Pekín ha dado este jueves por controlado el brote de coronavirus que padece desde hace una semana y que hasta el momento ha causado 158 contagios confirmados. En una rueda de prensa, el epidemiólogo jefe del Centro chino de Prevención y Control de Enfermedades (CDC), Wu Zunyou, ha declarado que el foco alcanzó el pico el pasado sábado, día 13. Preguntado por si el brote vinculado al principal mercado mayorista de la capital se encuentra ya bajo control, ha replicado: “sí, lo está”.
Aunque a lo largo de los próximos días aún se irán confirmando nuevos casos, “la transmisión del virus está bajo control, con lo que la curva se irá aplanando poco a poco. El brote está controlado”, afirmó Wu. “Pekín ha actuado rápido para minimizarlo en la medida de lo posible”, ha añadido.
El anuncio llega después de que la capital anunciara este jueves 21 nuevos casos confirmados, un descenso con respecto a los 31 del día anterior. El sábado, el día que los expertos consideran que se llegó al pico, se detectaron 53 contagios confirmados.
El experto del CDC chino apuntó que, dadas sus similitudes con el primer brote en Wuhan, el foco original de la pandemia y donde también se detectaron los primeros casos en un mercado de alimentos frescos, el episodio de Pekín ayudará a arrojar luz sobre el origen del virus y su transmisión.
Entre las primeras muestras que se tomaron en el mercado pequinés de Xinfadi se encontraban unas tablas para cortar salmón que dieron positivo de coronavirus. Los expertos no creen que el pescado en sí fuera el transmisor de la enfermedad, y consideran en cambio que pudo tratarse de una contaminación ambiental o de un contagio de humano a humano.
Según ha apuntado Wu, las encuestas epidemiológicas de los expertos han encontrado un mayor número de contagios entre los pescaderos del mercado que entre otros trabajadores de esas instalaciones. También empezaron a mostrar síntomas antes que los demás.
“A finales del año pasado, cuando surgieron los casos de aquella neumonía atípica en el mercado de pescado de Huanan en Wuhan, sospechamos que los animales salvajes podían ser la causa. Ahora el nuevo brote en el mercado mayorista de Pekín nos ha hecho volver la vista atrás hacia Wuhan, nos ofrece una nueva dirección para resolver el misterio”.
En su opinión, el origen del brote podría estar relacionado con el almacenamiento de mariscos a baja temperatura y en un ambiente húmedo, como ocurría en Xinfadi. “Aún hace falta investigar más, pero considero que estas condiciones permiten que el virus pueda esconderse y sobrevivir”, ha apuntado el epidemiólogo.
Precisamente, la Comisión Central para la Inspección de la Disciplina, el brazo policial del Partido Comunista de China, había abogado por una reforma exhaustiva de los estándares de higiene en los mercados mayoristas y en la cadena de alimentación, en un informe publicado en su página web al hilo del nuevo brote.
“La epidemia es un espejo que no solo refleja los aspectos más sucios y caóticos de los mercados mayoristas, sino también el bajo nivel de las condiciones en que se gestionan”, denuncia el organismo. La mayor parte de las instalaciones de los mercados actuales, recuerda, se construyeron hace dos o tres décadas, cuando China se encontraba en un estadio de desarrollo muy inferior y las técnicas de tratamiento de las aguas residuales y el alcantarillado eran más primitivas.
Retroceso en la desescalada
El brote de Pekín, el más importante desde las peores semanas de la pandemia en febrero, ha hecho que la capital retrocediera en su proceso de desescalada y declarara este martes el regreso al nivel 2 de alerta sanitaria, el segundo más alto de un total de cuatro. Entre otras medidas, ello implica la obligatoriedad del uso de mascarillas en la calle, controles de temperatura en la entrada a lugares públicos y complejos de viviendas, el cierre de estos complejos a los no residentes y la recomendación del teletrabajo.
Además, han vuelto a cerrarse los colegios y se ha lanzado una campaña de desinfección e inspección a todos los restaurantes, comedores y tiendas de alimentación. Quienes trabajen en ellos deberán someterse a una prueba de coronavirus. Hasta este miércoles, y desde el comienzo del brote, Pekín ha administrado 356.000 test.
También se ha limitado la movilidad entre Pekín y el resto del país. Tienen vetado abandonar la ciudad los casos confirmados y sus contactos, los casos sospechosos y las personas con fiebre. Tampoco pueden salir los trabajadores de los mercados afectados (se encontraron casos en otros dos, todos ellos vinculados con Xinfadi) ni las 200.000 personas que visitaron esas instalaciones desde el 30 de mayo. La tercera categoría de inmovilizados en Pekín son los residentes en los 32 barrios considerados “de riesgo” entre los 7.200 que componen la capital, aquellos en los que se han registrado casos confirmados.
Varias ciudades y provincias han impuesto cuarentenas de 14 o 21 días a los provenientes de las áreas de riesgo de la capital, para impedir la propagación del brote: algunas han detectado casos relacionados con la infección en Xinfadi. En los últimos dos días, los aeropuertos de Pekín han cancelado aproximadamente dos tercios de sus vuelos, y tanto las aerolíneas como las compañías ferroviarias ofrecen reembolsos gratuitos de los billetes que se devuelvan.
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