Ciudadanos presiona al Partido Popular para que se siente a negociar los próximos Presupuestos Generales con el Gobierno de Pedro Sánchez. El partido de Inés Arrimadas pretende que las cuentas públicas sean apoyadas por una mayoría amplia junto al PP que excluya a los independentistas, y este lunes instó a los populares a hacer posible una ecuación que deje fuera a ERC y Bildu. En paralelo, Cs endureció su tono sobre la mesa del diálogo en Cataluña, y avisó al Gobierno de que si la reúne provocará que les sea “muy difícil” negociar los Presupuestos, aunque no cerró la puerta por completo.
El Gobierno de coalición va a tener la ayuda de Ciudadanos para intentar que los próximos Presupuestos generales del Estado, una de las cuentas más importantes de la democracia reciente que tienen que distribuir los fondos europeos que España reciba para la reconstrucción del país tras la pandemia, salgan adelante con una mayoría reforzada en la que también esté el PP. No será nada fácil, pero el partido de Inés Arrimadas pretende hacer de puente entre los populares y el PSOE para facilitar un acuerdo y cree que el PP podría terminar absteniéndose ante un pacto moderado que limite la influencia de Unidas Podemos en la política económica. Este lunes, Cs empezó a presionar en público al PP para que al menos se siente a negociar.
“Si lo que quieren [el PP] es que haya unos Presupuestos generales para todos que no dependan de Bildu y de ERC, tendrían que plantearse el discurso que están llevando a cabo. Lo lógico sería que todos los que queramos que este país tenga unas cuentas que piensen en todos los españoles, sin distinción, pongamos de nuestra parte y nos sentemos”, exhortó al PP la portavoz de la ejecutiva de Ciudadanos, Melisa Rodríguez, tras la reunión de la ejecutiva permanente del partido. El PP no respondió al emplazamiento de Ciudadanos pero la vicepresidenta segunda del Congreso y voz en alza en las últimas semanas en el PP, Ana Pastor, dejó la puerta abierta diciendo que su partido estará para apoyar las medidas que sean “sensatas y buenas para los ciudadanos”, aunque al mismo tiempo matizó que Pedro Sánchez “no va por buen camino”.
La mano tendida de Ciudadanos al Gobierno para negociar los Presupuestos ha provocado ya cierta tensión del partido de Arrimadas con el PP, porque esa posición pactista en una formación con electorado de centro derecha dificulta a los populares hacer una oposición frontal al Ejecutivo negándose a cualquier acuerdo. De momento ha predominado el guante blanco entre ambos porque PP y Cs están compartiendo cuatro Gobiernos autonómicos, cogobiernan juntos el Ayuntamiento de Madrid y concurren en coalición en las próximas elecciones vascas, pero la portavoz parlamentaria de los populares, Cayetana Álvarez de Toledo, ya ha lanzado varias críticas a Cs por sus acuerdos con el Gobierno de Sánchez, y la tensión podría ir en aumento si Cs persiste en emplazar al PP para que cambie de estrategia.
Esa creciente tirantez entre los socios se ha visto también por la posición de Ciudadanos ante la mesa de diálogo en Cataluña. La portavoz de la ejecutiva de Cs advirtió al Gobierno de que les pondrá “muy difícil” seguir negociando unas cuentas públicas en el caso de que se reúna la mesa de diálogo con el Govern de Cataluña, a la que llamó “mesa de la infamia”. Rodríguez no llegó a decir en ningún momento que dejarán de negociar si la mesa se pone en marcha, porque aunque a Cs le incomoda mucho la mesa es consciente de que es un compromiso de investidura de Sánchez con ERC y no puede exigir que se incumpla, según vienen transmitiendo fuentes de la dirección, que explican que el partido sí rompería las conversaciones si la mesa adoptara acuerdos que les resultaran incompatibles con su defensa de la igualdad entre españoles. Álvarez de Toledo puso en evidencia esa posición en parte ambigua de Cs sobre la mesa en un tuit en el que recogió la declaración de Edmundo Bal, portavoz adjunto de Cs, en una entrevista en El Mundo. “Si el Gobierno reúne la mesa de la vergüenza, será difícil seguir negociando”, decía Bal, y la portavoz del PP apostilló: “Pero no imposible”.
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