Después de la libertad, ha llegado el embarazo. Britney Spears ha comunicado este lunes a sus 40,4 millones de seguidores en Instagram que está a la espera de su tercer hijo, el primero junto a su prometido, Sam Asghari. La noticia llega exactamente cinco meses después de que una jueza eliminara la tutela que mantuvo sometida durante 13 años a la estrella del pop. “Me hice una prueba de embarazo… y uhhhhh bien… voy a tener un bebé”, ha escrito la cantante de 40 años en una extensa publicación en su perfil acompañada con la imagen de una taza de café y unas flores.
Este se convertirá en el tercer hijo de Spears, quien tuvo dos, Sean Preston, de 16 años, y Jayden James, de 15, con su exesposo, Kevin Federline. Spears lleva cinco años junto a Asghari, un modelo y entrenador personal de origen iraní que es 12 años menor que ella y que ya se ha pronunciado sobre su próxima paternidad en su perfil de Instagram. “El matrimonio y los hijos son una parte natural de una relación sólida llena de amor y respeto”, ha escrito, acompañando sus palabras de un dibujo de una familia de leones. “La paternidad es algo que siempre he esperado y no lo tomo a la ligera. Es el trabajo más importante que jamás haré”, ha añadido. En septiembre, la pareja comunicó su compromiso con un vídeo en su red social preferida. Este es también el tercer matrimonio para la intérprete de Baby One More Time.
En su críptica publicación de este lunes, Britney Spears dice que se cuidará de no salir mucho durante su embarazo para evitar que los paparazi le roben alguna imagen. Ha adelantado que será una experiencia dura. “Cuando estuve embarazada tuve una depresión… Debo decir que es horrible. Las mujeres no hablaban de eso entonces… Algunos consideraban peligroso que una mujer se quejara de eso con un bebé dentro de ella… Gracias a Dios que ya no debemos de mantener ese dolor en secreto”, comparte la estrella, quien asegura que practicará mucho yoga durante el proceso.
Spears ya había confesado ante todos su deseo de ser madre de nuevo. La cantante lo dijo el pasado junio, en la primera vista judicial en dos años que se celebraba en el juicio para terminar con la custodia legal de su padre, Jamie Spears. “Quiero casarme y tener un bebé”, afirmó la artista, quien explicó que parte del arreglo que le era impuesto incluía que usara un DIU —un dispositivo intrauterino— para no quedarse embarazada nuevamente. Este fue solo uno entre varios detalles que la artista reveló ante el tribunal en busca de su libertad. El control también exigía que tomara medicamentos psiquiátricos y que acudiera a terapia tres veces por semana. “Mi papá y todos los involucrados en esta custodia, incluida mi mánager, deberían estar en prisión”, afirmó entonces Spears, quien que contará su experiencia en un libro que la editorial Simon & Schuster publicará próximamente y por el que pagó 15 millones de dólares por concepto de derechos.
La libertad le llegó a la artista el pasado noviembre, cuando la jueza californiana Brenda Penny puso punto final al drama familiar tras casi 14 años. La tutela comenzó en 2008 tras una crisis mental de la estrella del pop, pero se pervirtió en un modo de control parental que restringió la vida personal y profesional de Britney Spears, quien veía limitadas hasta las decisiones más pequeñas de su vida. “La tutela de la persona y fortuna ya no es necesaria”, decretó Penny en un fallo que devolvió a la cantante el timón sobre su futuro laboral y de una fortuna que ronda los 60 millones de dólares. Spears celebró su libertad con una copa de champán. Hoy se embarca en una aventura, la de la maternidad, que ya conoce.
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