Carlos de Inglaterra (73 años) recibió en mano varias bolsas repletas de dinero ―hasta tres millones de euros― del jeque catarí y ex primer ministro de ese país, Hamad bin Jassim, según ha contado en exclusiva el diario The Sunday Times. Las entregas se produjeron al menos en tres ocasiones, durante encuentros privados entre los dos hombres, que mantienen desde hace años una estrecha amistad. En una maleta, en una bolsa de deporte, y hasta en bolsas de Fortnum&Mason, la exclusiva tienda gourmet de Londres que provee en exclusiva a la casa real. Una de las reuniones, en 2015, tuvo lugar en la residencia y sede administrativa del príncipe de Gales, Clarence House. El propio diario ha querido recalcar que no consta ninguna ilegalidad en estas aportaciones de dinero, aunque la imagen ofrecida no ayude a la popularidad del príncipe Carlos. El heredero al trono está llevando a cabo, sobre todo a partir de la pandemia, una estrategia de recuperación gradual de su imagen pública, en la que asume cada vez más de los actos que su madre, Isabel II (96 años), no puede llevar a cabo por su salud, cada vez más delicada.
“[El dinero] aportado durante los encuentros fue transferido de inmediato a una de las organizaciones caritativas presididas por el príncipe, que llevó a cabo los contratos correspondientes y se aseguró de seguir en todo momento el procedimiento adecuado”, ha dicho en un comunicado Clarence House. Cada uno de los pagos fue destinado al Fondo Caritativo del Príncipe de Gales (PWCF, en sus siglas en inglés). No hay ningún indicio de que el jeque buscara algún tipo de favor o compensación a cambio de sus aportaciones.
La noticia, sin embargo, supone un nuevo cuestionamiento de las actividades y buen juicio del hombre destinado a ser el próximo Jefe de Estado del Reino Unido. La Policía Metropolitana de Londres ha decidido investigar el presunto esquema que tenía en marcha Carlos de Inglaterra ―”dinero a cambio de títulos”― para repartir honores entre los donantes de sus actividades. El mayordomo que elegía cada mañana para Carlos de Inglaterra hasta el traje y la camisa que iba a vestir, Michael Fawcett, se vio obligado a renunciar el pasado septiembre a su puesto de director ejecutivo de la fundación del príncipe, mientras una investigación aclara si intercedió en nombre de su jefe para conceder honores, y hasta la nacionalidad británica, al empresario multimillonario saudí Mahfouz Marei Mubarak bin Mahfouz.
El jeque catarí, conocido por las siglas HBJ, es una de las mayores fortunas del mundo, y gran parte de su dinero lo ha destinado a establecer su presencia en Londres. Ha realizado inversiones considerables en edificios emblemáticos como el rascacielos The Shard, los grandes almacenes Harrods, o el Hotel Intercontinental Park Lane. Es, además, el propietario del club de fútbol francés Paris Saint-Germain (PSG).
El jeque catarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al ThaniGetty Images
HBJ y el príncipe Carlos mantienen relación desde hace varias décadas. En 2010, el heredero, conocido por su notable animadversión a la arquitectura contemporánea, logró convencer al catarí, entonces primer ministro de su país, para que diera marcha atrás en un proyecto de rediseño urbanístico del barrio londinense de Chelsea. Los hermanos Candy, conocidos promotores inmobiliarios de viviendas de lujo en la capital británica, demandaron a Qatar por casi 20 millones de euros y acusaron a HBJ de haberse plegado a los deseos de Carlos de Inglaterra.
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Los administradores legales de la fundación del príncipe han confirmado las donaciones del catarí, y aseguran que “se discutió la relación entre la gerencia y el donante [confirmando que era un donante legítimo y verificado]. “Los auditores dieron su aprobación después de las comprobaciones. No hubo un quebrantamiento de las reglas de administración”, han agregado. Justifican el intercambio de esas grandes sumas, porque, simplemente, el jeque decidió que prefería dar el dinero en efectivo, y en mano, a su amigo, el príncipe de Gales.
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