Pekín apuraba el lunes los preparativos, que han paralizado buena parte de la ciudad desde hace semanas, para celebrar el martes el 70 aniversario de la República Popular China con un imponente desfile militar, el mayor de su historia, y otro civil en el que participarán decenas de miles de personas.
Unas celebraciones que los dirigentes chinos temen que se vean empañadas por las protestas en Hong Kong, que comenzaron el pasado junio y se han recrudecido a medida que se acercaba el 1 de octubre.
El 70 aniversario no es uno cualquiera, marca un hito en la supervivencia del todopoderoso partido comunista chino y de la república popular, que al cumplir setenta años supera los 69 de existencia de la Unión Soviética (1922-1991).
El especial régimen chino se convierte con ello en el sistema comunista -como se sigue considerando a sí mismo pese a haber abrazado la economía de mercado- más longevo de la historia.
Y lo hace además convertido en una superpotencia global y en la segunda mayor economía del planeta.
Con todo, la celebración llega en un momento especialmente difícil para Pekín, con protestas en Hong Kong desde hace meses, una guerra comercial abierta con Estados Unidos y una cada vez mayor ralentización del fuerte crecimiento económico que experimenta desde hace décadas.
La sombra de Hong Kong sobrevuela los preparativos y a los dirigente chinos les preocupa que las imágenes de las protestas en la excolonia británica, cada vez más violentas, puedan eclipsar las de los fastos del setenta aniversario.
El Gobierno se ha volcado en los preparativos y en las medidas de seguridad. Las calles de Pekín lucen engalanadas con grandes arreglos florales y banderas rojas, mientras que las paredes de algunos rascacielos se han cubierto de luces que forman en lo alto un gigantesco 70.
Los ensayos del desfile militar han llevado a cerrar al tráfico los últimos tres fines de semana varias avenidas del centro de la ciudad, que se han visto pobladas de tanques, y los vecinos de algunos bloques de viviendas no podrán siquiera salir o entrar de sus casas desde este domingo hasta el miércoles.
Desde hace días también las Redes Privadas Virtuales (VPN, por sus siglas en inglés) que utilizan sobre todo los extranjeros para esquivar la censura china en internet no funcionan o lo hacen con muchos problemas.
Para reforzar la seguridad se han prohibido desde el 1 de septiembre los vuelos de drones, de cometas e incluso de palomas mensajeras, muy apreciadas por los chinos.
Carteles rojos en las avenidas cercanas a la plaza de Tiananmen, que será el corazón de las celebraciones, animan en grandes letras blancas a festejar el aniversario “con el Partido Comunista y el camarada Xi Jinping (el presidente chino) en su centro”.
Más de 15,000 soldados participarán en el desfile, junto a 160 aviones de combate y drones supersónicos, además de 580 tanques y otras piezas de artillería y misiles, algunos de ellos nunca vistos en público, según los medios oficiales chinos.
Entre ellos, se prevé que se exhiba el nuevo misil balístico intercontinental Dongfeng 41, que puede cargar varias cabezas nucleares y alcanzar los Estados Unidos.
A la exhibición militar le seguirá un desfile civil en el que participarán cerca de 100,000 personas junto a decenas de carrozas alegóricas de las diferentes etapas que ha atravesado el país en los últimos setenta años.
Antes del desfile, Xi pronunciará un esperado discurso desde la Puerta de la Paz Celestial, frente a la plaza de Tiananmen, al igual que hizo Mao Zedong en ese mismo lugar cuando proclamó la República Popular China el 1 de octubre de 1949.
Se espera que su intervención, en una fecha tan señalada, marque las líneas maestras de sus planes para el futuro del país.
El presidente y los otros ocho miembros del Comité Permanente del Politburó -la plana mayor del Partido Comunista Chino (PCCh)- rindieron el lunes homenaje al “gran timonel” y realizaron tres reverencias ante su mausoleo en la plaza de Tiananmen.
No está muy claro que Mao hubiese aprobado la conversión de la economía China al capitalismo, pero sin duda quedaría asombrado si pudiese ver los colosales cambios que ha experimentado el depauperado país sobre el que triunfó su revolución comunista.