Bruselas ha decidido aparcar su propuesta para una tasa Google europea después del principio de acuerdo alcanzado por el G-20 para fijar un impuesto mínimo a las multinacionales. Un portavoz comunitario ha afirmado este lunes que la Comisión Europea ha decidido “suspender” sus trabajos, que debían presentarse la semana que viene, para concentrarse en finalizar el diseño y el plan para desplegar el impuesto global pactado en Venecia. El anuncio coincide con la visita a Bruselas de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, quien ha venido instando a la UE que dé marcha atrás en sus planes para gravar la actividad de las grandes tecnológicas. En su reunión con los ministros de Finanzas del club comunitario, Yellen les pidió que consideren “seriamente” la adopción de “medidas fiscales adicionales” para asegurar la recuperación económica.
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La Unión Europea ha decidido tener un gesto con Washington y aplazar su propuesta para una tasa que grave la actividad de las empresas tecnológicas. El impuesto, instaurado ya en España o Francia, debe ser una de las vías que permitan sufragar los 800.000 millones de euros del fondo de recuperación que la Comisión pondré en marcha este verano. Bruselas quería que las tecnológicas, que siguen escapando del fisco de la mayoría de los socios de la UE, asumieran parte del coste de la reconstrucción económica al haber sido las grandes ganadoras de la pandemia.
Estados Unidos se ha opuesto al tributo desde el comienzo al considerar que este era discriminatorio. Lo rechazó el expresidente Donald Trump, pero también la actual Administración de Joe Biden, que entiende que el acuerdo que se prevé alcanzar en el marco de la OCDE en octubre ya resuelve las inquietudes de Bruselas. Yellen reiteró el fin de semana que el pacto, que empezará a aplicarse en 2023, implica que la tasa sea redundante. “Le corresponde a la Comisión y a los miembros de la UE decidir el camino a seguir”, afirmó durante su rueda de prensa en Venecia.
En un claro gesto hacia Estados Unidos, Bruselas ha anunciado que la semana que viene no presentará ese paquete fiscal. Y no lo hará, según un portavoz de la Comisión, hasta que concluya el proceso de diseño del impuesto en la OCDE el próximo mes de octubre. Los responsables comunitarios podrán trasladarle esa noticia a Yellen, quien según Bloomberg acude a Bruselas dispuesta a presionar a las instituciones para que abandonen ese impuesto.
La secretaria estadounidense del Tesoro se ha reunido este lunes con la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde; con la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con su vicepresidente ejecutivo, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Posteriormente, Yellen ha acudido a la reunión del Eurogrupo —en su formato ampliado a 27 países— para charlar con los ministros de Finanzas de la UE. No todos los socios de la UE han respaldado el impuesto mínimo global que ha logrado desencallar Joe Biden. Irlanda, cuyas finanzas lidera el presidente del Eurogrupo Paschal Donohoe, se niega a asumir ese acuerdo. Donohoe ha indicado que su país no puede unirse al “consenso de la semana pasada”, pero que sigue “comprometido” con el proceso dentro de la OCDE. Pero Irlanda no está sola. Hungría y Estonia también rehúsan adherirse al pacto. “Esperamos que todos los Estados miembros de la UE se adhieran al consenso”, ha sostenido Yellen en la reunión del Eurogrupo. “Necesitamos fuentes sostenibles de ingresos que no dependan de gravar aún más los salarios de los trabajadores y exacerbar las disparidades económicas que todos estamos comprometidos a reducir”, ha agregado.
Fuentes comunitarias aseguran que Bruselas no arroja la toalla con el impuesto digital. Sin embargo, sí admiten que necesitan más tiempo para convencer a Estados Unidos de que la tasa no es discriminatoria, puesto que afecta tanto a empresas estadounidenses como europeas. Sin embargo, tampoco en ese impuesto hay consenso en la UE, ya que países como Luxemburgo, Irlanda o Suecia han rechazado en varias ocasiones ese tributo. El vicecanciller alemán y responsable de Finanzas, Olaf Scholz, ha afirmado que la decisión de Bruselas de aparcar el debate es un “signo” del progreso que se ha hecho para cerrar un acuerdo sobre la imposición mínima el próximo mes de octubre.
Coto a los paraísos fiscales y los “trucos contables”
A pesar de que algunos halcones, como Austria, empiezan a agitar la bandera de la austeridad, Yellen ha pedido a los ministros que hagan lo contrario. Yellen ha destacado que la respuesta fiscal de la UE a la recesión provocada por la pandemia de covid-19 fue “decisiva” y “sin precedentes”, también por parte del Banco Central Europeo (BCE), que logró contener los intereses de la deuda soberana. No obstante, cree que hay que ir más allá. “En Estados Unidos, estamos comprometidos a aplicar medidas fiscales adicionales además de nuestro plan de rescate de 1,9 billones de dólares”, ha explicado la secretaria del Tesoro a los ministros de Finanzas de la UE.
“Creo que todos estamos de acuerdo en que la incertidumbre sigue siendo alta. En este contexto, es importante que la postura fiscal siga siendo de apoyo hasta 2022. De cara al futuro, es importante que los Estados miembros consideren seriamente medidas fiscales adicionales para garantizar una recuperación nacional y mundial sólida”, ha añadido la secretaria del Tesoro. Yellen, que ha reafirmado su compromiso en una relación transatlántica “más fuerte”, ha apostado por no dejar de lado la cautela. “La sostenibilidad fiscal a largo plazo es de vital importancia”, ha sostenido. Y su fórmula para lograrla pasa por que las multinacionales desembolsen un impuesto de al menos el 15% de su beneficio allí donde hacen negocios. Después del Eurogrupo, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha manifestado la “fuerte convergencia” en las visiones que hay en un lado y otro del Atlántico.
“Necesitamos poner fin a que las corporaciones transfieran los ingresos del capital a jurisdicciones de impuestos bajos y a los trucos contables que les permitan evitar pagar su parte justa”, ha agregado Yellen, quien ha remachado: “Necesitamos asegurarnos de que la economía globalizada no siga defraudando a nuestras clases medias para que pueda permanecer abierta y libre, fomentando así el crecimiento económico y la certeza empresarial”.
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