Pekín ha comenzado a dar señales oficiales de que podría haber una luz al final del estrecho túnel antipandémico, tras las protestas ciudadanas contra la férrea política de covid cero y el inmediato despliegue policial para sofocar cualquier atisbo de disidencia. La viceministra Sun Chunlan, conocida como la zarina de la covid cero, ha asegurado que “el país se enfrenta a una nueva situación” en la batalla contra la pandemia. Sus palabras reflejan el giro de guion que China ha comenzado a escribir apenas unos días después de las manifestaciones. Y coinciden con la visita a la capital del país de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, que ha expuesto en su encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, el ejemplo de la fórmula europea de inmunización.
La viceministra Sun ha explicado que China se adentra en esta nueva fase “a medida que la patogenicidad del virus ómicron se debilita, se vacuna a más personas y se acumula experiencia en la contención del virus”, según declaró el miércoles en un encuentro de la Comisión Nacional de Salud. En la cita pudo analizar las “opiniones y sugerencias” de expertos, ha recogido la agencia oficial Xinhua. En sus declaraciones, de forma notoria, quedaba ausente la expresión “cero covid dinámica”, nombre oficial de la estrategia omnipresente hasta ahora. Y pedía “reforzar la inmunización de toda la población, especialmente de los ancianos”, uno de los puntos flacos de cara a la reapertura.
Estas palabras ―que los dirigentes chinos y los órganos de propaganda miden al milímetro― van acompañadas de gestos concretos en los últimos días, como la supresión temporal de los confinamientos en varios distritos de Guangzhou, un centro manufacturero en el sur del país donde los trabajadores migrantes afectados por los cierres han protagonizado duros enfrentamientos con la policía. En la capital del país, aún azotada por una ola de contagios, se han reabierto este jueves algunos centros comerciales y, según Bloomberg, se permitirá a los contagiados de covid realizar las cuarentenas en casa (y no de forma centralizada en lugares aislados, como se hacía hasta ahora).
Una de las sorpresas en este cambio de paso es que coincide con las peores cifras de infecciones en China desde el inicio de la pandemia, aunque la ola parece haber tocado ya techo (este jueves, se han notificado 36.000 nuevos contagios cuando hace tres días superaban los 40.000). Otra: que al viraje conceptual contribuyen algunos de los analistas más próximos a Pekín, como Hu Xijin, ex redactor jefe del diario oficialista Global Times. Si hace unos días subrayaba la escasa mortalidad de la variante ómicron, este jueves ―citando las palabras de Sun y la relajación de medidas en Guangzhou y Pekín― afirmaba: “China está acelerando el levantamiento de los cierres a gran escala”.
El giro en el libreto ha ido también acompañado de un renovado énfasis por parte de Pekín en la vacunación de los mayores, todavía en tasas muy bajas. China se ha fijado objetivos ambiciosos que le exigirán pisar el acelerador para inmunizar a los más vulnerables. El Gobierno pretende que un 90% de los mayores de 80 años tengan al menos una dosis en los próximos dos meses, según ha desvelado la revista económica china Caixin (en la actualidad solo la tiene el 76,6%); y pretende alcanzar ese mismo 90% entre todos aquellos mayores de 80 que reúnan los requisitos para estar completamente vacunados o para recibir la inyección de refuerzo. Entre quienes tienen entre 60 a 79 años, el objetivo es alcanzar el 95% para finales de enero. “La estrategia de vacunación es vista como crucial para la reapertura”, asegura esta revista.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en visita relámpago a la capital china este jueves, ha subrayado el ejemplo europeo en la vacunación ante el presidente Xi. “He compartido nuestra experiencia y he dejado claro que las farmacéuticas europeas están dispuestas a proveer de vacunas al país si las autoridades chinas las aprueban”, afirmó Michel en una rueda de prensa tras la reunión. Al igual que el viaje a Pekín a principios de noviembre del canciller alemán, Olaf Scholz, el líder europeo se ha reunido con la cúpula china en el Gran Palacio del Pueblo y no ha tenido apenas contacto con el exterior por motivos de las restricciones por la pandemia. El de hoy es el primer encuentro de alto nivel y cara a cara entre la Unión Europea y el gigante asiático desde 2020.
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Michel, el primer líder extranjero que visita China tras la mayor muestra de desaprobación pública en sus calles desde las protestas de 1989, ha pasado de puntillas por la obligada pregunta de si ha tenido oportunidad de tratar con Xi sobre las manifestaciones del pasado fin de semana. “Sí, hemos discutido este asunto” y “la reacción de las autoridades”, se ha limitado a compartir. El presidente del Consejo Europeo prefirió enfatizar que se ha acordado retomar el llamado Diálogo sobre Derechos Humanos, mecanismo bajo el cual Pekín y Bruselas se han reunido en 37 ocasiones, la última en 2019, antes de la pandemia. “Es un paso muy importante que, espero, mejore el nivel con el que se lidia en China y en la UE con un asunto trascendental como son los derechos humanos. Para la UE, el derecho a manifestarse es fundamental y está garantizado a través de los instrumentos internacionales y las Constituciones de los países miembros”, agregó.
La influencia china sobre Rusia
El líder europeo afirmó que durante su encuentro con Xi, de unas tres horas de duración, se ha dedicado “mucho tiempo” a tratar sobre la guerra de Ucrania. Precisamente motivados por la calculada equidistancia de Pekín a condenar la invasión rusa, a finales de octubre los Veintisiete mantuvieron una reunión estratégica para afrontar el desafío que supone para el bloque una China cada vez más asertiva. Este jueves, Michel pidió al líder chino que “utilice su influencia” y exponga “argumentos concretos” para convencer al Kremlin de que “debe respetar la ley internacional y cumplir con sus obligaciones internacionales”.
En su comparecencia, Michel aseguró que Xi “ha dejado muy claro que no está proveyendo de armas a Rusia” y que China considera que “la amenaza nuclear es inaceptable e irresponsable”. Los medios estatales chinos, que nueve meses después del inicio de la guerra continúan evitando nombrarla como tal, citan a Xi utilizando un proverbio para expresar que, en los conflictos bélicos, también hay vidas inocentes en juego: “Cuando se incendian las puertas de la ciudad, los peces en el foso también sufren”. Según manifestó Michel: “Hemos hablado de que, en las próximas semanas, toda la comunidad internacional, con China incluida, debe utilizar todas las herramientas e instrumentos disponibles para convencer al Kremlin y a Rusia de finalizar la guerra y respetar la soberanía de Ucrania”, manifestó.
La Unión Europea está en proceso de recalibrar su relación con China y adoptar una postura unificada ante Pekín. Cada vez más voces dentro del bloque reclaman la necesidad de rediseñar la fórmula por la que el gigante asiático se considera, primero, un “socio estratégico”; después, un competidor y, por último, un rival sistémico.
Respecto al comercio, Michel destacó que las empresas e inversores europeos “necesitan más reciprocidad y equilibrio”. “Del lado europeo el acceso al mercado sigue siendo muy abierto, mientras que en China muchos sectores permanecen mucho más cerrados”, denunció. Según la agencia estatal de noticias Xinhua, Xi enfatizó que su país “permanecerá abierto a las firmas europeas y espera que la UE pueda eliminar las interferencias para proporcionar un entorno comercial justo y transparente para las empresas chinas”. Michel también aprovechó el encuentro para reafirmar el compromiso de Bruselas con el principio de una sola China en beneficio de la “paz y la estabilidad” en el estrecho de Taiwán, por el que navega el “40% del comercio de la Unión Europea”.
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