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C. Tangana y Alizzz, de “raros” y “apestados” a creadores del sonido del nuevo pop español


Sentado en un taburete, comiendo sin prisas, C. Tangana deja los cubiertos en la mesa y alarga una amplia sonrisa antes de citar al humorista Berto Romero. Intenta explicar cuál es el secreto del éxito que tiene su alianza con el productor Alizzz en la música española. “¡La fusión lo aguanta todo!”, dice, parafraseando la parodia que Berto Romero hace de él en el programa cómico Late Motiv. Se le escapa una risa y, al instante, se le suma la de Alizzz (Castelldefels, 37 años), que come a su lado. Como un efecto de sonido, ambas retumban en la habitación de techos altos de la nave fotográfica del centro de Madrid donde se encuentran en una jornada de primeros de noviembre. Con unas agendas de trabajo extenuantes, los dos músicos, que han pasado tantísimas horas juntos en estudios de grabación y giras, llevan mucho tiempo sin verse. C. Tangana (Madrid, 31 años) acaba de aterrizar de un viaje por Italia y Alizzz se ha encerrado las últimas semanas en Barcelona para dar los retoques finales a su primer disco en solitario, Tiene que haber algo más, que se publicará a finales de noviembre y cuenta con las colaboraciones del propio Tangana, Amaia y Rigoberta Bandini.

La fusión lo aguanta todo. Es un chiste, pero también una forma de resumir el pelotazo que ha sido El madrileño, el álbum más ambicioso de C. Tangana en colaboración con Alizzz, que mezcla electrónica y folclore español con sonidos latinos, como el bolero, la bachata o la bossa nova, y se ha convertido en el más vendido y escuchado de la música española en 2021 y el que más nominaciones españolas (cinco) ha acumulado para los Grammy Latinos, que se celebran este jueves 18 de noviembre en una gala en Las Vegas. Incluso Alizzz tiene seis nominaciones gracias a su papel de producción. Desde el histórico ascenso de Rosalía en 2019, no se había visto un fenómeno tan contundente en la escena nacional. “Nadie pensaba que este disco iba a ser un éxito así”, confiesa C. Tangana. “A nivel de números, es una puta locura. Pero yo creo que es un fenómeno más de tocar mentes. No me interesa que sea el máximo en ventas, sino que abra puertas en la creación”, añade.

El encuentro de C. Tangana y Alizzz es una cita exclusiva para hablar de cómo se han abierto esas puertas. De cómo el chiste de Berto Romero, citado por Tangana -tan hábil en el uso de los símbolos populares para articular su discurso-, guarda, más allá del humor, toda una ética de trabajo para conseguir el sonido del nuevo pop español. Un sonido que no solo ha triunfado comercialmente, sino que influye a diferentes músicos contemporáneos, jóvenes y veteranos, desde que C. Tangana publicó hace dos años ‘Un veneno’, el primer adelanto de El madrileño.

Alizzz lleva sombrero vintage de Burberry, gafas de Paloma Picasso y parka de YMC. Pablo Zamora

¿Qué es el nuevo pop español? ¿Existe? ¿Es un invento? Conviene señalar algo importante: la etiqueta surge auspiciada por el propio C. Tangana. “Empecé a utilizar lo del nuevo pop cuando hacía música urbana y quería que no me llamasen ni rapero ni reguetonero. Cuando en España era inconcebible que a Alizzz y a mí se nos tratase con respeto. Fue un concepto absolutamente utilitario para acabar con el prejuicio hacia nuestra música”, explica C. Tangana, quien asegura que lo que quería era “crear un nuevo lugar” para que la gente se diese cuenta de que lo que hacían “tenía sentido”.

