Por Araceli Damián
De las principales reformas neoliberales que la 4T no ha mostrado interés en modificar es la reforma social neoliberal del sistema de pensiones. La reestructuración de los sistemas de pensiones, que consistió en implantar el sistema de cuentas individuales, en lugar de los sistemas de beneficios definidos basados en la antigüedad en el mercado laboral formal y monto salarial percibido en los últimos años laborales. La reforma constituye una pieza clave del neoliberalismo, al permitir que los cuantiosos fondos creados con el dinero de los trabajadores sean controlados por la iniciativa privada, con enormes ganancias para el sector financiero, frente a pensiones de miseria.
Debemos considerar que los ahorros de los trabajadores representan casi 17% del PIB (Producto Interno Bruto) y que el manejo de esta enorme cantidad de recursos y las ganancias derivadas de ello se las reparten en tan sólo 10 empresas, con una elevada concentración en cuatro de ellas: 22% de las cuentas las tiene Citibanamex, 20% Coppel, 15.6% XXI Banaorte y 13.8% SURA.
Como se recordará la primera reforma neoliberal al sistema de pensiones fue la del IMSS, que data de 1997, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, quien encabezó también la otra gran reforma social neoliberal, que permitió crear los programas focalizados de transferencias monetarias condicionadas a los pobres extremos, mancuerna complementaria del modelo neoliberal para reducir lo que en algún tiempo se conoció como el salario social. Así fue que, durante el sexenio de Zedillo, se crea el Progresa (Programa de Educación, Salud y Alimentación), que durante los gobiernos panistas se denominó programa Oportunidades y en el gobierno del priísta Enrique Peña cambió de nombre a Prospera. Los demás sistemas relevantes de pensiones fueron reformados posteriormente; en 2007 se llevó a cabo la reforma pensionaria del ISSSTE durante el gobierno panista de Felipe Calderón y, en 2016, en el gobierno del priísta Peña se reformaron los sistemas de PEMEX (Petróleos Mexicanos) y de la CFE (Comisión Federal de Electricidad), siendo estos últimos los de mayor carga fiscal para las finanzas públicas.
Hace un par de semanas se anunció un cambio cosmético al sistema de cuentas individuales. Arturo Herrera, titular de la SHCP (Secretaría de Hacienda y Crédito Público), informó durante una conferencia matutina en Palacio Nacional (28 de agosto de 2019) que el gobierno de la República había llegado a un acuerdo con las administradoras de fondos para el retiro (AFORES) para que al final del sexenio las comisiones cobradas se reduzcan a 0.70% sobre el saldo en la cuenta de ahorro de los trabajadores, para que se ubiquen en estándares internacionales. Esto se traduce en un reconocimiento tácito de que no se llevará a cabo una reforma que regrese el manejo de los fondos de pensiones al Estado, ni que tampoco se cambiarán las reglas para tener acceso a una mejor pensión en nuestro país.
El Secretario de Hacienda expuso, como si fuera un gran logro, que si una persona se incorpora hoy a la vida laboral (más bien tendría que haber dicho al sistema formal laboral), tal acuerdo permitirá que su pensión sea, supuestamente, 10% más alta de la que obtendría de continuar con los actuales porcentajes de pago por comisiones. Pero la medida no beneficia a los trabajadores que fueron incorporados previamente y que en algunos casos llevan más de 20 años cotizando. Estos enfrentaron comisiones leoninas sobre sus ahorros y, por tanto, recibirán pensiones muy bajas. Las comisiones pagadas por estos trabajadores fueron cercanas a 7% en el año 2000 y, aunque fueron disminuyendo paulatinamente, en 2008 todavía las comisiones ascendían a alrededor de 2% en promedio y en 2019 a 1% (1), con fluctuaciones de 0.82% cobrado por PENSIONISSSTE y 1.04 por las AFORES Azteca, Principal y Coppel, según información de la CONSAR.
Pero mientras que los trabajadores pagaron tasas exorbitantes por depositar sus ahorros para el retiro, las AFORES constituidas en un oligopolio, tuvieron ganancias extraordinarias que aumentaron de 9 mil millones de pesos a 32 mil millones de pesos entre 2000 y 2018, que descontando la inflación, tuvieron un crecimiento neto en sus ganancias de 13 mil millones de pesos, más del doble que en 2000.
El problema de las cuentas individuales no es sólo el monto que se paga por comisiones, sino la inestabilidad laboral, que no permite tener suficiente densidad de cotización para jubilarse; el reducido número de empleos en el sector formal y los bajos salarios. En México aproximadamente la mitad de la fuerza de trabajo, básicamente la más joven, está afiliada a cuentas individuales. En 2015, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) reconoció el fracaso del sistema al asegurar que la tasa de remplazo (porcentaje del salario que se recibirá de pensión) en el sistema de cuentas individuales será entre 26% y 33%, frente a 60% que se recibe en los sistemas de “reparto”. En ese entonces, la propuesta de la OCDE para “mejorar” la situación financiera del gobierno por la carga de las pensiones en los sistemas de reparto era trasladar a todos los trabajadores a cuentas individuales, lo que significaría una mayor precarización de la condición de vida en la vejez.
Los informes de la OIT muestran que ante el fracaso de la reforma neoliberal de pensiones cerca de la mitad de los países que reformaron sus sistemas de seguridad social en América Latina y Europa del Este, han vuelto al modelo de reparto solidario o han hecho una mezcla entre ambos modelos, y que en la actualidad sólo pocos países en el mundo conservan los sistemas de capitalización individual, uno de ellos es México. Para que se revierta la reforma social neoliberal en pensiones, se requiere la decisión política de dejar de apoyar a pocas empresas, buscando una solución más justa y digna para los trabajadores en lo que respecta a sus pensiones.
1) Cuadros 3.13 y 3.14 del Segundo Informe trimestral de 2019, de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, Consar, al Congreso, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/489132/InformeTrimestral_segundo_trimestre_2019.pdf
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