Benjamin Britten tenía poco más de veinte años cuando, recién salido del Royal College of Music, entró a trabajar como compositor de la música de los documentales del Servicio Postal británico, que tenía una división cinematográfica para hacerse propaganda. Allí encontró a un poeta seis años mayor, Wystan Hugh Auden, que ya había publicado algunos libros. Compusieron a medias Our Hunting Fathers, un ciclo de canciones para orquesta a veces con letra original de Auden, a veces con letras tradicionales adaptadas, como Rats Away!, una canción que, efectivamente, exhorta a las ratas a dispersarse y que aquí canta la soprano estadounidense Phyllis Bryn-Julson.
Las ratas no se dispersaban. Cuando en 1939 abandonaron Gran Bretaña ante el terrible cariz que estaban tomando las cosas, Auden y Britten se inspiraron en las tradiciones de su nuevo país, Estados Unidos. Juntos trabajaron en la opereta Paul Bunyan, inspirada en el leñador legendario del norte de Estados Unidos cuyas enormes efigies pueden verse en algunas carreteras (y en la película Fargo, de los Coen) y que encarna el vigor y la inteligencia del pionero americano. En la primera escena del primer acto, el gigante Bunyan saluda al mundo que le rodea: “Es una mañana de primavera sin jóvenes alrededor / Es un cielo que nunca ha registrado el llanto o la rebelión / Es un bosque plagado de bestias inocentes…”.
Britten llevaba años queriendo componer un Himno a Santa Cecilia, cuya fiesta se celebra el 22 de noviembre (día en el que había nacido Britten, así que la patrona de la música era dos veces su santa), pero no le acababa de salir. Esta pieza coral, cuyo título original fue Tres canciones para el día de Santa Cecilia, es su última colaboración con Auden. La primera de las canciones empieza así: “En un jardín en sombra esta dama santa / con cadencia reverente y salmo sutil / como un cisne negro al acercarse la muerte / derramaba su canto en calma perfecta…”.
Con los poetas muertos es más difícil irritarse. A lo largo de su carrera Britten adaptó a muchos otros escritores. De 1939 es su ciclo de nueve canciones para solista y orquesta de cuerda Las Iluminaciones, basado en los poemas de Rimbaud y de las que en la lista aparece Villes: “¡Menudas ciudades! […] ¿Qué brazos gentiles, qué hermosa hora me devolverán esa región de donde vienen mis sueños y mis menores movimientos?”
Más atrás aún, de entre los sonetos de Miguel Ángel, Britten rescató siete y les puso música en 1940. El tenor Peter Pears, pareja de Britten, interpreta en esta lista el soneto XXXVII, en que el enamorado no correspondido busca consuelo en el mundo natural. Dentro de su propia tradición, adaptó algunos sonetos del poeta metafísico John Donne. Death, be not proud desafía a la muerte con su vital verso final: ‘And death shall be no more; Death, thou shalt die’, un tema común que también trató Dylan Thomas en su poema And death shall have no dominion.
Para Canticle III: Still falls the rain, para piano, cuerno y tenor, se basó en un poema de Edith Sitwell dedicado a Londres arrasado por el Blitz. En 1958 puso música a seis poemas de Hölderlin: Die Heimat es un llanto por la patria de la infancia perdida.
Britten adaptó también algunas de las canciones y proverbios del poeta visionario William Blake. Su poema al tigre es uno de los más famosos y también de los más interpretados por otros músicos. Durante su estancia en la república soviética de Armenia, Britten eligió unos textos del ruso Pushkin. El dolorido My Heart es uno de ellos, y el conjunto se titula The Poet’s Echo. Para Phaedra, de 1975, Britten utilizó la versión de Robert Lowell de la obra de Racine.
En cuanto a otras óperas, para Albert Herring se basó en una novela corta de Guy de Maupassant, Le rosier de Madame Husson, que cuenta la historia de la difícil búsqueda de la virtud de la entre las muchachas de una pequeña ciudad francesa. Britten la ambientó en un pueblo de Suffolk; los resultados de la búsqueda son similares. Adaptó también Billy Budd, la novela de mismo nombre de mismo nombre que Herman Melville dejó inacabada. La adaptación del texto es obra de E. M. Forster y Eric Crozier. Ambientada en un barco, es una ópera sólo para voces masculinas.
Gloriana es una ópera basada en Elizabeth y Essex, del escritor de Bloomsbury Lytton Strachey. Se compuso como parte de los fastos de la coronación de Isabel II, en 1953. Del año siguiente es su adaptación de la novela gótica Otra vuelta de tuerca, de Henry James, con libreto de la crítica de arte Myfawny Piper.
Peter Pears adaptó el El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, para una ópera que se estrenó en 1960. Be kind and courteous es un canto de Titania, reina de las hadas, que exhorta a los seres del bosque a ser amables y gentiles con los mortales. En 1973, dos años después de que Visconti llevara al cine Muerte en Venecia, Britten estrenó su ópera también basada en la novela de Thomas Mann.
Por último, una rima infantil sacada del acervo popular inglés, Oliver Cromwell, que recuerda de manera bufa al político inglés y es una muestra más de lo fructíferas que fueron las relaciones de Britten con la tradición literaria tanto culta como popular.
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