Cuando el capo de la droga Pablo Escobar murió en 1993, después de haber construido un imperio de cocaína de mil millones de dólares, dejó atrás un zoológico.
Mientras sus rinocerontes, jirafas, elefantes y canguros fueron realojados, los hipopótamos se quedaron en el rancho abandonado de Escobar en el campo colombiano.
En 2007 empezaron a aparecer a 100 kilómetros de distancia.
El veterinario Carlos Valderrama fue llamado para abordar el problema. Describe su experiencia de castrar a un hipopótamo en la naturaleza.
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