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Camarón, héroe de cómic en el 30º aniversario de su muerte


El próximo 2 de julio se conmemoran 30 años de la muerte en Badalona de José Monje Cruz, una fecha señalada a fuego en el calendario camaronero. Coincidiendo con este aniversario del cantaor nacido en 1950 en la población gaditana de San Fernando, la editorial Desacorde publica Camarón, dicen de mí, novela gráfica en forma de biografía ilustrada por Raulowsky con guion de Carlos Reymán. El trabajo, como apunta en el prólogo Ricardo Pachón, productor del mítico disco La leyenda del tiempo y figura clave del flamenco que se fraguó a partir de la década de 1970, es una biografía “pura y clara, digna de Camarón”. Un libro que suena como un disco y del que además emana algo parecido al duende, ese concepto enigmático que está en permanente discusión desde hace un siglo. Federico García Lorca lo definía como un sentimiento que “comunica la esencia del mundo”, algo de lo que este libro puede presumir porque lo que reflejan sus páginas a través de 10 capítulos es el particular universo atmosférico del cantaor más importante de la historia moderna del flamenco, desde su nacimiento hasta su muerte.

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Sobre la grandeza de Camarón, Antonio Benamargo, actual director artístico del Festival Suma Flamenca de Madrid, que lo trató y presentó en algún festival, señala: “Camarón es mi cantaor preferido, el de nuestra generación. Hablaba poco, pero es algo que digo como virtud, porque también él era su forma de ser”. Parte de la leyenda fue su forma de estar en el mundo, que sumaba a su grandeza indiscutible en relación con la música: “Tenía una afinación prodigiosa, no he visto nunca nada igual. Era un genio del cante que tenía un grito que te implicaba. A Camarón simplemente hay que escucharlo y disfrutarlo”, sentencia Benamargo. Para Ricardo Pachón, Camarón está asociado con la libertad “porque es la esencia del pueblo gitano. Y esa libertad, esa capacidad de hacer lo que le daba la gana y sentirse siempre libre, es el ejemplo de su vida”. Pachón añade que la memoria de Camarón es inmortal gracias al pueblo gitano: “Musicalmente, era excepcional, el cante gitano es único y para ellos él era un dios, un líder, con esa magia en la voz”.

Página de la novela gráfica ‘Camarón, dicen de mí’.

Son muchos los libros publicados sobre la vida y trayectoria de Camarón desde su muerte el 2 de julio de 1992. Recientemente, dos novelas gráficas se han incorporado a la biblioteca en la sección de obras dedicadas a José Monje Cruz. En 2020 se publicaron Camarón. La alegría y la pena, de Irene Mala y Salva F. Romero, en Reservoir Books; y Camarón. La leyenda del genio, de Sete González, en editorial Lunwerg. En esta ocasión el trabajo de Raulowsky y Reymán, en blanco y negro, recrea la biografía del artista como un viaje de sensaciones abiertas, una narrativa diferente respecto a los otros dos álbumes, donde el peso de la historia está construido sobre episodios más marcados del cantaor. Para Raulowsky, “cada uno adapta su visión de Camarón, hay muchas y eso es bueno”, y añade sobre esa disparidad de formas de retratar al cantaor que la suya estuvo guiada por el ánimo de “contar una historia muy popular y hacer un homenaje al cómic”.

En ese sentido, el libro es un tebeo de aventuras donde los capítulos se anuncian con la característica tipografía y los baldosines del callejero gaditano. Con el ritmo propio del género aventurero, se recrea de manera fabulosa un recorrido vital que gravitó entre la búsqueda de nuevos sonidos y el conocimiento y respeto por la tradición. En Camarón, dicen de mí un elemento importante es la presencia hipnótica de los padres del artista, repartidos a lo largo del relato en diferentes viñetas, con expresión de orgullo. El padre, que trabajaba en la fragua, murió de un ataque de asma cuando Camarón era muy joven; y la madre, Juana, de familia canastera, falleció en 1986. Ella fue fundamental en la trayectoria y el ánimo vital del cantaor: “De mi madre Juana lo aprendí todo”. Sus últimas palabras antes de morir fueron para ella. Para el dibujante Raulowsky, “la imagen del padre y de la madre trata de contar de dónde viene esa tristeza que se le percibe siempre a Camarón”.

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SuscríbeteOtra página del cómic.

Carlos Reymán y Raulowsky empezaron el proyecto hace cinco años, con la música muy presente en el texto y el dibujo. “Para la gráfica pensé en la impronta del flamenco, busqué un trazo muy directo, con una línea clara y viendo a partir de ahí qué iba saliendo. Empecé dibujando escenas sin guion y luego Carlos añadió una estructura más definida. He dibujado mucho acompañado de su música, que ha ayudado a darle sentido al dibujo. Camarón tuvo un rostro muy cambiante, pero hay un elemento común en cómo lo hemos reflejado en todas sus etapas: con una lágrima negra, que es el llanto del flamenco”. Un llanto que les pilló en primera persona durante el tiempo de producción con la muerte del padre del dibujante y el fallecimiento, una vez el libro estuvo terminado, de Reymán tras un año de enfermedad. Como cierre de la conversación, Raulowsky señala: “Este cómic tiene un montón de vivencias, también personales, y una que subyace es esa pena flamenca desde nuestra admiración por Camarón”.


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