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Caballo de Troya: Cuántos griegos entraron

El Caballo de Troya fue un ingenioso artilugio ideado por Ulises mediante el cual los griegos micénicos vencieron a los troyanos en la guerra suscitada por el control de la estratégica ciudad de Troya.

Y aunque es una historia muy conocida, sus detalles son en verdad sorprendentes.

El Caballo de Troya

Los micénicos construyeron un caballo de madera de grandes dimensiones, introdujeron en su interior un selecto grupo de guerreros y lo dejaron en las puertas de la ciudad.

Los curiosos troyanos se llevaron el caballo y no sospecharon en ningún momento que en su interior estaban sus verdugos.

El Caballo de Troya había sido construido todo en madera por Apeo, el mejor carpintero, pero en realidad, no podía albergar a muchos guerreros. Solo los suficientes para abrir desde dentro las puertas de la ciudad para que pudiera entrar el ejército completo.

El número de integrantes de este “comando de fuerzas especiales”, aún hoy es fuente de mucha controversia.

Algunas fuentes indican que, en La Odisea de Homero, se dice que fueron cien los guerreros que iban dentro del caballo. También en La Eneida de Virgilio se hace referencia al hecho, pero esta vez con mucha más precisión.

Virgilio afirma que eran nueve guerreros en el Caballo de Troya, además de Sinón, que fue quien les facilita la salida del caballo. Apolodoro dice que los guerreros fueron cincuenta, Quinto de Smirna nombra a treinta integrantes y Tzetzes asegura que eran veintitrés. En total, existen más de cuarenta versiones sobre la cantidad de potenciales ocupantes del Caballo de Troya.

Después de haber dejado el caballo con los guerreros dentro, el resto de los griegos simularon que navegaban hacia Grecia, renunciando a la guerra, cuando en realidad se dirigieron hacia la cercana isla de Tenedos a ocultarse y a esperar nuevos acontecimientos.

Los troyanos no sabían qué hacer con el caballo y algunos albergaban algunas sospechas, pues conocían la astucia de Ulises.

Fue Laocoon, Laocoonte, sumo sacerdote de Poseidón, o Apolo según otros textos, que no se fiaba del enorme obsequio. Incesantemente advertía que no había que confiar en los griegos, ni siquiera después de un regalo de esas características. En una de sus arengas, lanzó su lanza al caballo y quedó clavada en la madera.

La figura del Caballo de Troya era totalmente simbólica, ya que se trataba de uno de los símbolos característicos de Atenea, la diosa de la guerra y que había apoyado a los griegos en su acoso a Troya. Al mismo tiempo, el caballo también era un elemento sagrado para los troyanos.


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