Olvídese de lo convencional. Olvídese de las diversas formas de vivienda que todo el mundo conoce e identifica. Algunas empresas llevan años buscando e ideando sistemas cada vez más sostenibles, ecológicos, reciclables, innovadores y tecnológicos. Una búsqueda que ha dado sus frutos. Hoy se pueden comprar casas hechas de cartón, viviendas futuristas que te diseñan las dietas y entrenamientos o casas que giran en busca del sol.
El mercado se llena de casas distintas. Esta semana se ha presentado en Madrid, en el marco del evento para emprendedores South Summit, un prototipo de vivienda llamado CyberHut, creado por la start-up cántabra Astroland. Sus inventores la definen como “la vivienda de la nueva era para jóvenes, para los mileniales y la generación Z”, apunta David Ceballos, su consejero delegado. Es autónoma, sostenible y flexible gracias a la aplicación de tecnología desarrollada para vivir en Marte. No en vano es fruto de las investigaciones sobre los hábitats extremos llevadas a cabo por Astroland en la Ares Station —estación situada dentro de una cueva en Cantabria que reproduce las condiciones de vida que se darían en el planeta rojo—.
La vivienda galáctica aprende de su usuario y se adelanta a sus necesidades. Sus sistemas de inteligencia artificial y los más de 250 sensores de big data permiten a la casa (a través de un asistente virtual) organizar y encargar pedidos que recepciona en el exterior, programar tareas para su ejecución automática o diseñar una dieta personalizada y comprar la comida apropiada. “Es un móvil a escala grande, es un producto tecnológico”, explica Ceballos.
También se ocupa de la salud de sus ocupantes, ya que corrige la calidad del ambiente, integra filtros HEPA, tratamiento de choque mediante ozono y sistemas de desionización. Además, cuenta con un servicio de telemedicina y medicina preventiva a través de un acuerdo con Blue Healthcare y aplicaciones de monitorización de las constantes vitales del usuario y de un botón de alarma médica. A la lista de propiedades que cuentan sus diseñadores se une la autonomía: genera su propia energía y la almacena, produce alimentos y recicla y almacena el agua.
David Ceballos dice que este prototipo, que se puede personalizar, va a salir a la venta de inmediato “porque tenemos capacidad de fabricación”. Estarán disponibles tanto en venta como en alquiler o pago por uso, “facilitando el acceso de los jóvenes a la vivienda y la posibilidad de cambiar de ubicación en cualquier momento”. La superficie parte de 50 metros cuadrados, pero al transformarse —si se cocina se despliega la cocina y si se hace deporte se esconde el resto para que aparezca el gimnasio— puede resolver las necesidades de una vivienda de 250 metros cuadrados. El acabado del prototipo presentado ahora es de acero (además, con blindaje antibalas), pero el cliente puede elegir uno más tradicional y discreto, como la madera, por ejemplo. Pueden ir ancladas al suelo (en este caso se podría pedir hipoteca), apoyadas o crecer en altura.
Del acero al cartón. De Marte a la Tierra. Fiction Factory es una empresa con sede en Ámsterdam que construye y comercializa una casa modular hecha de cartón llamada Wikkelhouse. La idea nació hace 10 años cuando sus creadores utilizaron múltiples capas de cartón para envolver una caja de tomates. En la empresa explican esta forma de construir: “Se unen varias capas de cartón (24 en total) y se cubren con una lámina impermeable y transpirable. El resultado es una robusta estructura con óptimas cualidades de aislamiento y resistencia estructural”.
El cartón no es muy amigo de la lluvia y la humedad. ¿Qué pasa entonces? “La lámina impermeable hace que el cartón no se empape durante la lluvia y, además, cualquier humedad en el cartón puede salir”. La lámina se cubre con madera de pino para el revestimiento exterior y el interior está decorado con madera contrachapada. El tipo de cartón que se emplea es reciclado y se combina con otro virgen para aumentar la resistencia. “Wikkelhouse está hecha con materiales que tienen un impacto mínimo en el medio ambiente y es tres veces más ecológica que la vivienda tradicional”, según sus creadores.
La casa, que se monta en uno o dos días, no se fija al suelo, sino que se apoya en dos losas de hormigón y tres vigas de madera, que hacen de cimientos. Al basarse en módulos, puede ser tan grande como el propietario quiera. Se puede adquirir una a partir de 30.000 euros (no incluye transporte ni colocación). Sin embargo, la mayoría de las casas que se venden están entre los 50.000 y 85.000 euros. La compañía holandesa ha construido ya más de 100 unidades en Holanda, Alemania, Francia, Chile, el Reino Unido… De momento, no hay ninguna en España, aunque no descartarían atender pedidos en el norte del país. “La mayoría de las casas se venden como segunda residencia para vacaciones, oficina o casita en un jardín o en un tejado”, señalan.
Y de la Tierra (casi) al Sol. Es lo que buscan incansablemente las casas giratorias inteligentes que aterrizaron en el mercado español en 2015. Estos inmuebles giran 360 grados sobre sí mismos para buscar los rayos o darles la espalda y elegir las mejores vistas según la hora del día. La empresa andaluza Sunhouse construye y comercializa las viviendas llamadas Sunhouse360°, que consiguen un ahorro energético de hasta el 70% frente a una convencional. Está dotada de un sistema que le permite la rotación sobre su propio eje en cualquier sentido y sin límite de vueltas. El precio de uno de sus modelos (SH Urban), ya construido, ronda los 1, 3 millones de euros para 300 metros construidos.
La empresa tiene proyectos en República Checa, en Turquía (Bodrum) y en el norte de España, y en diciembre comenzará a comercializar modelos más pequeños y económicos, desde 30 hasta 128 metros cuadrados por un precio que va de 2.500 a 3.000 euros el metro cuadrado y con unos plazos de montaje de una semana.
“Estos nuevos modelos se van a vender tanto a particulares como a hoteles y al sector del ocio. Un módulo giratorio puede ser utilizado de manera independiente o incorporarse a una estructura fija, por ejemplo, una master suite sobre la cubierta de un hotel, un salón giratorio encima de una parte fija de la casa”, indica Bertrand Coué, uno de los fundadores de Sunhouse.
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