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Cae una red que quiso vender toneladas de carne caducada

Antes de Navidad, la Guardia Civil refuerza la vigilancia sobre los alimentos. La alta demanda multiplica los posibles engaños. En una de esas inspecciones, en noviembre de 2020, dio con un jamón cuyo etiquetado era “extraño”, según explican desde la Guardia Civil. La pierna de cerdo en un comercio minorista de Madrid fue la pista que condujo a la Benemérita a una de las mayores incautaciones de productos cárnicos en mal estado que se han realizado en España, 122 toneladas, según ha dado a conocer este domingo la Guardia Civil.

14 personas fueron detenidas en el marco de la operación Pitanza por falsificar el etiquetado de esos productos cárnicos para colocar partidas caducadas en puntos de venta de Madrid, Toledo y Málaga. Los detenidos manipulaban la trazabilidad de la carne, es decir, la información que permite rastrear el origen de una pieza hasta la ganadería, pasando por el matadero, el distribuidor y hasta llegar a la cámara frigorífica. “Permite pasar por todos los eslabones de la cadena. Es posible coger un chuletón en el mercado y llegar, paso a paso, hasta el animal del que sale”, explica el experto en seguridad alimenticia Antonio Alberola.

Los agentes de la Guardia Civil no están seguros de cuánta carne caducada o en mal estado llegó a ser comercializada y adquirida por clientes, pero les consta que al menos una parte sí llegó a ser comprada. No hay casos de envenenamiento o intoxicación que se hayan podido relacionar con esta operación delictiva. “La carne caducada puede producir infección por salmonela o E. Coli, que provocan fuertes diarreas”, añade Alberola.

El centro de operaciones de la trama estaba situado en una nave del polígono de Los Olivos de Getafe (Madrid). Este era el principal centro logístico, desde donde partía la carne caducada antes de llegar a otros lugares de distribución o a los puntos de venta. Adquirían la carne a punto de caducar y falsificaban el etiquetado o le colocaban el de partidas en buen estado. Esta parte del proceso también se realizaba en Getafe. En la nave de la ciudad madrileña se adulteraba la carne: los detenidos le añadían conservantes para que no pareciese carne caducada.

Estos productos se suministraban a pequeños comercios de las provincias de Madrid, Toledo y Málaga. Según explica la Guardia Civil, no se llegó a colocar en grandes superficies o en cadenas de supermercados. “Los requisitos de seguridad son los mismos en los pequeños comercios y en los grandes supermercados, pero los segundos están sometidos a un control más estricto porque suministran a más personas. Además, estos negocios tienen mayor capacidad para auditar su propio producto”, dice Alberola. Parte de la carne interceptada estaba destinada a un hospital de Málaga y a centros educativos de la provincia, aunque esas partidas fueron retiradas antes de ser distribuidas.

La trama vendía todo tipo de carne pasada de fecha: pollo, ternera, conejo y cerdo. La Guardia Civil tiene constancia de que los detenidos consiguieron hacer llegar jamones a varias tiendas, piezas que fueron adquiridas por clientes. No está claro, de momento, el beneficio económico que han conseguido los detenidos con estos delitos. La trampa consistía en comprar carne caducada a precio barato para venderla como un producto en buen estado, con un precio superior.

Sin antecedentes

Además de precintar el polígono de Getafe, la Guardia Civil inspeccionó 10 empresas. A los detenidos, en libertad con cargos a la espera de juicio, se les imputan delitos relacionados con la seguridad y calidad alimentaria, pertenencia a grupo criminal, delitos de estafa, falsificación y contra la propiedad industrial. Los 14 detenidos no tenían antecedentes por delitos parecidos.

La operación fue desarrollada por agentes pertenecientes al Seprona de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid. La última intervención se realizó el 22 de diciembre.


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