Ese nuevo lugar estaba fuera del trap, el género urbano que bebe del rap y la electrónica y del que viene C. Tangana, que desde Madrid rápidamente cosechó un éxito considerable en ese circuito nacional en 2018 con canciones como ‘Mala mujer’, ‘Llorando en la limo’ o ‘Cuando me miras’. Y ese nuevo lugar, además, solo parecía posible aliándose con Alizzz, el nombre artístico en el que se esconde Cristian Quirante, un productor independiente de Castelldefels (Barcelona), que hizo sus primeras grabaciones en 2012 y que conoció al músico en unas fiestas de San Isidro en Las Vistillas de Madrid. Colaboraron por primera vez juntos en 2016 en ‘Antes de morirme’, la composición, producida por Alizzz, en la que cantan C. Tangana y Rosalía y con la que despegaron ambas estrellas. Sin embargo, más importante que la colaboración, fue la amistad y complicidad profesional que surgió entre el productor catalán y el cantante madrileño. Se creó una sociedad, “una nueva idea de producción”, en palabras de C. Tangana, que acabó por explotar cuando se metieron a grabar El madrileño. “Quise meter toda la carne en el asador con este disco”, dice su autor.

La cocina de El madrileño ha resultado ser una referencia muy importante para el pop español. Incluso una referencia que, a diez meses de su publicación como disco, se está aún asimilando. Si el concepto de nuevo pop nace de una “huida de lo urbano” por parte de C. Tangana, nadie puede negar que el invento ha llegado a la gente. A mucha gente. A un público masivo propio de audiencias pop. La novedad es que además lo hace con dos protagonistas que vienen del trap y la electrónica, algo inusual en España, acostumbrada a estrellas pop salidas del mismo género, el rock, el flamenco o la canción melódica. “Cuando yo empecé haciendo electrónica, mis referencias nunca estaban en el mainstream de España. Ahora, alguien que empieza puede tener un referente en nosotros. ¡Qué locura!”, señala Alizzz. “Por eso, somos demasiado accesibles para la vanguardia y demasiado raros para el mainstream”, reflexiona. “¿Conclusión? Somos unos apestados para todos los sitios”, sentencia C. Tangana, quien asegura que hablar de género en la música actual es “innecesario”. “A mí no me sirve. Lo eliminaría de cualquier ecuación artística”, arguye. “La música popular está siempre. No deja de ser la música del pueblo, que le gusta a la gente. Es una música sencilla, emocional y que la mayoría de la gente disfruta. Tratar de establecer un género de la música popular no tiene sentido”. Y pone un ejemplo: “Ska-P es el grupo más pop que yo he escuchado en español. ¿Por qué? Porque tienen unas melodías sencillas, unas estructuras cojonudas, unas letras que todo el mundo puede entender. Son canciones súper terminadas, enteras”.

C. Tangana viste camisa de Gucci, pañuelo vintage y sudadera de Marc Jacobs x Snoopy.Pablo Zamora

Música popular distinta a la de otros lustros, otras épocas. Ya se anticipó con la tremenda eclosión de Rosalía con El mal querer en 2019, obra en la que también estuvo detrás C. Tangana junto a El Gincho. Y se consolida ahora por un tándem tan especial. El fenómeno C. Tangana-Alizzz es muy poco visto en la música española: surge de la unión de dos cabezas pensantes que funcionan casi como una sola. No son un grupo. No son un dúo. Son dos creadores y productores trabajando con un “mismo gusto” y dentro de un método, “una especie de técnica”, afirma C. Tangana. “Tenemos algo innovador. Algo que no existe en el mundo”, añade. Aparte de “las muchísimas horas” que han pasado juntos en un estudio de grabación, “más que en la vida”, esa técnica se basa en el instinto, según ellos, y en su “punto de vista inocente y naif”. “Lo guay es que entonces salen cosas que suenan frescas y nuevas”, señala el productor catalán. Ambos pensaban mucho “en la manera rudimentaria de trabajar” de referentes antiguos como Las Grecas o Los Chichos. “Querían parecerse al soul o el funk de los norteamericanos, pero acababan a su manera porque no tenían la tecnología o el conocimiento para hacerlo igual”, cuenta C. Tangana. “Por ejemplo, fíjate cómo acababan una canción con la dominante, algo muy flamenco. O cómo tocaban la guitarra funky: el ritmo sencillito lo pillaban, pero las cosas más complicadas lo tiraban para su rollo. Pasaba igual con los arreglos o la forma de cantar. Esa forma de hacerlo mal es lo que se convierte en guay”. Una forma en la que ellos se basan partiendo de una premisa: “La ignorancia es poderosa”. “Somos profanos. Nos saltamos la ley y nada nos parece campo santo”, explica el músico madrileño. “Si eres un rockero, estás condenado. Si eres popero, también lo estás. Si eres rapero, estás condenadísimo. Solo nos movemos con nuestra mentalidad abierta de productor”.

