Medio siglo después de su publicación, Mediterráneo sigue siendo un disco inagotable. El álbum más emblemático de Joan Manuel Serrat mantiene intacta su aura de obra maestra, que le convierten en uno de los discos más grandes e influyentes de la historia de la música española. Es, por eso, que, coincidiendo con el 50 aniversario de su edición original, el festival Alhambra Monkey Week, en colaboración con la Fundación SGAE, reconocerá su valor en el concierto inaugural de su XIII edición, que se celebra del 17 al 20 de noviembre en el Cartuja Center de Sevilla y otros puntos de la ciudad.
Los Estanques serán la banda base de este tributo en el que participarán Anni B. Sweet, Carlangas (de Novedades Carminha), Dani Llamas, Luis Regidor, Maria Rodés, Miguel Dandy Piranha (de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba) y Raúl Rodríguez, entre otros. El objetivo es reinterpretar una por una las diez canciones de Mediterráneo y alguna más. Esta propuesta es una excusa perfecta para ofrecer una serie de claves que ayuden a apreciar en todo su esplendor la escucha de la obra maestra de Serrat, quien supo transcender en la psicología de la sociedad española con este trabajo poético y musical en el que, como su propio autor reconoce, no había idea ninguna idea de hacer un disco conceptual, pero al final guarda todo un espíritu de amor por la libertad y la fraternidad. Con algunos de los músicos implicados en el homenaje, buscamos construir una guía perfecta para escuchar uno de los álbumes mejores del pop español.
Arreglos musicales vía Italia
Una cosa que no se dice mucho es que Mediterráneo es un disco que conecta a su autor con Italia. Serrat se fue a grabar a Milán. Lo hizo en cinco días en los estudios Fonit-Cetra, adonde el sello Zafiro mandaba a sus estrellas (Los Brincos, por ejemplo). Como el propio mar uniendo orillas de lugares mediterráneos distintos como son España e Italia, el álbum destaca por sus arreglos orquestales, propios de la mejor canción italiana de la época. “Aprendes muchísimo de la mezcla de este disco. Hay una fusión perfecta entre los tres estilos que dominan el disco: el jazz, el pop y la música clásica. Es súper buena”, explica Iñigo Bregel de Los Estanques. Anni B. Sweet señala así esos crescendos que funcionan de principio a fin en el álbum: “Las canciones empiezan por melodías bajas, pero luego tienen subidones. Se hacen épicas para hablar de asuntos en aparente pequeños”.
La mediterraneidad latente se consigue a través de esos arreglos melodramáticos y penetrantes. Son todo pasión para explicar las historias cotidianas del mar como patria y encantamiento. Tal y como dice Iñigo: “Me flipa cómo coge la perspectiva de la música clásica. De ese impresionismo y postromanticismo tardío que va al encuentro del mundo del pop. Hay mucha mandanga en eso. Entiendo que se hacía mucho en la canción italiana de la época, pero es que Serrat lo introduce perfectamente”.
Los nombres de los músicos que tocaron en el álbum no nos han llegado, pero sí los de los dos “directores musicales”, cargo fundamental en los discos de la época, que excedían las labores del productor. Fueron Juan Carlos Calderón y Gianpiero Reverberi, dos maestros. Hombre de jazz, Calderón es uno de los productores con mayor talento de la historia de la música española y el responsable del ropaje sonoro de la canción que da nombre al álbum: “Es increíble cómo se puede inflar una canción tan sencilla de cantautor con esas texturas y atmosferas. Es todo carácter”, comenta Iñigo Bregel. Calderón tuvo como referencia la exitosa Take Five, composición jazz de Dave Brubeck, cuando le llegó la maqueta de Serrat. Le metió ese arreglo sublime. Como dice Miguel Dandy Piranha de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba: “Las canciones funcionan sola a guitarra y voz, pero luego le mete algo magistral. Empujan hasta algo magnánimo”.
También intervino en el disco Antoni Ros-Marbà en los arreglos de la canción Pueblo blanco. Su contribución no pasa desapercibida, según Iñigo: “En Pueblo blanco, la parte del centro de la canción es espectacular. Pone los pelos de punta con esos violines”.
El sello de Serrat: la voz
Siempre se ha dicho que Serrat tiene una de las voces más genuinas de la música española. Su timbre ha sido parodiado, pero eso solo quiere decir que también es muy reconocible. En este disco, el cantautor muestra una paleta de voz muy valiosa. Iñigo Bregel asegura: “Cómo canta y acentúa. Es una forma única. Hay que fijarse en el sentido estrictamente musical, lo que viene siendo el fraseo. Da mucha vida a las letras”.
