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Carlos Sainz, sobre su momento profesional más triste, lo que aprendió de aquello y las ventajas de competir pasados los 50

Carlos Sainz posa para ‘Icon’ durante la presentación del TAG Heuer Carrera Sport Chronograph 160 Years Special Edition.Foto: Yago Castromil

Hay un momento en la vida de Carlos Sainz que él ha aprendido a superar, pero parece que el resto del españoles no. Y eso que han pasado 22 años. El 24 de noviembre de 1998 el piloto se quedó a menos de 500 metros de hacerse con el que iba a ser su tercer título mundial y, ante la impotencia y el desconcierto, no pudo más que articular esta frase: “La cagamos, Luis, la cagamos”. Sainz, que tenía 33 años por aquel entonces, se dirigía a su compañero Luis Moya, que por su parte dejó para la posteridad un desesperado “trata de arrancarlo, Carlos, trata de arrancarlo, por dios” que ya es historia de la cultura pop española (series populares como La que se avecina y películas como Spanish movie han parodiado el fatídico momento). El motor del Corolla WRC que conducían en el Rally de Gran Bretaña de 1998 falló a solo unos segundos de la victoria y desde entonces al madrileño se le presupone una mala suerte que él no comparte. “Siempre he contestado lo mismo: soy un gran afortunado porque he podido dedicarme a lo que es mi pasión y vivir el que era mi sueño desde pequeño, he podido ganar, conseguir títulos para mí y para mi país… ¿Que podía haber conseguido alguno más? Claro que sí, pero sigo siendo un afortunado. Para que la gente se haga una idea de hasta qué nivel me lo considero, siempre digo que le deseo mi mala suerte a mis hijos. Esa mala suerte que algunos me adjudican para mí es muy, muy buena suerte”, afirma a Icon en la presentación del nuevo modelo Carrera Sport Chronograph 160 Years Special Edition de TAG Heuer.

La relojera suiza, de la que el piloto es embajador, celebra su 160º aniversario con una edición limitada, inspirada en el histórico modelo Heuer Carrera Dato 45 de 1965, que rinde homenaje a la memoria de Jack Heuer, presidente honorífico de la marca. “El mundo de la relojería y sobre todo TAG Heuer, que ha apostado mucho por la competición, la innovación y el diseño, está muy relacionado con el mundo del motor. En los rallies no hay contacto físico, solo peleas contra un cronómetro y por eso no hay tantos roces y rencores como, por ejemplo, en la Fórmula 1”.

Con 58 años, Sainz ganó en enero de 2020 su tercer Dakar y va en tercera posición en el de este año, que este viernes concluye. Para él, escuchar ese “trata de arrancarlo” que aún hoy le persigue es algo que está superado, aunque “hay gente que lo dice con más o menos cariño” y contra eso no puede hacer nada. “Es una historia más de mi vida deportiva que está ahí y que también me enseñó a ser mucho más fuerte y me preparó para situaciones futuras. Tragos como este sirven para enriquecer a un deportista”, reconoce.

Aquel fue un momento profesional triste. Sainz tenía ganado el campeonato pero un fallo mecánico en los últimos segundos se lo impidió. Muchos españoles sufrieron viendo a Sainz y Moya tratando de arrancar ese motor, pero el madrileño se repuso dándole la importancia justa. “En momentos como ese, uno se tiene que ir a una escala de valores y darse cuenta de que hay cosas en la vida mucho peores, más graves y con consecuencias más tristes. No se puede olvidar que esto es un deporte en el que además dependes de una mecánica, no solo de tus capacidades”.

Subirse a un coche de rallies conlleva muchos riesgos que algunos asocian a cierta inconsciencia capaz de difuminar el peligro que acecha a todo piloto, sin embargo, cree que lo que caracteriza a todo piloto, de rallies y de carreras, es todo lo contrario: “Para ser piloto hay que tener mucho sentido común y saber muy bien dónde están los límites, medirlos bien y tratar de no pasarlos. Sabemos los peligros que conlleva correr con el coche, aunque es verdad que pensamos que nunca nos va a pasar nada. Si tuviésemos la certeza de que vamos a tener problemas, no nos subiríamos en el coche”.

El año pasado el piloto recibió el premio Princesa de Asturias de los Deportes, pero antes de este galardón ya se sentía “absolutamente” reconocido. “No puedo quejarme, he tenido el apoyo del público y los medios siempre me habéis tratado genial”. Sainz lleva 40 años de carrera y es considerado el mejor piloto español de rally. “Sigo teniendo ganas e ilusión, tras el Dakar de este año veremos qué nuevos retos afrontar”.

Sobre su retirada, sabe que el día llegará, pero también que él va a ser piloto hasta el día que muera. “Lógicamente dejaré de correr de forma profesional en algún momento no muy lejano, pero seguiré haciendo alguna carrera como amateur y algún rally sin ningún tipo de presión, solo para disfrutar”, concede mientras hace balance de las ventajas que van ligadas al hecho de cumplir años. “La edad me ha aportado paciencia. Antes era muy impulsivo y me enfadaba con mucha facilidad y ahora, aunque sigo teniendo ese pronto de quererlo todo rápido, siento más tranquilidad”.

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