Una mentalidad que llevó a la famosa fusión en El madrileño. C. Tangana reconoce que uno de sus referentes ha sido Ketama por “su fusión de lo latino con lo español”. En España, siempre hubo fusiones osadas y valiosas: Veneno, Camarón de la Isla, Enrique Morente, Radio Futura, Gabinete Caligari, Los Rodríguez, Ojos de Brujo, Manu Chao… Con El madrileño, C. Tangana buscaba “abrir una vía”. Por eso, se metió en los ritmos ternarios y empezó a escribir desde el punto de vista de los sonetos, la copla o la décima. “Viajamos mucho por Latinoamérica y en las parrandas nocturnas me di cuenta de que estaba más a gusto con los viejos que con los jóvenes. Eso multiplicó mi idea original de perseguir esa vía fuera del trap”. La propuesta fue una vanguardista mezcla de folclore, en la que la electrónica convive con sonidos tradicionales españoles, como la rumba, el flamenco o pasos de Semana Santa, y con latinoamericanos, como el son, el bolero, el corrido, la bachata o la bossa nova. Alizzz sentencia: “No le preguntamos al Dios de la música”.

No le preguntan, pero sí buscan “la magia” en esta fábrica sonora formada por ambos y el compositor Víctor Martínez. Una fábrica móvil, que se traslada y trabaja en diversos estudios de grabación, “donde sea”, y con procesos ya “automatizados”. En su interior es muy importante “la instantaneidad” y es necesario, según C. Tangana, saber “correr”. “La idea es alcanzar ese momento que es puro éxtasis”, dice. “En el estudio pasas muchas horas para tener un momento de lucidez y ese momento te abre un camino y tú lo tienes que recorrer como una puta centella”. Tal y como apunta Alizzz: “Las cosas se hacen en un día. No nos vamos del estudio hasta que la canción está hecha. Normalmente, el 80% de una canción se hace en ocho, 12 o 16 horas”.

Portada de ‘El madrileño’, editado por Sony.

