Nunca tuvo el título de princesa pero, para muchos, ha sido la auténtica reina del glamour de Mónaco. Hablar de Carlota Casiraghi es sinómino de elegancia y savoir fair pero, sin embargo, en los últimos años, la presencia de la hija de Carolina de Mónaco es cada vez más escasa, a la par que resulta la de su propia madre.
La nieta de Grace Kelly sopla hoy las velas de su 34 cumpleaños en un escenario muy diferente al de otras ocasiones. En los últimos años, Carlota ha vivido un importante giro en su vida. De ser una de las mujeres más buscadas y acaparar portadas de manera constante, ha pasado a un discreto segundo plano, sobre todo a raíz de su relación con el cineasta Dimitri Rassam, con quien acaba de celebrar su primer aniversario de boda hace apenas unas semanas.
El pasado 17 de junio, con motivo de los funerales de Elizabeth-Ann de Massy, fue la última vez que vimos a Carlota en el Principado. Sola, sin Dimitri, a pocos días de cumplir su primer año de casada, aunque acompañada de su madre, la princesa Carolina, a quien también hacía varios meses que no se veía en público debido a la situación de alarma generada por el coronavirus.
La sobrina de Alberto de Mónaco parece haber renunciado al glamour y los oropeles de su vida anterior. Aunque sigue colaborando con algunas firmas de moda con Yves Saint Laurent de manera ocasional, ahora ha hecho de la Filosofía el centro de atención de su vida. Hace apenas unas días, Carlota reaparecía en una nueva edición de los Encuentros Filosóficos de Mónaco, que se ha convertido en una de las citas imprescindibles de su agenda.
Hace cinco años, la hija de Carolina de Mónaco se propuso convertir el Principado en una suerte de “Atenas” del siglo XXI, para dar voz a pensadores de todo el mundo. Lo hizo a través de este ciclo de conferencias a las que asisten numerosas personalidades y que este año inauguró el ciclo con la lectura de un poema de Leopardi.
A diferencia de los actos a los que nos tiene acostumbrados, parece que Carlota quiere desvincularse de su faceta más glamourosa y apostar por una imagen de sobriedad, que se manifiesta en la elección de looks sencillos.
Ante esta nueva etapa de la hija mayor de Carolina, que compagina su faceta de filósofa con el cuidado de sus dos hijos, ahora es Alexandra de Hannover, su hermana pequeña y princesa por la rama paterna, quien parece haber pasado a ser la auténtica heredera de su estela. La hija de Ernesto de Hannover se ha convertido en una imprescindible del front row de algunas de las firmas más exclusivas y acapara titulares por su estilo y salidas junto a su novio, Ben Strautmann.