El ministro de Defensa de Taiwán, Chiu Kuo Sheng, ha advertido que China tendrá la capacidad de lanzar una invasión sobre la isla para 2025, en la primera clara advertencia de su Gobierno sobre la posibilidad de un conflicto armado y en medio de una escalada de las tensiones entre Pekín y Taipéi, después de que casi 150 aviones militares chinos hayan sobrevolado las cercanías del espacio aéreo taiwanés en cuatro días.
“Es la situación más dura en la que me he encontrado en más de 40 años de vida militar”, ha asegurado Chiu, en una intervención ante el Yuan Legislativo, el Parlamento taiwanés, en una sesión para analizar la petición del Gobierno de aprobar un presupuesto extraordinario de 8.900 millones de dólares (unos 7.710 millones de euros) para la compra de armamento en los próximos cinco años. Parte de esa partida se dedicaría a adquirir sistemas antibuque. Otra parte, al desarrollo de misiles supersónicos.
De hecho, China ya sería capaz de atacar la isla si lo deseara, ha precisado el ministro. “Pero tienen que calcular a qué precio, y qué resultados obtendrían”. En cambio, “a partir de 2025 ya habrán rebajado ese precio y las posibles pérdidas al nivel más bajo posible, por lo que tendrán una capacidad completa”.
Pekín considera a Taiwán parte de su territorio y nunca ha renunciado a la fuerza como vía para lograr la unificación. Desde el 1 de octubre, día de su fiesta nacional, China ha enviado 149 aviones a sobrevolar la zona de defensa aérea taiwanesa, incluidos bombarderos con capacidad de transportar ojivas nucleares y cazas. En este tiempo, en tres jornadas batió el récord -con 38, 39 y 52 aviones respectivamente- de aeronaves enviadas en un solo día desde que Taipéi empezó a publicar esas cifras el año pasado, cuando Pekín convirtió esas incursiones en una práctica habitual. El número llevado a cabo estos primeros días de octubre ya representa más que todas las incursiones registradas en septiembre.
Hasta el momento el Gobierno chino no ha dado una explicación oficial por el súbito aumento en el número de irrupciones aéreas en las cercanías de la isla gobernada democráticamente. Los vuelos parecen ligados, por un lado, a la fiesta nacional de la República Popular y al envío de un mensaje nacionalista a su propio público. Por otro, representan una reacción a las maniobras militares que desarrolla en la zona Estados Unidos junto a sus aliados Japón, Nueva Zelanda, Holanda, Canadá y el Reino Unido.
Las relaciones entre Pekín y Taipéi, ya difíciles desde la llegada al poder de la presidenta Tsai Ing Wen en 2016, se han deteriorado desde la reelección de la líder del Partido Demócrata Progresista (PDP) y el estallido de la pandemia de coronavirus, ambos en enero de 2020. Tsai y su Gobierno mantienen una línea de distanciamiento hacia China y de acercamiento a Estados Unidos, y el Gobierno de Xi Jinping considera a la líder taiwanesa una defensora del independentismo de la isla.
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Estados Unidos, obligado por ley a defender a Taiwán en caso de ataque, advertía el domingo a Pekín contra las incursiones aéreas. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguraba que el compromiso de Washington con Taipéi es “sólido como una roca”.
La noche del martes, el presidente estadounidense, Joe Biden, aseguraba que había hablado con Xi Jinping sobre Taiwán y ambos habían acordado respetar el statu quo de la isla. “Estamos de acuerdo… en acatar el arreglo sobre Taiwán. Hemos dejado claro que no creo que él deba estar haciendo otra cosa que acatar el acuerdo”, declaró Biden a la prensa al regreso de un viaje a Michigan.
China y Estados Unidos respetan el principio “Una Sola China”, el reconocimiento de que existe un solo país llamado China y su representante es el Gobierno de Pekín. Más allá de eso, sus interpretaciones difieren. Para China, ese principio incluye a Taiwán en su territorio. Para Washington es una “política” que no especifica el estatus de Taiwán; no reconoce ni su independencia ni la soberanía de Pekín sobre la isla.
La situación de Taiwán será, a buen seguro, uno de los asuntos dominantes en la reunión que celebran en Ginebra este miércoles el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jack Sullivan, y el consejero de Estado chino, Yang Jiechi.
En un artículo para la revista Foreign Affairs publicado el martes, Tsai lanzaba un llamamiento a la comunidad internacional a apoyar a Taipéi frente a las presiones chinas. “Si Taiwán cayera, las consecuencias serían catastróficas para la paz regional y el sistema de alianzas democráticas. Enviaría el mensaje de que en la competición de valores en el mundo el autoritarismo se impone a la democracia”, apunta la presidenta.
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