La actividad económica europea sigue sumiéndose en un hundimiento sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Y España e Italia, los dos países más afectados por la pandemia, se llevarán la peor parte. Bruselas advierte de que la economía española caerá un 10,9% en 2020 a causa del fuerte desplome del sector servicios. Ese derrumbe es mayor de lo que se contemplaba hace apenas dos meses —cuando se previó una bajada del 9,4%— y supone agrandar la brecha con el conjunto de la zona euro y, en particular, con socios como Alemania y los Países Bajos.
La Comisión Europea presenta este martes las previsiones económicas de verano, en las que formula una revisión sobre la evolución del producto interior bruto (PIB) y la inflación. El documento confirma el fuerte impacto de las medidas de confinamiento impuestas a mediados de marzo, que han supuesto que la zona euro operara entre un 25% y un 30% por debajo de su capacidad en el segundo semestre del año. Ello hizo que, entre abril y junio, la economía retrocediera alrededor del 13,5%.
Sin embargo, el documento mete presión sobre todo a los líderes de la UE, si quieren frenar las enormes divergencias que se abren entre los socios. Al conjunto de la zona euro, que se contraerá un 8,7% este año —un punto más de lo previsto—, no le bastará un año para recuperarse y en 2021 rebotará un 6,1%. Pero ese dato esconde dos dinámicas. Mientras Italia, Francia y España experimentarán caídas cercanas al 11% y necesitarán tiempo para rehacerse, Alemania sufrirá menos de lo previsto y el año que viene se habrá recompuesto gracias a unos planes de estímulo que equivalen al 4,7% del PIB y a un generoso paquete de avales del 40% del PIB. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, resumió lo que está en juego. “Esto sigue siendo una historia de creciente desigualdad, pobreza e inseguridad”, dijo el comisario, que advirtió de la urgencia de aprobar el fondo de recuperación y el presupuesto de la UE.
La Comisión prevé que la economía rebote en el segundo semestre, pero “con mayores y más persistentes diferencias entre países miembros de las previstas en primavera”, según el informe. Bruselas destaca el golpe asestado al sector servicios a causa del impacto que han tenido —y seguirán teniendo— las medidas de distancia social en sectores en los que la “interacción social” es inevitable, como la hostelería, el comercio o la cultura.
“En España, el impacto del confinamiento durante el primer semestre de 2020 parece haber resultado peor de lo esperado en el pronóstico de primavera. A pesar de que todos los indicadores muestran que la actividad se está recuperando rápidamente, ya que las restricciones se están levantando, el rebote solo compensará parcialmente la gran contracción de la primera mitad del año. El PIB anual en 2020 se prevé que se contraiga un 10,9%. Las perspectivas para 2021 siguen sin grandes cambios en comparación con la primavera, con un crecimiento de alrededor del 7,1%”, afirmó Gentiloni.
Peligro de una segunda oleada de contagios
El turismo internacional, además, se verá perjudicado por una disminución de la conectividad aérea y las restricciones fronterizas. En cambio, la industria retornará a la normalidad de forma más rápida, aunque lastrada por las disrupciones en la cadena de suministro global y una demanda muy débil. La Comisión también espera un aumento de la tasa de paro a medida que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) vayan expirando.
En una época con pocas certezas y muchos interrogantes, las previsiones van plagadas de pies de página. Las previsiones son menos halagüeñas que hace dos meses, pero pueden ir a peor si hay una segunda oleada de contagios y confinamientos. En ese caso, el PIB de la zona euro podría desplomarse más de un 11%. Y a ello se añade la posibilidad de que el Reino Unido y la UE no alcancen un acuerdo sobre su relación futura en diciembre de 2020. Pero también puede ser mejor si los líderes de la UE acuerdan un plan de recuperación para la UE, cuyo efecto no está recogido en estas previsiones.
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