Una vida que el músico de Los Estanques reconoce que le ha traído muchos quebraderos de cabeza para llevar al directo. “Hay una cosa que me toca los huevos. Le cambia mucho el acento a las palabras musicalmente. Por ejemplo, en uno de sus versos más famosos: ‘Nací en el Mediterráneo’. Para no cambiar la acentuación tendría que haber cambiado la melodía o la letra. No quiso. Pero había que hacer un sacrificio para que funcionase y ese fue la acentuación. Lo hizo en beneficio de la música y de la canción. Esa forma de estar entre la espada y la pared, sucede varias veces en el disco y lo resuelve a su forma. Y qué difícil es luego ponerse con eso en directo”. Miguel Dandy Piranha también reconoce esta situación: “En los cantautores es un pecado cambiar la acentuación, pero a él le dio igual. Manuel Molina decía que le encantaba La leyenda del tiempo, pero le chirriaba cuando escuchaba a Camarón acentuar el famoso “volando”. Lo hacía distinto y quedaba bonito. Serrat hace lo mismo. Eran dos genios”.
Una voz jugando a ser como un arco que se estira y se encoge según convenga en mitad de ese paisaje sonoro tan imponente. Solo se puede conseguir con una voz que toma sus propias decisiones fuera de los cánones clásicos que se esperan de un cantautor. En palabras de Maria Rodés: “Tenía un registro vocal muy grande. Es muy amplio. En la canción Aquellas pequeñas cosas, pasa de la estrofa al estribillo con un salto de notas muy importante. Es un salto melódico muy bueno”. Por su parte, Anni B. Sweet afirma: “Las canciones del disco se escuchan de una forma muy sencilla, pero son muy difíciles por dentro”. Anni interpretará en el homenaje Lucía y reconoce que le ha costado “mucho” alcanzar un timbre parecido al de Serrat. “Es que tiene muchos giros que son su marca. Cuesta entrar, pero una vez que lo consigues te das cuenta de que es fenomenal”. Y destaca: “La vibración de su voz es un sello muy suyo. Se hace muy precioso. Un vibrato que es espectacular”.
Letras: la conciencia de libertad
La obra de Serrat no puede entenderse sin esas canciones cargadas de carga poética y mirada literaria. Mediterráneo es el disco que más demuestra que, como el propio músico asegura, fue “un niño de barrio mediterráneo”. Ese niño que, al crecer, compuso música que quedaba relacionada con la literatura de Josep Pla, cuya existencia parecía que tenía el mejor consuelo en el paisaje y sus gentes, esos payeses, pescadores y personas sencillas que poblaban sus libros. El universo de Mediterráneo, con esa atención a las pequeñas cosas y a los pueblos blancos que reflejan el paisaje social de la España del tardofranquismo y el éxodo rural, tiene que ver mucho con la mirada de Pla. En palabras de Anni B. Sweet: “Sus letras te llevan totalmente a la época. Es muy accesible y, luego, terminan por ser muy concretas. Me encanta cómo retrata todo”.
Iñigo califica su lírica como “la leche”. “Las coges y dices: ‘¡Joder adónde me lleva este pibe!’. Te sumerge. Me flipa por la capacidad que tiene para contarte una historia de verdad. Hace mucho la técnica del planteamiento, el nudo y el desenlace. Es un relato con mucha precisión e imágenes muy potentes. Me fascina”, explica el miembro de Los Estanques. Y pone un ejemplo: “Escuchas Pueblo blanco y no te deja nada a la imaginación. Solo esa primera frase es pura literatura: ‘Colgado de un barranco, duerme mi pueblo blanco’. Ves ese pueblo al comenzar la canción”.
Serrat compuso buena parte de Mediterráneo en mayo de 1971, encerrado en un apartamento de la Costa Brava, en un pueblecito pesquero llamado Calella de Palafrugell. Calella y la Costa Brava, con su fulgor marino, inundaron la mirada de aquel joven contemplativo y vividor que buscaba empaparse del entorno, pero, sobre todo, le ayudó a reivindicar un ideal de libertad en la agonía del franquismo. Se puede apreciar desde la primera canción, que da título al disco, con ese “cantor” con “alma de marinero”, pero ese ideal refulgente atraviesa todo el álbum, destacando en composiciones como Que va ser de ti (“Quién sabe por dónde andará / Y hoy te preguntas por qué / Un día se fue”), Vagabundear (“No me siento extranjero en ningún lugar / Donde haya lumbre y vino tengo mi hogar”) y el poema musicado de León Felipe, Vencidos (“Ponme a la grupa contigo / Caballero del honor / Ponme a la grupa contigo / Y llévame a ser contigo, contigo, pastor”). Como asegura Miguel Dandy Piranha: “Mete una gran conciencia política y de clase a través del aire de la libertad. Brutal”.
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