Cientos de manifestantes bloquean un convoy militar francés en Burkina Faso


Un convoy militar francés que se dirigía de Costa de Marfil a Malí se encuentra bloqueado desde este sábado en Burkina Faso después de que cientos de manifestantes le cortaran el paso en la ciudad de Kaya, a 100 kilómetros al noreste de Uagadugú, capital del país. El convoy, integrado por unos sesenta vehículos y un centenar de militares, tuvo que dar media vuelta y se encuentra desde este domingo en una base militar en Laongo, a unos 30 kilómetros de la capital, protegido por soldados burkineses. Los manifestantes acusan al Ejército galo de complicidad con el yihadismo que golpea a este país desde 2015, en lo que constituye una expresión de un creciente sentimiento antifrancés que se extiende por toda la región del Sahel.

El ministro de Asuntos Exteriores galo, Jean-Yves Le Drian, aseguró este domingo en unas declaraciones a la cadena LCI que habían pedido una solución al presidente burkinés, Roch Marc Cristian Kaboré. “Le hemos dejado claro al presidente Kaboré que nos gustaría que resolviera la situación en Kaya y creo que lo resolverá. Hay un poco de tensión por razones internas, pero también externas porque hay influencers que están liderando una guerra de información”, aseguró Le Drian. Internet y las redes sociales funcionan con dificultad en Burkina Faso desde este domingo.

“Hay manipuladores que a través de las redes sociales difunden falsas noticias e instrumentalizan a una parte de la prensa para ir en contra de Francia, algunos inspirados por redes europeas, pienso en Rusia”, añadió el ministro, quien recordó que tanto Burkina Faso como Malí, Níger, Chad y Mauritania habían pedido al Gobierno francés su ayuda para luchar contra el terrorismo. Francia tiene desplegados algo más de 5.000 militares en el Sahel en el marco de la Operación Barkhane, un dispositivo que está siendo reajustado para quedarse en unos 3.000 efectivos a finales de 2022.

El convoy logístico francés había partido de Costa de Marfil a comienzos de la semana pasada en dirección a Gao, en el norte de Malí, y tenía previsto atravesar Burkina Faso de sur a norte y entrar por Níger para hacer una última escala en la capital de este país, Niamey. Sin embargo, primero en Bobo Dioulasso, la segunda ciudad más importante del país, y luego en Uagadugú se encontró con manifestantes que trataban de bloquearle el paso. En la capital burkinesa las fuerzas del orden tuvieron que lanzar gases lacrimógenos para dispersar a los ciudadanos que protestaban.

Sin embargo, los incidentes más graves se vivieron este fin de semana en Kaya, adonde llegó el convoy el viernes. Cientos de personas cortaron el paso a los vehículos y forzaron a los militares franceses a estacionarse en un terreno vacío rodeado de una valla metálica, donde pasaron la noche. El sábado por la mañana, los manifestantes trataron de acceder a ese recinto rompiendo la valla y los soldados franceses, junto a militares burkineses, realizaron disparos de advertencia. Fuentes hospitalarias confirmaron a la agencia France Presse que cuatro personas resultaron heridas de bala. “Ninguna persona ha resultado herida fruto de la acción de militares franceses”, aclaró a esta misma agencia un portavoz del Estado Mayor de la Defensa.

En vista de la situación, el convoy decidió abandonar la ciudad de Kaya el sábado por la noche, regresar al sur y refugiarse en la base militar de la localidad de Laongo, unos 30 kilómetros al noreste de Uagadugú. El coronel Pascal Ianni, portavoz del Ejército francés, aseguró a Radio France International que “el objetivo sencillamente era evitar una nueva jornada frente a frente con la población a fin de rebajar la tensión”. Ante este movimiento, decenas de jóvenes se concentraron el domingo en la salida norte de la capital para esperar al convoy.

El sábado, un niño de 13 años derribó con una honda un dron de vigilancia que volaba sobre los manifestantes. Durante las manifestaciones se corearon eslóganes contra la presencia militar francesa en el Sahel y se acusó al Ejército galo de transportar armas para los yihadistas, extremo negado con rotundidad por el Estado Mayor francés. “Combatimos en el Sahel contra los grupos armados terroristas y para garantizar la seguridad de la población, no al contrario”, añadió el coronel Ianni.

El paso del convoy francés por territorio burkinés se produce justo después de uno de los peores ataques terroristas sufridos por las fuerzas de seguridad. El incidente tuvo lugar el 14 de noviembre cuando decenas de yihadistas lanzaron una ofensiva contra el cuartel de la Gendarmería en Inata, en la que murieron 53 personas, 49 de ellos gendarmes. En los días posteriores numerosas protestas estallaron en las principales ciudades de Burkina Faso para exigir mayores esfuerzos para garantizar la seguridad de la población y, en algunos casos, la dimisión del presidente Kaboré por su fracaso a la hora de hacer frente a la amenaza terrorista. Unas 4.500 personas han sido asesinadas por grupos terroristas en el Sahel en 2021, según los últimos datos de la ONG Acled, unas 1.500 en Burkina Faso.

Detrás de las protestas de Burkina Faso hay un creciente sentimiento antifrancés que se extiende por toda la región tras una intervención militar que comenzó en enero de 2013 y que no ha logrado avances significativos frente a la extensión del yihadismo. En la vecina Malí los manifestantes que jalearon el golpe de Estado de 2020 también expresaban su hartazgo ante una presencia militar gala a la que acusaban de inacción o complicidad frente al terrorismo. Este sentimiento popular, que algunos partidos políticos emergentes han incorporado a su discurso, también ha llegado a países como Senegal, Guinea o Níger y está muy presente en las redes sociales.

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