¿Cómo fabrican una canción? El tándem de este nuevo pop español marca otra diferencia con respecto al pasado: su instrumento es el ordenador, capaz de hacer simulaciones de otros instrumentos. “Es nuestra guitarra”, señala C. Tangana. Quizá este elemento electrónico es el que más aleja a los oyentes más veteranos de este pop, pero, a su vez, más atrae a las nuevas generaciones. No es algo nuevo, aunque sí lo parezca para el pop español. Desde hace mucho tiempo, la música ya se hace sin instrumentos, como se puede ver en muchas producciones exitosas de rap, electrónica y reguetón. A partir de este precepto, uno de los aspectos creativos más importantes reside en los samples (mezclas de efectos de sonidos), que, como recuerda el músico madrileño, es un modo de trabajo que viene desde el nacimiento del hip hop, pero solo que ahora las máquinas de muestreo, sintetizadores y las cajas de ritmos han evolucionado muchísimo. “Empezamos originalmente con un mundo de posibilidades mucho más amplio del que, por ejemplo, empezaban los Beatles, por nombrar un grupo que innovó mucho en el estudio. Tomamos decisiones que van mucho más lejos. Nosotros ya hacemos a la vez la labor de composición y producción, pero es que la labor de producción influye en la labor de composición. Si Cristian encuentra un grito y le gusta para la armonía, me lo pasa y me influye a mí para escribir y seguir avanzando en la composición. Es un detalle estético que en un proceso tradicional se pondría seis meses después, cuando el grupo ya se sabe la canción y la ha ensayado. Sin embargo, nosotros lo utilizamos al principio, dentro del proceso de creación. Nuestra canción cambia desde ese punto”. Ese cambio hace que, entonces, la estética sea tan importante, más que la rueda de acordes, que a estas alturas ya está toda trillada por la música contemporánea. Como explica Alizzz: “Si una canción tiene la estética correcta, con las melodías y las letras también correctas, entonces, la canción no tiene por qué variar de acordes. Antes, en el pop, se cambiaba mucho de acordes con el puente, el estribillo, el redoble… Ahora una buena composición, gracias a una buena producción, se aguanta con nada, con muy poca variación de acordes”.

C. Tangana y Alizzz son dos tipos que han demostrado un instinto animal para construir una estética. Para saber qué es lo que puede “molar”, aunque el músico madrileño puntualiza: “El 99% es estar en el sitio probando cosas hasta que das con una”. Y lo explica: “A veces, encuentras algo que cumple la función, pero no mola. Es decir, es como necesitar un lateral izquierdo para un equipo de fútbol, pero el lateral no engrasa con el equipo. El pibe es bueno, pero no funciona dentro de este equipo”. En épocas pasadas, según estilos como el jazz, el blues, el rock’n’roll o el funk, los músicos decían que, si no tenía swing, groove, mojo o beat, no funcionaba una canción. Ahora, cuando samplear es tan importante se suele decir si tiene sauce (salsa), vibe (vibra) o si hay gancho, pero esta pareja tiene su propia frase como código de diferenciación: “Funciona o no funciona”. ¿Y cuándo funciona? “Cuando no tienes ni puta idea de lo que estás haciendo”, confiesa Alizzz. “Por ejemplo, te pones a hacer una rumba, pero escuchas un disco de Kanye West para encontrar el sonido de esa rumba. Descontextualizar es muy importante”. Con sus propios ganchos, de esta forma salió la rumbachata de Tú me dejaste de querer, pero se podría decir que todo El madrileño, un disco descontextualizado pero muy coherente. “Es un milagro de trabajo porque es capaz de integrar muchos colaboradores y estilos. Suena heterogéneo, pero no disperso”, señala Igor Paskual, guitarrista de la banda de Loquillo, compositor, productor y comentarista musical en el programa Sofá sonoro, de la Cadena Ser.

Esa heterogeneidad se marca con un sonido muy actual, acorde a los tiempos. Un sonido más líquido y atmosférico, con menos testosterona que antaño. “No hace falta músculo para tener actitud”, reflexiona Anxo Rodríguez, guitarrista de Novedades Carminha y productor, entre otros de Sen Senra. “El contexto actual diluye los viejos sonidos. Hay un paralelismo de la música con la aparición de Internet. Las fronteras están menos definidas, todo fluctúa más. Los géneros en el mundo del arte también desaparecen con más facilidad”, añade. Un sonido construido con melodías y beats para ser muy inclusivo. “Hoy en día, si no te ganas al público femenino, no eres nadie. C. Tangana ha sabido leer los nuevos feminismos con sus últimas letras, al mostrarse frágil y ultracreíble, pero que convive con una cosa muy grande de baile, aunque las letras sean tristes. Apelar al baile es clave”, apunta Igor Paskual. El mérito es innegable: el músico madrileño conquista a gran parte de ese público, superando incluso polémicas sobre machismo que le acompañan desde sus inicios y revividas por su fotografía promocional en un yate rodeado de mujeres, y otro tipo de escándalos que llevó a dimitir al deán de la catedral de Toledo por el videoclip rodado allí junto a Nathy Peluso. “Me siento orgulloso del nivel de conciencia que meto en mi música”, asegura. “Romantizamos mucho lo de las filosofías y el compromiso en la música. Por ejemplo, no todo el hip hop es Public Enemy. La mayoría dice unas cosas que flipas. Desde el principio, era así. Rakim era un poeta del hip hop y dice unas cosas que ahora no las puedes decir. Ahora te meten en la hoguera. Sinceramente, meto todo lo que puedo de conversación y discurso en las cosas que hago. No creo que haya posibilidad de meter mucho más. Vivimos una época en la que la gente habla desde la superioridad sin tener ni puta idea. Lo vemos en la televisión y en la radio. Ves a señores que no han hecho nada en su vida y hablan como si supiesen”.

