El regreso de la princesa Charlene a Mónaco parece más lejano de lo que se preveía. La exnadadora y esposa del príncipe Alberto sigue convaleciente de la enfermedad que la afecta desde hace meses y su recuperación no solo está siendo lenta, sino que es más complicada de lo que parece. Tanto que, como ha informado su fundación a través de un escueto comunicado, Charlene, de 43 años, tendrá que volver a ser operada.
Es la tercera vez que la princesa se somete a una cirugía en los últimos meses. Esta vez se trata de una operación más compleja, dado que se utilizará anestesia general, pero también parece que podría ser la última. Así lo ha explicado la fundación en el comunicado que ha enviado a medios como Hello! (no está colgado en su página web) en el que expresan sus “mejores deseos con esa operación final y con todo el proceso de recuperación”. Ha sido el organismo que encabeza la princesa, y no el palacio de Mónaco, quien ha emitido la información al respecto.
Por el momento el príncipe Alberto no se ha pronunciado al respecto, aunque sí lo ha hecho durante las últimas semanas. En todo momento el soberano monegasco ha dejado claro que su esposa está enferma desde hace meses y que su dolencia no le permite tomar un avión y regresar a Mónaco, pero que en absoluto se trata de un problema matrimonial ni de una separación acordada. “Charlene no se ha exiliado”, insistía el hijo de Rainiero y Grace Kelly en una entrevista a principios de septiembre con la revista People. “No se fue porque estuviera enfadada conmigo o con alguien más. Se fue a Sudáfrica para comprobar el trabajo de su fundación allí y para pasar algo de tiempo con su hermano y sus amigos”, aseguraba.
“Se suponía que iba a ser una estancia de una semana larga, máximo diez días, y todavía sigue allí a causa de su infección y de todas las complicaciones médicas que han surgido”, afirmaba entonces el príncipe, en referencia a la situación médica de Charlene. La cuestión es que la princesa voló hasta su país natal el pasado mayo, pero contrajo una “infección de oídos, nariz y garganta”, como ella misma explicaba en julio, que le impidió volar de vuelta, todo a causa de una intervención en la boca para elevar el seno maxilar, algo que se hace al poner implantes dentales y que puede traer complicaciones y fuertes dolores en los oídos. “Lo que ha sido extremadamente difícil para mí fue cuando mi equipo médico me indicó que no podía regresar a casa para mi décimo aniversario de boda. Sin su amor [el de Alberto] y apoyo no habría podido superar este momento doloroso”, aseguraba.
Efectivamente, ella no estuvo en el Principado a principios de julio para celebrar los 10 años del enlace matrimonial con su esposo. De hecho, a mediados de agosto la princesa tuvo que ser intervenida una segunda vez, también con anestesia general y durante cuatro horas, para aliviar el problema. Unos días después, su marido y sus dos hijos, Jacques y Gabriela, viajaron al país africano para por fin ver a su madre y escenificar un encuentro familiar ante las cámaras. A principios de septiembre Charlene volvió al hospital por un desmayo.
“No se ha exiliado. Ha sido un problema médico que ha necesitado tratamiento, simplemente”, contó Alberto a mediados de septiembre, afirmando que la princesa estaba “lista para volver a casa” y bromeando con que su esposa ya estaba “preparada para convertirse en polizón en un barco de vuelta a Europa”. Incluso la propia Charlene estaba convencida de que pronto regresaría a Mónaco y se daba como fecha “finales de octubre”. Pero habrá que esperar para saber cómo ha ido la recuperación de Su Alteza Serenísima (el título que reciben los príncipes de Mónaco) y para comprobar que, definitivamente, esta operación ha sido la última.
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