejor rendimiento en la Bolsa de Sao Paulo.
Los inversores son optimistas sobre las posibilidades de privatización todavía este año, incluso cuando la ventana para esa venta parece estar cerrándose rápidamente a medida que se acercan las elecciones presidenciales de octubre. “Ayudaría a impulsar las perspectivas de inversión de Brasil y la demanda del real”, dijo Danny Fang, estratega de mercados emergentes de BBVA.
El gobierno de Bolsonaro busca recaudar unos 67.000 millones de reales (u$s 13.500 millones) por su participación mayoritaria en la empresa. Quiere vender Eletrobras rápidamente ya que la volatilidad del mercado puede aumentar en el período previo a las elecciones presidenciales, lo que podría disminuir el entusiasmo de los inversores.
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El Ministerio de Minas y Energía busca vender la participación del gobierno en la empresa entre julio y agosto. Sin embargo, el banco estatal de desarrollo BNDES, que posee una participación del 11% en la empresa, expresó sus reservas sobre el calendario, diciendo que es es un período típico de baja liquidez.
En medio de la inflación más fuerte en casi dos décadas, algunos aliados de Bolsonaro han pedido que el Gobierno utilice parte de los ingresos de la venta para subsidiar las facturas de electricidad.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en la carrera presidencial, ha prometido cancelar la venta si es elegido, o revertirla si se produce antes de que asuma.
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