Canadá y el noroeste de EE UU arden con temperaturas que superan los 46 grados


Una ola de calor sin precedentes golpea al oeste de Canadá y al noroeste de Estados Unidos. El calor extremo ha puesto sobre alerta incluso a la Casa Blanca, que este miércoles debatirá cómo responder a los riesgos que supone la conjunción de altísimas temperaturas y una sequía muy acusada; la combinación de ambos factores dispara la posibilidad de incendios devastadores, como los que asolan desde hace semanas parte del noroeste de EE UU, con una extensión más amplia incluso que la alcanzada por los fuegos salvajes años previos.

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Los expertos han explicado que la subida de los termómetros en Canadá se debe a la alta presión estática, dando lugar a un fenómeno conocido como “domo de calor”. Este domingo, la localidad de Lytton (provincia de Columbia Británica) rompió el récord de la temperatura más alta registrada en Canadá. La cifra llegó a 46,6 grados centígrados, superando los 45° que afectaron a dos poblaciones de la provincia de Saskatchewan en 1937. En total, 65 localidades del oeste canadiense superaron sus récords de temperatura este fin de semana.

Este lunes, decenas de escuelas en Vancouver, Burnaby, Richmond y otros centros urbanos cerraron como medida preventiva, al igual que diversos comercios y oficinas. El Ministerio de Medio Ambiente de Canadá emitió un aviso de alerta, informando de que la ola de calor continuará algunos días más, afectando también a la provincia de Alberta. El ministerio indicó que se esperan temperaturas que superarán los 37° en Edmonton y Calgary, principales ciudades de esta provincia.

“Hace más calor en algunas zonas del oeste de Canadá que en Dubái”, declaró David Phillips, responsable del clima en el ministerio. Medios locales indican que el consumo de energía eléctrica en Columbia Británica se ha disparado para mitigar los efectos de la canícula. Varias ciudades han habilitado centros para que las personas puedan protegerse y refrescarse. Asimismo, la campaña de vacunación contra el coronavirus ha sido suspendida temporalmente en algunos lugares.

El calor extremo también afecta al resto de Norteamérica. El noroeste de EE UU ha registrado en las últimas semanas temperaturas récord y ha obligado a actuar a la Casa Blanca. Este miércoles, el presidente Joe Biden convocará a funcionarios del Gabinete, gobernadores de los Estados occidentales y agentes del sector privado para analizar “la devastadora intersección de la sequía, el calor y los incendios forestales en el occidente de Estados Unidos”. La reunión tiene también como objetivo incrementar y coordinar los esfuerzos de prevención y respuesta para la temporada de incendios forestales, que ya supera en número, intensidad y alcance los grandes fuegos registrados el año pasado.

Este domingo, el calor extremo, con temperaturas que superaron los 43° —las más altas en la historia de la ciudad desde que hay registros—, obligó a suspender pruebas clasificatorias para los Juegos Olímpicos de Tokio en Eugene (Oregón). Las competiciones hubieron de ser reprogramadas para última hora de la tarde, dado que a medianoche vencía el plazo para disputar las pruebas de selección. Portland, la ciudad más grande de Oregón, esperaba alcanzar este lunes 45°, dos más que los registrados este domingo en su aeropuerto —donde la media en esta época del año son 22,7°— y la temperatura más alta en la ciudad desde 1940.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas inglesas), la agencia gubernamental de salud pública, ha emitido avisos en su página web recordando que el calor extremo se cobra cada año la vida de al menos 600 estadounidenses. A mediados de junio, más de 50 millones de estadounidenses, en ocho Estados, habían recibido una alerta del Servicio Nacional de Meteorología, mientras las redes eléctricas se preparaban para la contingencia de un exceso de consumo que sobrepasase su capacidad.

La ola de calor extremo, sumada a la persistente sequía, ha disparado el número de incendios forestales. A mediados de junio, habían sido pasto de las llamas 397.000 hectáreas, frente a las 310.000 registradas en el primer semestre de 2020, según datos del Centro Nacional de Incendios, la agencia interdepartamental del Gobierno. En Arizona han ardido más de 84.000 hectáreas; uno de los incendios, con una extensión de 50.000 hectáreas, ya figura entre los 10 peores en la historia del Estado. El humo producido por los fuegos pudo verse en el vecino Estado de Colorado.

En Utah, donde se ha producido un nuevo incendio durante cada uno de los últimos 21 días, la superficie quemada alcanza las 10.000 hectáreas, mientras que la superficie del área quemada en California se ha multiplicado por cuatro con respecto a 2020.

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