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Bryan Gil, de Tokio a Londres

Bryan Gil, en una acción del partido entre España y Australia del grupo C de los Juegos Olímpicos de Tokio, que acabó con victoria de los españoles por 0-1.
Bryan Gil, en una acción del partido entre España y Australia del grupo C de los Juegos Olímpicos de Tokio, que acabó con victoria de los españoles por 0-1.AFP7 vía Europa Press / Europa Press

Hacía tiempo que el Sevilla andaba detrás de Erik Lamela (Carapachay, Argentina; 29 años), extremo del Tottenham. Y el director deportivo hispalense, Monchi, se ha salido con la suya con un intercambio porque además de ficharle hasta 2024, selló un acuerdo con el club londinense para percibir 25 millones de euros —que pueden llegar a 30 en función de las cláusulas— a cambio de traspasar al también extremo Bryan Gil (L’Hospitalet, Barcelona; 20 años), que firmó hasta 2026. El suyo es un verano de infarto.

Hace un par de meses, Luis Enrique convocó a la sub-21 en el amistoso ante Lituania porque Busquets dio positivo por coronavirus y el técnico forzó el confinamiento de los elegidos para ir a la Eurocopa. Bryan, sin embargo, fue el único del once que no debutaba con la absoluta, pues ya había sido citado en marzo para tres duelos valederos para el Mundial de Catar 2022 y se estrenó frente a Grecia. Pero el verano de Bryan Gil tenía más curvas. Entre otras cosas porque fue citado por Luis de la Fuente para disputar los Juegos Olímpicos de Tokio.

Aunque por ahora ha sido suplente en los dos duelos —jugó 22 minutos en el empate ante Egipto y 33 en el triunfo sobre Australia—, Gil siempre exhibe su velocidad por el costado, habilidoso en el quiebro y con la habilidad de poner centros en carrerra. Cualidades que el Tottenham de Nuno Espírito Santo quería. “El joven y emocionante extremo se une a nosotros”, resolvía el comunicado de los Spurs. Los esfuerzos de su padre Alfonso valieron la pena.

Resulta que cuando el Sevilla, en 2012, lo fichó como alevín del Barbate (Cádiz), Alfonso tenía que llevarle primero dos días a la semana en coche, después tres. Pero era demasiado y el club, al final, decidió ponerle en la residencia. Sin la morriña de casa ni de sus padres (Raquel se llama ella) porque iban a verle con frecuencia, Bryan explotó su fútbol, internacional en todas las categorías inferiores de España, campeón con la sub-19 de la Eurocopa festejada en Armenia en 2019.

A pesar de que tiene dos récords que ya nunca nadie le podrá quitar —fue el primer jugador nacido en el siglo XXI que marcó en Primera y el primero en las cinco grandes ligas europeas que asistió—, le costó horrores asentarse en el primer equipo del Sevilla, por más que no fueran malos sus números cuando le reclamaban. Disputó 20 encuentros —casi todos desde el banquillo porque acumuló 438 minutos— y selló dos goles y dos asistencias, también campeón de la Europa League en 2020. Aunque no lo festejó en el césped porque desde el mercado de invierno de ese curso ya estaba en el Leganés. A su regreso, sin sitio en el equipo para Julen Lopetegui, Gil se marchó de nuevo cedido, al Eibar, donde exhibió su mejor versión (por más que el fútbol directo no le vaya tan bien como el asociativo), con 29 encuentros saldados con cuatro goles y otras tantas asistencias. “Le conocí como es ahora. Vertical, descarado, eléctrico. Velocidad de Primera División. Siempre ha sido enjuto, no pequeño, aunque lo parezca [1,75 metros]. Es un extremo a la antigua usanza”, le define Pablo Blanco, director de la cantera del Sevilla.

El avión en dirección opuesta lo tomará Lamela, que ha estado ocho años en el Tottenham —257 partidos resumidos en 37 goles y 47 asistencias—, extremo de regate, toque y pegada aunque un tanto irregular. Despuntó en River, brilló en Roma y perdió color en Londres. Algo que espera recuperar en el Pizjuán.

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