En 2022, el Primavera Pop ha vuelto de verdad. Si bien el año pasado ya pudo celebrarse el concierto de Los40 que da la bienvenida a la estación de entretiempo, ha sido este viernes cuando lo ha podido hacer sin restricciones de aforo y llenando el WiZink Center de Madrid al completo. Jóvenes, padres, madres y niños han agotado las 14.000 entradas que se pusieron a la venta por poco tiempo en febrero. Y así lo quiso destacar el maestro de ceremonias, Tony Aguilar: “Vamos a celebrar que estamos juntos. Que se oiga que estamos aquí”, exclamó durante la presentación inicial de la noche.
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Con la sombra de la covid disipándose, aunque todavía detectable por las mascarillas de los asistentes, la noche de Los40 quiso poner el foco en la invasión rusa de Ucrania. No hubo medias tintas al respecto por parte del primero de los 24 artistas que pasó por el escenario, Manuel Carrasco. “Que se acabe la puta guerra”, gritó el andaluz ante un público que le jaleó tras su interpretación de Qué bonito es querer con imágenes de los refugiados ucranios de fondo.
Pero al margen de la guerra, fue la fiesta, con su olor a humo y cerveza, lo que primó en el WiZink del Primavera Pop. Hubo actuaciones de artistas que levantaron notablemente el ánimo del público y otras que, inevitablemente, lo dejaron algo frío. Agoney, el primero de los exconcursantes del programa Operación Triunfo en actuar, no pareció despertar tanto entusiasmo durante su interpretación de Bang Over como cuando su nombre era anunciado segundos antes. Por algo similar pasó Zzoilo con su Mon Amour Remix, que sin Aitana presente perdía buena parte de su encanto, hasta el punto de que el propio cantante dejó que la gente interpretara la mayoría del tema.
El cantante Zzoilo durante la gala de LOS40 Primavera Pop, este viernes en el WiZink Center de Madrid. Kiko Huesca (EFE)
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No decepcionó Ana Mena con Cuando la noche llega, A un paso de la luna y Música Ligera, que con la asistencia de sus bailarines y una buena coreografía deslumbraron a todos los presentes. Cumplió también Chanel con SloMo. Vitoreada antes, durante y después de su performance, la futura enviada de España a Eurovisión se lució sin rastro perceptible de la polémica que la persigue desde el Benidorm Fest. Otra maestra de las coreografías, Lola Índigo, se atrevió con algunas de sus nuevas apuestas, como Las solteras, sin dejar de satisfacer a los que esperaban el indispensable La niña de la escuela. Y como buenos fans, los presentes le cantaron el cumpleaños feliz a Mimi con las linternas de sus móviles encendidas.
Pero pocos se llevaron tanto afecto popular como Marc Seguí, otro de los más esperados del cartel. No solo fue acompañado con fidelidad en el canto de Tiroteo Remix, sino que también se ganó varios aplausos por parar su actuación al ver que alguien se había desvanecido entre la masa que se postraba a sus pies. El broche de oro a toda la noche lo pusieron, en palabras de una asistente que aprovechó una de las actuaciones que menos le interesaban para salir a por una cerveza, los “dos que más valen la pena”: retumbó todo el espacio con el marchoso Loco de Justin Quiles, que se excusó por no poder “cantar toda la noche”; y llegado desde Puerto Rico, Nicky Jam regaló al WiZink center un final de altura con El Perdón y otros temas de fama internacional que fueron recibidos con todo el entusiasmo esperado.
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