El Clasicismo puede definirse como un movimiento estético y cultural que tuvo lugar en el siglo XVIII. Una corriente artística que sirvió como detonante al paso de la Edad Moderna a la Edad Contemporánea. La Revolución Francesa se enmarca como otro de los rasgos más importantes de un estilo que se ubica entre el Barroco y el Romanticismo y del que explicamos sus características más destacadas.
Influencia de antiguas civilizaciones
El estilo del Clasicismo está basado en los modelos clásicos e ideales de belleza de la Antigua Grecia y la civilización romana. Un movimiento cultural que se basa en armonizar el contenido por medio de la máxima representación de las formas. El equilibrio y la sobriedad son otro de los aspectos que destacan para la consecución de unas obras de proporciones exactas.
Temática inmortal
Todo lo relacionado con lo imperecedero vuelve a la primera fila en cuanto a temas se refiere. La base religiosa que predominaba durante los últimos años queda desterrada por las grandes gestas y los relatos mitológicos de épocas pasadas. Los sentimientos humanos también afloran en una corriente artística que se define por la multiplicidad temática.
Ilustración como base
La corriente de la Ilustración nace que nace en Francia a lo largo del siglo XVIII se convierte en una auténtica base para el Clasicismo. Un proceso intelectual en el que la razón era el eje central y con la que se buscaba ampliar el conocimiento de la forma más metódica posible. Teorías de autores tan conocidos como Voltaire, Rousseau o Turgot inundan las mentes de los artistas del Clasicismo para sacar lo mejor de ellos.
El renacer de la Música
El Clasicismo se enmarca como esa etapa de la historia en la que la música comienza a tener verdadera importancia para los artistas. Las composiciones refinadas y elegantes inundaban las grandes salas y atraían a gran parte de la población en unos espectáculos sin precedentes. Autores como Mozart, Beethoven o Haydn se definen como las personalidades destacadas de un período en el que se mostró al mundo la inmensidad de la ópera bufa. Sin olvidarnos de la importancia de una orquesta dividida en cuerdas, vientos y percusión.
Pintura
En cuanto al apartado de pintura, puede decirse que la comparación de esta época con las anteriores deja un poco que desear. Autores como Carracci o Lanfranco se definen como algunos de los más conocidos del Clasicismo. Una corriente artística en la que el tema principal se basaba en la reproducción de escenas históricas y mitológicas.
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