Alizzz lleva gafas de Paloma Picasso, chaleco de Wales Bonner, camisa vintage y corbata de Comme des Garçons Homme Deux. C. Tangana viste con camisa de Séfr.Pablo Zamora

La evolución artística de C. Tangana ha sucedido casi paralela a la del último fenómeno musical global: el reguetón. A través de las últimas producciones de J Balvin o Bad Bunny, el género salido del Caribe ha crecido a trabajos más refinados, aunque para C. Tangana los productores del reguetón “no han sido una vanguardia”. “En este sentido, destacaría solo el trabajo de productores como Sky rompiendo y Tainy. Les respeto muchísimo. Son los dos artífices de todo lo que significa una evolución en el sonido o cierta sofisticación del género”. El músico madrileño saca el móvil y se pone a mirar su listado de canciones en Spotify. Se queja abiertamente de que le endosasen la etiqueta de “músico de reguetón”. “¿Qué cojones voy a ser yo un artista de reguetón? ¡Es que no te lo quitas!”, brama con una sonrisa mientras repasa sus composiciones una a una. “Como mucho tengo dos reguetones”, señala, y recuerda que su música ha ido más allá de las etiquetas estilísticas e ideas preconcebidas: “En España, claramente, hemos propuesto algo este año. Y como vanguardistas españoles citaría a Talabot, El Gincho y Rosalía. Han impactado internacionalmente. Fuera ya de España, James Blake, Kanye West, Daft Punk y XXXTentacion, que aportó algo muy rupturista para el trap. No hay tanta gente haciendo cosas muy interesantes en los últimos años”. De alguna manera, las experimentaciones de estos innovadores del sonido citados han influido a la fábrica sonora de C. Tangana y Alizzz. Una fábrica cuyos éxitos han impactado en España, pero también ya lo hacen en Latinoamérica y Estados Unidos. “El madrileño se ha convertido en un disco de mucho potencial en Estados Unidos porque es una puerta de entrada ya real para muchos centennials a la música hispanoamericana más autóctona en todos sus frentes, española y latina”, explica Pablito Wilson, crítico musical argentino, especializado en sonidos urbanos y autor del libro Reggaeton. Entre El General y Despacito.

Durante la sesión fotográfica, C. Tangana y Alizzz han posado como dos chavales de barrio jugando a ser gamberros. Están en una cresta de la ola que manejan con soltura y con cierto punto de diversión. “Estamos corriendo la pólvora por el mundo”, afirma el músico madrileño. La pólvora sigue su curso mientras, como decía el cómico Berto Romero haciendo de C. Tangana, “la fusión lo aguanta todo”. O como se lo preguntarían en un estudio de grabación estos dos tipos que han revolucionado el pop español: “¿Funciona o no funciona?”. La respuesta parece clara: funciona.

Estilismo: Alex Turrión. Ayudantes de fotografía: Amets Iriondo y Felipe Hernández. Maquillaje y peluquería: Miky Vallés. Producción: www.thisissample.com




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