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China se retracta de las palabras del embajador que cuestionó la soberanía de las antiguas repúblicas soviéticas

EL PAÍS

Unas polémicas declaraciones de un diplomático chino sobre la soberanía de las antiguas repúblicas soviéticas han elevado la desconfianza de la UE ante el papel del gigante asiático en la guerra de Ucrania. China se ha visto forzada a dar marcha atrás de forma casi inmediata y concluyente sobre las palabras del embajador chino en Francia, Lu Shaye. En una entrevista televisiva emitida el viernes pasado, el diplomático puso en duda la soberanía internacional de las antiguas repúblicas soviéticas, incluidos los países bálticos y Ucrania, así como la pertenencia de Crimea a este país. Las palabras del embajador han levantado una polvareda diplomática de proporciones considerables, especialmente en Estonia, Letonia y Lituania, ahondando su ya tensa relación con Pekín. Los gobiernos de los tres países, que recuperaron su independencia en la década de 1990 tras la ocupación soviética, han convocado a los representantes diplomáticos chinos para pedirles explicaciones.

Para tratar de apaciguar los ánimos, Pekín ha negado este lunes que la postura defendida por el embajador refleje la visión oficial: “China fue uno de los primeros países en establecer relaciones diplomáticas con los países afectados [tras la disolución de la Unión Soviética]”, ha dicho Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino. “El país que usted menciona”, ha remarcado en referencia a una pregunta específica sobre la soberanía de Ucrania, “es un Estado miembro de pleno derecho de la ONU”. “Todos sabemos que solo los países soberanos pueden convertirse en Estados miembros de la ONU. […] China respeta el estatus de las antiguas repúblicas soviéticas como países soberanos tras la disolución de la Unión Soviética”, ha añadido la portavoz Mao, según la transcripción oficial de la rueda de prensa en la que Pekín esculpe, jornada a jornada, su posición sobre los asuntos globales. “La posición de China”, ha dicho, “no ha cambiado”. Y, por si hubiera lugar a equívoco, ha remachado: “Mi declaración representa la posición oficial del Gobierno chino”.

La réplica de Pekín llega tras las polémicas palabras de su embajador en Francia, a quien el Ministerio de Exteriores francés ha convocado este lunes. Al ser interrogado en el canal de noticias LCI sobre la provincia ucrania de Crimea —anexionada ilegalmente en 2014 por Moscú—, Lu Shaye negó el viernes por la noche la soberanía de las antiguas repúblicas soviéticas. Los países de la antigua URSS “no tienen estatuto efectivo en derecho internacional porque no existe ningún acuerdo internacional que haga efectiva su condición de países soberanos”, afirmó, despertando las alarmas en Kiev, Bruselas y en las capitales de las antiguas repúblicas soviéticas. La embajada de China en Francia también ha emitido este lunes un comunicado en el que afirma que las palabras de Lu “no fueron una declaración de política, sino una expresión de opiniones personales en un debate televisado”, y reclama que no sean “objeto de una interpretación excesiva”.

Sus palabras han alimentado la sospecha de la parcialidad de Pekín sobre la invasión rusa, que nunca ha condenado. Llegan, además, tras la reciente visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a China —que también suscitó polémica, sobre todo por sugerir después que la UE debería evitar verse arrastrada a las tensiones entre Pekín y Washington por Taiwán— para estrechar la relación económica y tratar de involucrar al todopoderoso Xi Jinping en un plan de paz para la guerra del Kremlin en Ucrania.

De ahí que la cuestión sea de extrema importancia en un momento en el que China trata de perfilarse como posible mediador en la guerra de Ucrania. Entre otras cosas, permite interpretar con mayor exactitud la hoja de ruta para lograr un alto en fuego en la guerra de Ucrania publicada por China el pasado mes de febrero. Entre los 12 puntos del papel de “posición” (que no plan de paz) para resolver la “crisis política” (que no guerra), el Gobierno de la segunda potencia mundial reclama, en primer lugar, respetar “la soberanía, la independencia y la integridad territorial” de “todos los países”.

Pekín, que mantiene un calculado equilibrio escorado hacia Moscú, no especifica en el documento qué soberanía de qué país ha sido violada. Y este es un punto clave. Porque la declaración de respeto a la soberanía de los países había sido hasta ahora uno de los pocos epígrafes del plan chino que contaba con el reconocimiento de varios líderes de la UE, como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, o el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Un comentario como el de su diplomático en Francia podría abrir la puerta a una reinterpretación de lo que esa soberanía e integridad territorial implican; una versión más inclinada hacia Moscú.

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Los comentarios del enviado diplomático chino a Francia han suscitado una oleada de reacciones críticas en la UE. El alto representante para la Política Exterior y la Defensa, Josep Borrell, los calificó como inaceptables. Este lunes, tras la reunión de ministros de Exteriores de los Veintisiete en Luxemburgo, el jefe de la diplomacia europea ha asegurado que la rectificación de Pekín son “buenas noticias”. Lo sucedido ha puesto las relaciones de la UE con China —una cuestión muy divisiva en el seno de la Unión— en un punto destacado del debate en la reunión y el vínculo con China y el camino hacia recalibrarlo también estará en la agenda de la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en junio. Más de 80 diputados de varios países de la UE han firmado una petición para que Francia declare a Lu Shaye persona non grata.

La rectificación puede no satisfacer a los países Bálticos. “Siempre hemos dicho que no confiamos en China como posible mediador [para un plan de paz en la guerra de Rusia en Ucrania]”, ha incidido el ministro de Exteriores lituano, Gabrielius Landsbergis, antes de la reunión. “Ha elegido un bando de manera definitiva: está de parte de Rusia”, ha añadido el ministro, que ha asegurado que los comentarios chinos del domingo recuerdan a la propaganda rusa sobre Ucrania.

Lituania tiene, además, unas relaciones particularmente difíciles con China y ha estado en el punto de mira de Pekín, con sanciones, tras profundizar vínculos con Taiwán en 2021. Los tres países bálticos, que declararon su independencia por primera vez en 1918 tras la Revolución Rusa, fueron ocupados por la URSS y anexionados, y ahora forman parte de la UE y la OTAN. Además, son tres de los más firmes apoyos de Ucrania en la Unión Europea.

En Kiev, el Gobierno ha rechazado los comentarios del embajador chino en Francia. “Es extraño escuchar una versión absurda de la historia de Crimea de un representante de un país que es escrupuloso con su historia milenaria”, dijo Mijailo Podolyak, asesor del presidente Volodímir Zelenski, en las redes sociales el domingo. “Todos los estados post-soviéticos tienen un estatus soberano claro consagrado en el derecho internacional”, añadió.

La polémica también ha dejado huella entre las plumas opinadoras que forjan la visión de Pekín. “Hay que animar a los diplomáticos chinos a hablar con los principales medios de comunicación occidentales, y no deben tener miedo de causar controversia”, escribió el domingo en redes sociales Hu Xijin, exdirector del diario oficialista Global Times. No se pronuncia sobre el fondo de las palabras del embajador. Tampoco las condena ni pide que las retire. Al contrario, anima a que la comunidad diplomática se exprese y se enfrente a lo que considera preguntas controvertidas e inevitables. “La debilidad actual de China es que está siendo reprimida por Occidente en términos de opinión pública, y esta situación debe superarse”, dice Hu, que pide que se “ignoren las protestas”.

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