China ha impuesto sanciones contra cuatro entidades y nueve individuos británicos, con el argumento de que han contribuido a diseminar “falsedades y rumores” sobre la situación en Xinjiang. La acción responde a las medidas similares que el Reino Unido —como la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos— había anunciado hace cuatro días contra altos funcionarios chinos por los abusos contra los derechos humanos en esa región china, hogar de la minoría uigur. Las sanciones prohíben a los ciudadanos y entidades chinas hacer negocios con los castigados y sus familias, que tampoco podrán viajar a China, según ha indicado el Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín.
La iniciativa china representa el paso más reciente en un enfrentamiento cada vez más agrio entre el gigante asiático y Occidente acerca de la situación en Xinjiang. Varios gobiernos, académicos y organizaciones no gubernamentales denuncian el establecimiento de una red de campos de reeducación para los uigures y otras minorías, en los que se ha detenido a más de un millón de personas; se les imponen medidas drásticas de control de la natalidad, y están sometidos a trabajos forzados.
Pekín niega las acusaciones y sostiene que los campos son centros de formación profesional donde los internos se encuentran de manera voluntaria. También sostiene que estos lugares son una herramienta fundamental para luchar contra el terrorismo islámico, después de que China sufriera una serie de atentados hasta mediados de la década pasada, que atribuye a grupos de ideología musulmana radical.
El Ministerio de Exteriores chino ha asegurado en un comunicado: “China está firmemente decidida a salvaguardar sus intereses de soberanía nacional, seguridad y desarrollo, y advierte al Reino Unido de no continuar por el camino equivocado. De lo contrario, China emprenderá aún más medidas”.
Entre los británicos castigados por Pekín se encuentran cinco diputados —Iain Duncan-Smith, Tom Tugendhat, Neil O’Brien, Nos Ghani y Tim Loughton—, dos legisladores de la Cámara de los Lores —David Alton y Helena Kennedy—, el abogado Geoff Nice y la profesora universitaria especializada en la región de Xinjiang, Joanne Smith Finley. Las instituciones incluidas en la lista negra son el China Research Group —creado por los conservadores británicos—, la Comisión de Derechos Humanos del Partido Conservador, la asociación Uyghur Tribunal y el bufete de abogados Essex Court Chambers, que considera que la situación en Xinjiang equivale a un genocidio.
“Parece que el Gobierno chino me sanciona por decir la verdad sobre la tragedia uigur en Xinjiang, y por tener conciencia”, escribía Smith Finley en Twitter. “Bueno, así sea. No me arrepiento de hablar, y no me van a callar”.
Ofensiva contra varias firmas de moda
El lunes, el gobierno del presidente Xi Jinping ya había respondido con sanciones contra diez individuos y cuatro instituciones europeas a las medidas punitivas de la UE. Desde entonces, las tensiones entre los dos bloques no han dejado de crecer. En los Veintisiete se escuchan voces que advierten que corre peligro el acuerdo de inversiones cerrado en diciembre tras siete años de negociaciones entre Pekín y Bruselas. En China, varias grandes firmas europeas de moda ven peligrar el futuro de su negocio en la segunda economía del mundo, por oponerse a utilizar en sus prendas algodón de Xinjiang.
La primera ha sido la sueca H&M, contra la que la televisión estatal ha pedido un boicoteo de los consumidores y que ha visto cómo de la noche a la mañana se convertía en un paria virtual en el ciberespacio chino. No solo sus productos se esfumaban de las plataformas de comercio electrónico; hasta las referencias a sus tiendas desaparecían de las aplicaciones de mapas y geolocalización. Otras multinacionales como Nike, Adidas o incluso Inditex se han visto señaladas por los consumidores o los medios oficiales chinos. El grupo español, según publica el periódico Global Times, había publicado en su día un comunicado para rechazar el algodón de Xinjiang, que ahora ha desaparecido de su página.
Ante el riesgo de perder un mercado muy lucrativo, algunas compañías han emitido comunicados para sumarse a una campaña lanzada estos días en las redes sociales chinas, “Yo apoyo el algodón de Xinjiang”. Firmas como Hugo Boss han afirmado a través de Weibo, el Twitter chino, que “el algodón de Xinjiang es uno de los mejores del mundo” y la firma “seguirá comprándolo y apoyándolo”.
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