Cinco años del rifirrafe de Letizia y Sofía que dio la vuelta al mundo

Parece que Letizia y Sofía han dejado sus diferencias a un lado para mantener una relación de suegra-nuera propia de la Casa Real. Sin embargo, hubo un tiempo en el que sus desencuentros marcaron para siempre el calendario real.

Corría 2018 cuando los miembros de la Zarzuela se reunieron en la Misa de Pascua celebrada en la Catedral de Palma como mandaba su tradición. Allí se mostraron como una familia unida y en buena sintonía, pero todo cambió cuando las cámaras quisieron hacer la foto oficial de la Semana Santa real. Doña Sofía quiso enmarcar para el recuerdo este día junto a sus nietas Sofía y Leonor, pero no tardó en ser increpada por la mujer de Felipe VI.

Letizia y Sofía en la Misa de Pascua / Gtres
Letizia y Sofía en la Misa de Pascua / Gtres

Mientras la periodista desafiaba a su suegra, Leonor se zafaba del brazo de su abuela y el Rey intervenía para calmar las aguas. Un momento de lo más incómodo que no solo la prensa vivió en primera persona, sino también Juan Carlos I, que se mostró atónito con ese rifirrafe que no tardó en copar los titulares del mundo entero. Un desencuentro que aumentó cuando fue comentado por Maria-Chantal de Grecia, que utilizó sus redes sociales para cargar contra Letizia, asegurando que «había enseñado sus verdaderos colores».

Letizia y Sofía en Mallorca / Gtres
Letizia y Sofía en Mallorca 

Una reconciliación pública

Una semana después, las dos reinas reaparecieron públicamente para acallar los rumores y sentenciar que entre ellas había, sobre todo, una relación cordial. Con motivo de la operación de rodilla de don Juan Carlos, la Familia Real apareció ante las cámaras de lo más unida. La primera en bajarse del vehículo fue Letizia, que no dudó en abrir la puerta a la princesa Leonor, que ayudaba a salir a su abuela. Todo calculado. De esta forma, se intentó poner punto final a la imagen de Letizia tras su rifirrafe y volver a encauzar la proyección de la heredera al trono, que fue muy criticada por el trato hacia doña Sofía.

Felipe VI, Letizia y Sofía en el entierro de Constantino II / Gtres
Felipe VI, Letizia y Sofía en el entierro de Constantino II 

Pasado pisado

A día de hoy, Letizia y Sofía mantienen una muy buena relación que va más allá de la cordialidad. La última vez que lo han demostrado de forma pública fue durante el funeral de Constantino de Grecia, cuando caminaron juntas en el trayecto desde la capilla hasta el cementerio de Tatoi. Y es que, la mujer de Felipe VI se convirtió en un apoyo fundamental de la reina Sofía en uno de los momentos más tristes de su vida. Un acontecimiento que hizo historia, no solo por la reaparición de Juan Carlos I junto a su familia, sino también por la reconciliación de la Reina con Marie-Chantal. Ambas se mostraron cariñosas, saliendo del hotel King George de Atenas agarradas del brazo, conversando y sonriendo juntas.

La Reina Letizia junto a Marie Chantal en el funeral de Constantino. / Gtres
La Reina Letizia junto a Marie Chantal en el funeral de Constantino. 

Una relación de altibajos

Los primeros años, cuando Letizia se metió en la Casa Real de la mano del título de Princesa de Asturias, su relación con Sofía era cordial, incluso se podría decir que íntima. La madre de Felipe VI vio en la periodista la figura de la continuidad de su legado y se encargó de enseñarle cómo se hacían las cosas en Palacio. Todo lo contrario a Juan Carlos I, que nunca aceptó las historias de amor de su hijo.

Letizia y Sofía en Mallorca / Gtres
Letizia y Sofía en Mallorca 

Pronto llegaron los puntos de inflexión en la vida de la Reina que provocaron la distancia con su suegra. El papel de madre lo impuso con la llegada de Leonor, de quien Sofía no pudo disfrutar como le gustaría. Pero la bomba estalló con las polémicas y el autoexilio de don Juan Carlos y, sobre todo, con el caso Nóos. La madre de la infanta Cristina se mostró al lado de su familia y eso Letizia no lo vio bien. Ahora, parece que todos los escándalos de la Corona han quedado en un segundo plano, lo que ha hecho que suegra y nuera vuelvan a darse la mano.


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