El mexicano Checo Pérez muestra su casco especial para el Gran Premio de México.EDGARD GARRIDO (REUTERS)
Cada año, los Slim reciben a Checo Pérez antes de su Gran Premio para llenarlo de elogios, publicitar la empresa tecnológica junto al deportista y decir públicamente que, tras años de fuertes inversiones, tienen a un piloto en el selecto mundo de la Fórmula 1. Este año ha sido el mejor, con dos victorias en las 10 veces que se ha subido al podio. Mientras Pérez daba este miércoles su conferencia de prensa, ahí iban los Checos, aficionados del mexicano vestidos con toda la indumentaria de Red Bull, como si fueran maniquíes. Todos, agolpados para buscar una fotografía o un autógrafo imposible.
“Ha sido una temporada intensa. El triunfo más especial en mi carrera fue Mónaco, es como siempre un sueño, [porque] entras a la historia del automovilismo mundial”, comenzó el mexicano. La prensa mexicana, entusiasmada por tener un ídolo en el deporte, cuestionó sobre qué prefería: consolidarse como el subcampeón del mundo, hacer el 1-2 con Max Verstappen para Red Bull, o ganar por primera vez en el Gran Premio de Ciudad de México. “Sin duda ganar México, es un sueño que tengo desde niño y ser subcampeón del mundo… Nunca lo ha sido”, respondió.
Sobre la posibilidad de que Verstappen y Red Bull le dejaran ganar, hay expectativas altas. “Tengo el apoyo de Red Bull, tengo que ser perfecto para ganar la carrera”, consideró el mexicano. Verstappen, una máquina de ganar a toda costa, ha dicho que él pelea por el triunfo en cada carrera. No por nada ya es el bicampeón de la Fórmula 1. “Espero ganar, tengo la oportunidad de hacerlo”, agregó.
En México el Gran Premio se toma muy en serio. Desde 2015, el país se ha entregado completamente a llenar el autódromo Hermanos Rodríguez y se ha ganado el premio a mejor evento de Fórmula 1 en cinco ediciones. El apoyo a Checo Pérez despegó en 2021 cuando le fichó Red Bull. En el oasis mexicano no hay otro gran ídolo. En Europa, meca de la F1, la prensa y analistas han sido muy duros con el mexicano. ¿Ha sufrido racismo?, preguntó este diario al piloto. “La verdad es que no, lo único es que quizá si tengo una buena carrera, no se habla tanto como si fuera un piloto europeo, y si tengo una mala carrera, se habla más. Soy muy afortunado de ser mexicano, creo que muy pocos pilotos en la historia del deporte han podido experimentar el nivel de apoyo que tengo en mi país”, comentó.
“Hay un buen talento en mi país, en Latinoamérica, es un deporte donde no hay muchas oportunidades, donde se abre uno o dos lugares por año. Dependerá de qué tanto [los jóvenes talentos] peleen por sus sueños. Estamos viviendo la era de los mejores pilotos de la historia, llegan muy preparados, con mucho conocimiento. Necesitamos que las nuevas generaciones lo den todo”, comentó Pérez, de 32 años.
Pérez presentó su casco especial para este fin de semana con un diseño que remite a una Catrina o Catrín y al papel picado que se utiliza en las ofrendas por el Día de los Muertos. El ganador de la clasificación obtendrá un casco réplica que usaban los hermanos Rodríguez, leyendas mexicanas del automovilismo. “Sería muy especial tenerlo en mi colección, es una gran pieza como mexicano y aficionado”, opinó.
La Fórmula 1 comenzará este fin de semana en lo que será el imán perfecto para la economía mexicana con las ganancias por el Gran Premio, el subidón de llegada de turistas y la celebración del Día de Muertos. La Secretaría de Desarrollo Económico de Ciudad de México estima una derrama económica de 4.731 millones de pesos. Un triunfo, o un podio en todo caso, de Checo Pérez desataría el jolgorio mexicano.
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