El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, volvió la noche de este martes al escenario que mejor domina. Ese donde puede hablar sin que nadie lo interrumpa excepto para aplaudir. Ante una Asamblea monocolor controlada por los diputados de su partido, Nuevas Ideas, Bukele ofreció su II Informe de Gobierno en cadena nacional durante un discurso donde insistió en la idea sobre la que girará su nueva etapa al frente de país: “los de antes” no volverán y “el pueblo” estará ahí para impedirlo.
Con ese objetivo, durante 33 minutos, Bukele se ungió como general de un ‘ejército popular’ enfocado en defender sus conquistas. Incluso se inventó un ritual para que sus diputados, puestos en pie, hicieran un juramento con la mano en alto en el que se comprometían a defender lo logrado. “Juramos defender lo conquistado y luchar pacíficamente contra todo enemigo, obstáculo y barrera. Juramos defender nuestras futuras conquistas y no dejar que regresen los que nos hicieron sufrir y saquearon la patria”, les hizo repetir en voz alta a sus 56 diputados y aliados.
El centro del discurso de Bukele fue un llamado a la población para mantenerse alerta ante las críticas dentro y fuera de EL Salvador y, para ello, pronunció tres veces una frase salida de la resistencia antipinochetitista de Chile: “el pueblo defiende al pueblo”.
Su discurso fue un repaso triunfalista por algunos de los logros más destacados de su gestión: “Hace dos años era impensable que El Salvador dejara de ser uno de los 10 países más violentos del mundo. Era impensable que nos convirtiéramos en ejemplo mundial en manejo de la pandemia y construimos en menos de tres meses un hospital de primer mundo con 400 camas. Hace dos años era impensable que rompiéramos la brecha digital en medio de la pandemia, que pudiéramos llevar comida a la mesa y que pudiéramos ayudar a nuestros hermanos de Centroamérica”, resumió. Según Bukele hace dos años “era impensable que algunos de los proyectos viales más importantes de nuestra historia se estuvieran llevando a cabo en medio de la pandemia y es por eso que El Salvador no va a cambiar volviendo al pasado si somos valientes defendiendo las conquistas”.
Durante su discurso, el mandatario responsabilizó a la derecha de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y a la izquierda del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que gobernaron el país en los últimos 30 años, de la alarmante delincuencia, la corrupción, la desigualdad y la pobreza. Pulverizado el futuro político inmediato de ambas formaciones en la última elección, Bukele anunció una nueva etapa que consistirá en “liberarnos de los poderes fácticos que tratan de dominar el país”. Según el presidente, “la oligarquía controla el aparato ideológico del Estado (…) Este es el momento para conquistarlo, así como el presidente trabaja con el pueblo, este tiene la responsabilidad de defender esos logros”, pidió a los suyos.
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En su intervención, Bukele atacó a quienes critican el relevo mafioso impuesto en la Corte Constitucional o al frente de la Fiscalía general y a quienes denuncian la falta de transparencia en la gestión pública o los casos de corrupción detectados. “Nuestro país no está polarizado ni dividido como le venden en la comunidad internacional. Nuestro país por primera vez está unido. Nueve de cada diez salvadoreños apoyan a un presidente y una vía. Un apoyo así no tiene precedentes. Hasta las encuestas de la oposición reconocen la aprobación. Por primera vez el pueblo es parte de esta lucha entre lo viejo a lo que no queremos regresar y lo nuevo a lo que vamos. Por primera vez el pueblo es el primer poder fáctico terrenal que el Gobierno obedece”, dijo a modo de balance sobre su contundente victoria electoral de febrero cuando logró la mayoría absoluta en la Cámara.
Bukele llegó a la Asamblea Legislativa para rendir cuentas de su segundo año de mandato, durante una sesión solemne a la que fueron invitados miembros del cuerpo diplomático y magistrados de la Corte Suprema de Justicia. También asistió la exembajadora Jean Manes, recientemente nombrada encargada de negocios interina de la embajada de Estados Unidos.
Observado por los 56 diputados de su partido y por su esposa Gabriela Rodríguez, una psicóloga infantil con quien comenzó a salir hace una década, el Bukele más beligerante, prometió: “Nunca más volveremos al sistema que por dos siglos nos hundió en la desigualdad la corrupción y la pobreza. El pueblo defiende al pueblo”.
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